Cristina Liliana Caamaño Iglesias Paíz, actual interventora de la Agencia Federal de Inteligencia, en el marco de los reclamos de los organismos internacionales de inteligencia por mayor seriedad y transparencia de la gestión administrativa, ordenó digitalizar el libro de actas donde se asientan (de puño y letra) todos los actos y hechos de gestión del ente.
Luego de donar unos muebles y televisores a la parroquia que dirige el padre Lorenzo “Toto” De Vedia, ordenó subir a la web oficial del ente el libro de actas en forma digital. Su falta de experiencia y de sentido común hizo que no se de cuenta que el organismo que preside es justamente una agencia de inteligencia -valga la redundancia-. El ente es sensible y de vinculaciones internacionales.
Para los que no saben: el Sistema de Inteligencia Nacional está integrado por la Agencia Federal de Inteligencia; la Dirección de Inteligencia Criminal e Investigaciones del Ministerio de Seguridad, y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar, del Ministerio de Defensa y “debe contribuir a la toma de decisiones en materia de seguridad” de la Nación.
Ese libro de actas digitalizado (que ya se encuentra, lógicamente, en manos de periodistas, curiosos, organismos internacionales y demás interesados) contiene los nombres y apellidos de los agentes, quienes pidieron la jubilación y a quien se la concedieron, como también a que agentes le levantaron el secreto para que vaya a declarar a causas federales en Comodoro Py, los convenios firmados, etc… allí no solo tenemos Universidades sino también organismos nacionales e internacionales.
Pero lo peor es que también están detallados los agentes de los servicios de inteligencia del exterior que están agregados en Argentina, y de igual manera, los agentes argentinos que están cumpliendo funciones en el exterior.
Una fuente confiable confesó a este portal una “cualidad” de la interventora. Parafraseó a Jorge Luis Borges: “ni siquiera la parodia o sátira más extravagante de la película Misión Imposible puede corresponderse con la realidad de la AFI Argentina; por eso la interventora no es ni buena ni mala, es inimputable”.