Hasta hace apenas unas semanas, las internas de las 2 principales coaliciones políticas nacionales presentaban clivajes que hoy parecerían lejanos y difusos. Del lado de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich eran los precandidatos excluyentes para competir por Propuesta Republicana, y Gerardo Morales se anotaba desde la Unión Cívica Radical (UCR).
Pero la decisión del ex presidente de declinar su postulación modificó decididamente este cuadro de situación, y si bien el alcalde porteño y la jefa del PRO continúan intactos su competencia, la salida de escena de Macri parece allanar el terreno para una “salida digna” de la UCR de un desafío que, aunque se postulaba con bombos y platillos, no terminaba de convencer a su dirigencia.

En efecto, el recuerdo de la derrota en las PASO de 2015 frente a Mauricio Macri dejó al radicalismo fuera de la gestión de Gobierno y, pese a su inserción territorial nacional nada permite descartar que una situación similar se repitiera en 2023, habida cuenta de que el partido centenario no cuenta con figuras nacionales presidenciables sólidas.
Ahora que el ex Presidente (blanco principal de las críticas de un amplio sector del radicalismo) ya no jugará, se abre el horizonte para la presentación de fórmulas mixtas en las PASO. Rodríguez Larreta y Morales parece ser número puesto. ¿Patricia Bullrich y Facundo Manes será su competidora?

La renuncia de Macri a su postulación higienizó el panorama interno de Juntos por el Cambio, no porque el ex Presidente tuviera posibilidades reales de imponerse, sino por los cuestionamientos internos y externos que experimenta a consecuencia de su desacreditada gestión.
Claro está que eso no asegura la victoria en las presidenciales de octubre, ya que una eventual derrota de Patricia Bullrich en las PASO plantea el interrogante sobre la decisión que adoptarían los votantes “duros” del PRO. ¿Acompañarían al alcalde porteño, o enfilarían hacia la candidatura de Javier Milei?

La renuncia de Macri a su candidatura planteó nuevos problemas para Juntos por el Cambio. Si Horacio Rodríguez Larreta cede a su pedido de que su primo Jorge Macri sea el único candidato oficial al Gobierno de la CABA, su alianza nacional con Morales y Martín Lousteau podría estallar, y así liquidar su proyecto presidencial.
Por las dudas, Patricia Bullrich se blindó ante la alternativa de que las fórmulas mixtas entre PRO y UCR, y avanzó considerablemente en una alianza con José Luis Espert, quien podría acompañarla como candidato a vicepresidente.

¿Qué sucede con el escenario del Frente de Todos?
Del lado del Frente de Todos las cosas también cambiaron, y mucho. Pese al “operativo clamor” del cristinismo, la vicepresidente no aspira a ser candidata, tal como lo adelantó en diciembre del año pasado, y lo reafirmó Osvaldo Parrilli el jueves pasado.
Sí, en cambio, da su tácito consentimiento a las movilizaciones convocadas para tratar de “convencerla” de rever su determinación, pero sólo para mostrar músculo electoral al momento de negociar las candidaturas y listas del Frente de Todos.

La novedad parece ser su elegido para representarla en la interna, ya que los números de la inflación y la brutal sequía que experimenta nuestro país han colocado a la eventual candidatura de Sergio Massa entre algodones. Al día de hoy, una fórmula compuesta por Eduardo “Wado” de Pedro y Malena Galmarini sería la bendecida por Cristina Fernández de Kirchner, ya que Axel Kicillof parece inamovible del intento de reelección como gobernador a partir de los números que arrojan todas las encuestas.
¿Contra quién confrontaría esta alianza entre cristinismo y Frente Renovador en las PASO? El presidente Alberto Fernández insiste en evitar una definición sobre su candidatura, habida cuenta de necesita mantener su protagonismo hasta último momento para no debilitar la gobernanza y, a la vez, poder negociar en las mejores condiciones posibles la composición de las listas del Frente de Todos.

Pero también tiene en claro que deberá bajarse a tiempo ante dos preocupantes escenarios: el primero sería su derrota en una PASO, lo que colocaría al país a las puertas de una Asamblea Legislativa. ¿El segundo? Que tanto Cristina como Sergio Massa rompieran con el Frente de Todos ante la absurda situación de tener que confrontar en una interna con el Presidente en funciones, y organizaran su o sus propias alternativas electorales. De un modo u otro, el gobierno volaría previsiblemente por los aires.
Así las cosas, todas las fichas del albertismo y del peronismo no cristinista que forma parte del Frente de Todos se van corriendo hacia Daniel Scioli. ¿Sería Victoria Tolosa Paz su compañera de fórmula? ¿O tal vez algún gobernador?

Por más que en el cristinismo den por sentado que la fórmula bendecida por Cristina sería la triunfadora en una PASO, nada asegura que les asista la razón. Pero, tal como sucede en el caso de JxC, tampoco hay garantías de que los votantes de los eventuales derrotados en la interna acompañen a los vencedores en la elección general.
El panorama político argentino sólo presenta dudas e incertidumbres. Aún falta para la hora de las definiciones, y seguramente la vertiginosa dinámica impondrá nuevos clivajes y desafíos. Con la sequía, la crisis financiera internacional, las exigencias del FMI, la guerra y la redefinición del contexto geopolítico de fondo, los argentinos deberemos adoptar una decisión trascendental para nuestro futuro.