*Por: Rogelio López Guillemain
“La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión” – Declaración de los Derechos del Hombre (Francia 1789)
¿De dónde viene esto de los “derechos humanos”? La mayoría lo asociaría a la Revolución Francesa de 1789 y su Declaración de “Derechos del Hombre y del Ciudadano” y estaría en lo cierto, aunque sólo sea el fin de la película…
Sólo un pequeño párrafo de historia. Si bien hay antecedentes de este tema desde la antigua Grecia, podemos decir que la Escolástica Española, representada por la Escuela de Salamanca comenzó a profundizar este tema en el siglo XVI. El próximo antecedente significativo lo encontramos en la Revolución Gloriosa Inglesa del siglo XVII y de la influencia de los pensadores del incipiente liberalismo. Luego llegamos a la base de la Revolución Estadounidense: la Declaración de Derechos de Virginia de 1776 y finalmente desembocamos en la Revolución Francesa de 1789.
Es importante entender que el liberalismo es el “padre” de la idea de los “derechos humanos” y que gracias a él las monarquías absolutistas se terminaron, la esclavitud llegó a su fin, la Iglesia Católica perdió su poder sobre el ámbito cívico y las repúblicas democráticas florecieron en el mundo.
Los derechos humanos nacieron del iusnaturalismo, el cual predica que estos son propios del ser humano por su condición de tal y que las leyes solo los reconocen.
¿Cuáles son estos derechos? La vida, la libertad y la propiedad privada. Los llamados “derechos negativos”, no porque sean malos sino porque no exigen del otro más que su respeto, no genera en el otro una obligación de actuar.
Por su parte el positivismo, entiende que los derechos humanos no son inherentes a la naturaleza humana, sino que son dictados por las leyes. Es así que según la voluntad del legislador, hoy tenemos derechos humanos de segunda y tercera generación (al trabajo, la salud, la educación, a la paz, etc.). Todo esto nació con el posmodernismo y se plasmó por primera vez en Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966.
Luego no hay límite a la cantidad de derechos que se pueden sancionar, pudiendo llegar al absurdo, tal el caso de la legisladora María Soledad Vela, quien intento incluir en la Constitución de Ecuador el derecho al orgasmo femenino.
Esto que resulta cómico es en realidad trágico. Todo derecho genera un deber en un tercero. En el caso de los derechos negativos (vida, libertad, Propiedad privada) ese deber es pasivo, es el respeto.
Pero cuando decretamos el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación o al orgasmo femenino, alguien debe asumir el deber de satisfacerlo. Lo primero que se nos viene a la cabeza es que el “estado” debe asumir esa obligación (algo complicado en el tema del orgasmo femenino); pero el problema es que el estado no existe, es una abstracción.
Todos estos derechos positivos de “otros”, implican que “VOS” tenés que pagárselos. El estado te saca con impuestos para repartir según su parecer (y la conveniencia de los políticos) derechos a los ciudadanos. Así “VOS” pagás la AUH, el subsidio a madres solteras, a madres con 7 hijos, a salarios sociales, a mujeres embarazadas y muchos más.
Nadie en su sano juicio no desearía que se acabase el hambre, el frío, las enfermedades y las guerras; pero eso no los convierte en derechos. Debemos procurar resolver y satisfacer estos buenos deseos y estas necesidades básicas del mejor modo posible, pero en la comprensión de que si les damos el status de derechos necesariamente afectaran el derecho humano a la propiedad privada (hay que pagarlos con TU dinero).
El otro aspecto a tener en cuenta de esta visión positivista de los derechos humanos, es que siguiendo, su lógica, así como el legislador puede aumentarlos también puede disminuirlos. Eso es lo que está pasando hoy en nuestra Argentina. ¿Exagero?, no lo creo.
El derecho a la vida está siendo atacado con el impulso de la ley sobre el aborto. La ciencia (no la religión) ha demostrado que la vida humana individual como ser único e irrepetible comienza desde la concepción. Amparar el aborto es atentar contra el derecho a la vida.
El derecho a la libertad de expresión es cercenada en TODA LA EDUCACIÓN. Cualquier alumno (o padre) que se oponga a los dogmas impuestos por los docentes ES APLAZADO. Sumado a ello, el ciber-patrullaje que se lleva adelante en las redes sociales, la censura de las publicaciones políticamente correctas entre otras medidas también atacan el derecho a la libertad.
Finalmente, ahora profundizan su ataque sobre el derecho a la propiedad privada. Ya el tener que entregar a los políticos LA MITAD DE LO QUE GANÁS para que ellos hagan política y sean solidarios CON TU PLATA, es un ataque a ese derecho, también lo es el imponerte el precio al que debes vender, el sindicato o la obra social a la que debes pertenecer.
Ahora van por los medios de producción, van por TU NEGOCIO, en esa línea se inscribe la propuesta de la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos.
Es tiempo de volver a los VERDADEROS DERECHOS HUMANOS, esos que permitieron que la humanidad alcance un estado de desarrollo único en su historia, con el porcentaje más bajo de pobres de todos los tiempos y que cuando los respetamos hace décadas, hicieron de la Argentina un país próspero y pujante.
Cómo decía la Declaración de Derechos de Virginia de 1776
I. Todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen derechos inherentes, (de los que no pueden) por ningún pacto, ser privados o despojados; a saber: el goce de la vida y la libertad, con los medios para adquirir y poseer propiedad, y perseguir felicidad y seguridad.
XII. Que la libertad de la prensa es uno de los máximos bastiones de la libertad y nunca puede ser restringida sino por gobiernos despóticos.
Decía San Martín: “¡Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas!”. Es tiempo de terminar con “El Imperio de la Decadencia Argentina”, es tiempo de sumarse a “La Rebelión de los Mansos”.