A poco más de 3 semanas para la celebración de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias en la provincia de Buenos Aires, vale destacar la elevada apatía por parte del electorado, como viene sucediendo en otras provincias y comarcas argentinas.
Este no es un dato menor, ya que la falta de voluntad para emitir el sufragio como el importante voto en blanco que se registrará en los comicios el 13 de agosto, le permitirá a varios espacios sortear con éxito el piso requerido para ser parte de la elección general en el mes de octubre. Se necesita superar el 1,5 por ciento de los votos válidos emitidos para tener una segunda oportunidad de ir por la intendencia o de colocar algún concejal y consejero escolar.
No será lo mismo obtener el piso mínimo si votan 12 mil personas a que si lo hacen 17 mil. La cosa cambia y el tamiz se vuelve más fino. Aparte, cuanto menos ciudadanos concurran a los establecimientos comiciales, más favorece al oficialismo, dado que menos esfuerzo debe hacer para convencer al votante indeciso.
Los frentes emergentes (léase espacios nuevos, con caras e ideologías nuevas) harán lo posible por tener esa segunda chance en octubre y las estrategias se desarrollan en base a los recursos disponibles, el ingenio y la militancia activa para ir a llevar casa por casa la boleta con la ilusión que sea echada dentro de la urna.
Volvamos a la gran apatía en el electorado. Semanas antes de la “fiesta de la democracia” se comienza a escuchar la misma cantinela: Yo no voy a votar; yo me voy de viaje a más de 500 kilómetros; presento un certificado de salud y tantas otras ocurrencias para no afrontar un acto que se repite cada 2 años. Generalmente las PASO son menos atractivas que las generales, cuando en verdad se define quién gobierna y quién se convierte en oposición. Pero las PASO tienen un condimento especial… Es en ese momento cuando hay una preselección de propuestas que medirán fuerzas dos meses después.
Todos los espacios se desviven informando encuestas y sondeos con supuestos resultados. Todas coinciden en lo mismo: el intendente Román Bouvier está en la cima. Entonces la lucha está en demostrar quién se le opone. De todas formas esos vaticinios se hacen añicos cuando se abren las urnas y comienza el conteo de votos. Esa es la máxima expresión del sistema democrático. Ahí está la verdad, un hecho irrefutable, el momento en que las encuestas se sonrojan y los encuestadores inician una letanía para explicar por qué le erraron con los resultados.
Tibiamente se observan pasacalles en algunos puntos de la ciudad, las visitas de candidatos y candidatas repartiendo boletas, poca militancia y un fervor apagado por el frío de las vacaciones de invierno. Postales de una campaña que pareciera aun no comenzar. Ya no se ven esos actos partidarios en los que se convocaba a los habitantes de tal o cual barrio a escuchar las propuestas, compartir alguna que otra cena y estar cara a cara con quienes tienen sus nombres y apellidos impresos en las papeletas.