La economía del país atraviesa un momento desesperante, y desde el Frente de Todos (FdT), ejecutan medidas de “parcheo” que no solo son insuficientes para representar una solución real, sino que incluso como contención temporal fallan y generan peores condiciones.
Las compras de dólares que está efectuando este mes el Banco Central de la República Argentina (BCRA) trae efectos colaterales o costos aparejados a una mejora apreciable en las reservas. Una de estas consecuencias es la suba de tasas de interés aplicada por la entidad monetaria para mantener el atractivo de quedarse posicionado en pesos.
Sucede que, muchos de los pesos cobrados por los exportadores del agro bajo la modalidad del dólar soja, al tipo de cambio preferencial de 200 pesos, buscaron cobertura en la moneda extranjera dentro del circuito financiero legal. Reflejo de esto es que el bursátil “contado con liquidación” trepó 20 pesos o 7 por ciento en las últimas semanas, para ser negociado por encima de los 312, su valor más alto en 2 meses.
En las últimas 14 sesiones operativas, las liquidaciones por el esquema de dólar soja alcanzaron los 5.373 millones de dólares, por encima de lo previsto por el Gobierno para el transcurso del mes, unos 5 mil millones de dólares.
La emisión monetaria neta por esta operatoria (comprar a 200 y vender al tipo de cambio oficial, que el último viernes fue de 145,44 pesos) alcanzó unos 777.261 millones de pesos, un 18,5 por ciento de la Base Monetaria. Se trata de una “montaña de pesos” que recalienta a la inflación y a los dólares alternativos si no son absorbidos.
Dentro de este contexto se entiende que el directorio del Banco Central dispusiera el jueves 22 elevar en 550 puntos básicos la tasa de política monetaria. De esta forma, la tasa de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días pasó de 69,5 a 75 por ciento, lo que implica una tasa efectiva anual del 107,4 anual. Fue la novena suba que la autoridad monetaria fija para su tasa de referencia en lo que va de 2022, tras haberla mantenido sin cambios en el 38 nominal desde el cambio de Gobierno hasta fines del año último.
El objetivo es que los pesos excedentes queden dentro del sistema, sin pasarse al dólar ni volcarse al consumo. En esa línea, el BCRA decidió también un alza en la tasa de interés mínima que pagan las colocaciones a plazo fijo por parte de las personas físicas a 30 días a 75 por ciento anual, siempre que no superen los 10 millones de pesos. Para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado, la tasa mínima garantizada es del 66,5 por ciento anual.
De este modo, los pesos que emite el BCRA para comprar reservas en septiembre, unos 3324 millones de dólares (es el mes de mayores compras netas en la plaza cambiaria desde noviembre de 2019) terminan en gran parte reabsorbidos a través de Letras de Liquidez (Leliq) y otros títulos en el pasivo de la entidad, entre 28 y 182 días de plazo.