El exgobernador y exsenador tucumano es acusado de perpetrar nueve hechos de abuso sexual —de los cuales dos fueron cometidos en tentativa y seis en condición de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal— contra su sobrina y empleada. Los delitos ocurrieron a mediados de diciembre de 2017 y se prolongaron hasta el mismo mes de 2018. Algunos ocurrieron en Puerto Madero (CABA), otros en Tucumán.
El juicio esta a cargo del juez kirchnerista, José María Ramos Padilla, se espera que por los pasillos del Tribunal Oral en lo Criminal 29 desfilen unos 80 testigos. En un requerimiento realizado en mayo de 2022, la fiscalía comentó que “quedó comprobado cómo el imputado utilizando su fuerza física, ejerciendo abuso intimidatorio de poder y violencia de género, reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”.
“Los métodos para obtener el control de la víctima consisten en infligir el trauma psicológico de forma sistemática y repetitiva. Son técnicas organizadas de debilitamiento y desconexión. Estos métodos están pensados para causar terror e indefensión y destruir el sentido del yo de la víctima en relación con los demás. El efecto de esta técnica es convencer a la víctima de que el abusador es omnipotente, que resistirse es inútil y que su vida depende de que se gane indulgencia a través de la sumisión absoluta”, según consta en el portal Fiscales.gob (Noticias del Ministerio Público Fiscal), sobre la declaración de los profesionales.
Las autoridades judiciales sostuvieron, además, que tanto el informe pericial psicológico como las constancias médicas, las declaraciones de los testigos y las constancias de las conversaciones entre Alperovich y la víctima fortalecieron el relato realizado por la denunciante. En esa línea, manifestaron que “no estamos en presencia de un único y aislado testimonio, sino que existen numerosas pruebas que han podido recabarse y que permiten afirmar, con la certeza requerida en esta etapa, que los hechos denunciados ocurrieron del modo que hemos expuesto, y que su autor ha sido el aquí imputado José Jorge Alperovich”.
Después de revisar las indagatorias realizadas durante la fase de instrucción, el tribunal dispuso la evacuación de la sala para facilitar la declaración testimonial de la denunciante. El proceso continuará el 15 de febrero, y se programaron hasta julio. La declaración de la denunciante se realizó a puertas cerradas y duró más de dos horas.
¿Qué dijo Alperovich?
Mientras tanto, el burócrata dijo: “Sí, señor juez, mis abogados me piden que postergue la declaración para el final. Le pido autorización a usted. Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos… Quiero la verdad porque esto me mató. Con todo el respeto que le tengo al Poder Judicial, quiero la verdad y le pido que preste atención, señor juez, si puede, o el señor fiscal, a todas las pruebas”.
“Soy un hombre de 67 años, esposo, padre y abuelo. ¿Voy a arruinar mi vida a esta edad? Yo no abusé de ella”, agregó, y continuó, desmintiendo un vínculo familiar con la víctima y describiendo la relación laboral, en donde la joven se encargaba de manejar agenda y dinero. “Señor juez, claramente no había sumisión. Había un empoderamiento”. Sostuvo que nunca buscó “deliberadamente estar a solas con ella para supuestamente atacarla”, que nunca le entregó dinero (como había dicho la joven) y se preguntó por qué no volvió a trabajar al Ministerio de Gobierno de Tucumán, donde era planta permanente, “si había sido abusada y violada”. “Todos volvieron a su cargo menos FL… Si yo la sometía y humillaba ¿por qué no volvió a su trabajo?”:
“FL no tenía personalidad sumisa. Tenía una fuerte personalidad, Para manejar lo que manejaba, lo necesita porque si no dura nada en ese cargo. Usted le pidió que presente el teléfono y no lo entregó. FL reseteó dos veces el teléfono. Sería hermoso que usted entre a la nube y logre recuperar los mensajes. Si fue abusada, ¿por qué borró el teléfono? La perito psicóloga no analizó los chats. Eso es relevante porque ahí se ve revelada su verdadera personalidad”, agregó, casi sobre el final de su declaración.
“Esta causa fue armada”. Y añadió: “Es una causa falsa, yo no abusé de FL. Declararon más de 30 testigos y nadie vio nada. Es falso lo que dice. Después de renunciar, ella se dedica a fabricar pruebas. Señor juez, hay una prueba que también le quiero contar. Ella había hablado con un publicista y le contó del abuso sexual”.