En un país que enfrenta profundos desafíos económicos, la provincia de Formosa, comandada por Gildo Insfrán hace casi treinta años, se erige como un símbolo alarmante de la pobreza. Según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), la situación es desesperante: el 72% de los formoseños viven en la pobreza y el 20,3% en la indigencia.
Estos números revelan una realidad desgarradora para los habitantes de Formosa, especialmente para los niños: El informe destaca que 7 de cada 10 niños en la provincia viven en hogares pobres, y 3 de cada 10 en hogares indigentes, donde los ingresos no alcanzan para cubrir una Canasta Básica Alimentaria, cuyo valor asciende a $873.168,77. Esta cifra no solo es un número frío; representa la imposibilidad de miles de familias de acceder a alimentos y bienes esenciales.
La pobreza y la indigencia no son exclusivas de Formosa. El estudio de la UCA, basado en los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, revela una situación similar en otras regiones del país. En Gran Resistencia, Chaco, la pobreza alcanza un asombroso 79.5% y la indigencia el 38.6%. Santiago del Estero-La Banda también muestra niveles preocupantes, con tasas de pobreza del 72% y de indigencia cercanas al 30%.
Agustín Salvia, director del ODSA, enfatizó la gravedad de estas cifras y las calificó de “récord histórico”. En el Conurbano Bonaerense, las tasas de pobreza e indigencia son del 62% y 25% respectivamente, afectando incluso a los trabajadores formales, de los cuales más del 44% viven en hogares pobres.
“Todo esto ocurre a pesar de las mejoras en la Asignación Universal por Hijo y las transferencias por Tarjeta Alimentar durante los primeros meses del año”, señaló Salvia. Estas ayudas, aunque significativas, no han logrado mitigar los efectos devastadores de la inflación y la crisis económica.