Al igual que su madre, Carlos no solamente es titular de la corona británica, sino que también es soberano de otros 14 estados independientes que forman parte del sistema de Westminster, como Canadá, Nueva Zelanda o Australia. Estos países son monarquías parlamentarias y el jefe de Estado es el rey del Reino Unido.
Estos son países independientes, pero mantienen una relación política con la monarquía británica. Aun así, el rey o reina de Reino Unido tiene ciertos poderes que pueden llegar a molestar a algunos países.
El rey tiene ciertas capacidades especiales, que aunque no hace uso de todos, tiene la potestad para ejercerlas. Carlos puede conceder el rango de caballero y perdonar a los condenados por algún delito. También puede convocar y disolver el parlamento, como hizo la reina en 1975, cuando destituyo al Gobierno de Australia.
Además, tiene que dar permiso al primer ministro para asumir, y tiene una reunión semanal con este para enterarse de todas las decisiones. Y, por si fuera poco, puede declarar la guerra, hacer la paz y ceder territorio, es por esto que muchos argentinos le reclaman a Carlos que devuelva las islas Malvinas, sin embargo, de hacerlo todo el pueblo inglés iría tras el nuevo monarca.
Con todo lo sucedido recientemente volvieron a estallar los movimientos independentistas en los territorios pertenecientes al sistema Westminster, ya que antes estaban silenciados debido a la opinión positiva que tenían estos de la reina. Pero al asumir Carlos, y con una popularidad baja, volvieron a renacer los reclamos de ciertos partidos políticos en algunos países, que se preguntan porque tienen que jurar fidelidad a un rey que se encuentra a miles de kilómetros, el cual tiene la capacidad de disolver al gobierno, si así lo considera.
Un hito importante se dio con Barbados, el cual paso a ser república independiente en 2021, con lo que dejo de jurarle fidelidad a la corona británica. El caso de Barbados, hizo que Antigua y Barbuda, Bahamas, Jamaica y San Cristóbal y Nieves hayan anunciado su intención de romper sus vínculos con Gran Bretaña.
Por el área de Oceanía, surgió impulso una campaña para cambiar el nombre de Nueva Zelanda, por su tinte colonial en el nombre, donde el Partido Maorí formulo la petición para que el estado pase a llamarse Aotearoa. En Australia, el 2 de agosto de este año, Lidia Thorpe, una senadora aborigen australiana, tildó a la reina Isabel II de “colonizadora” en un discurso de juramento en el Senado. Todos estos fenómenos no pasan desapercibidos, y caerán en manos del nuevo monarca.
La realidad es que Carlos inicia su mandato siendo mucho menos querido que su madre. Según un sondeo de YouGov de 2021, solo un 34% piensa que él será un buen rey, mientras que más del 70% tenía una opinión favorable de la Reina cuando esta había asumido. También hay otros factores que bajan la popularidad de Carlos como rey, como la misteriosa muerte de Diana de Gales, que era muy querida por todo el reino, y además sus 73 años son un factor negativo a los ojos de muchas personas.
Si bien es cierto, que con los años los movimientos independentistas van surgiendo con mayor ímpetu, la situación con Gran Bretaña es distinta. Es muy difícil que, con el reinado de Carlos finalice lo que queda del Imperio Británico, pero sí es muy posible que ciertos países manifiesten su intención de convertirse en repúblicas y cortar lazos políticos con la monarquía británica.