Sin un mínimo de dignidad, y ahora ausente de chances de irse por la puerta grande, el ministro de Seguridad y Justicia, Abel Cornejo, está sobreviviendo como puede a su aventura en la administración pública ejecutiva que lo tiene a mal traer. Dedicado al 100 por ciento a su campaña, el ex juez de Corte ni siquiera se toma el trabajo de disimular el desinterés por solucionar los incontables problemas que aquejan a la sociedad.
Desde que anunció su retiro voluntario, no le vienen muy bien las cosas. Intentó mostrarse en el denominado “Pozo de la Muerte” en Villa Lavalle, un lugar en dónde lo único que abunda es la pobreza y las drogas. Aunque lo hizo con medio centenar de efectivos de Infantería y GOPAR cuidando que nada se saliera de control.
A eso se sumó la fuerte crítica popular tras mostrarse guitarreando en una inauguración de una oficina policial en los Valles Calchaquíes, mientras el norte salteño viene implorando ayuda a gritos para combatir los incontrolables incendios en Colonia Santa Rosa, Embarcación, Orán, Iruya y Salvador Mazza.
A los embates propios de la función pública, se suman los ligados a la política. Mientras intenta asimilar que el gobernador Gustavo Sáenz desmintió en un programa de televisión que él no tenía un candidato predilecto para que compitiera por la Intendencia capitalina dentro de su espacio, ahora se suma el apoyo que estaría recibiendo Emiliano Durand para que pelee por el Sillón de Moldes contra la gestión actual.
La aparición de uno de los más importantes operadores políticos de los últimos años dándole un “visto bueno”, podría significar que el senador y creador de Que Pasa Salta, millonario gracias a la pauta publicitaria que recibe desde hace algún tiempo atrás, sea quien le “pase el trapo” a un alicaído Cornejo.
Por este motivo, “El Doctor” apeló al viejo truco que suele ser carne de cañón de todo secretario de deporte que desea candidatearse, con lo que le estaría serruchando el piso a Romina Arroyo que, desde que asumió, pasa más tiempo en la falda de Javier Diez Villa que en su oficina en el Legado Güemes.
Volviendo. Abel pasa las semanas entregando juegos de camisetas y pelotas de dudosa procedencia, y algún que otro arco de fútbol que hace preparar en el penal de Villa Las Rosas con los presos que desean acceder al programa de buena conducta para salir algunas horas al día mientras cumplen condena.
A todo esto, se lo señala por ser uno de los principales culpables de que el Cerro 20 de Febrero haya sufrido varios días de intensos incendios debido a que, el día que podrían haber atacado el fuego con toda la intensidad del equipo de “fire attack”, el helicóptero de la provincia se encontraba de paseo en otra localidad, dato que fue confirmado por su segunda al mando, Frida Fonseca, cuando la apuraron por la ineficacia a la hora de combatir las llamas.
Con este panorama, una provincia incendiada, la campaña a la vuelta de la esquina, una población que sigue sin asociar su nombre con su rostro (importante para el voto electrónico) y el apoyo desfavorable del sector al que dice representar, se torna cada vez más complicado aceptar que vaya a cumplir con su renuncia.
Aquella misma que, el pasado 4 de octubre había anunciado que no llevaría más de 40 días, y cuyo plazo se vence esta semana que viene. Con el rabo entre las piernas no se va a ir, por la fuerza tampoco. Habrá que esperar un milagro en diciembre para que dé un paso al costado y se siga dedicando a hacer nada, aunque sin un sueldo pagado por todos.