Santiago Peña, el nuevo presidente de Paraguay, su pasado político y promesas electorales
El pasado domingo 28 de abril, el pueblo paraguayo acudió a las urnas para elegir a su nuevo presidente. Después de un intenso proceso electoral, el ganador de las elecciones presidenciales de Paraguay fue Santiago Peña, con un 62% de los votos.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.
Peña es un economista y político paraguayo, que se desempeñó como ministro de Hacienda en el gobierno del actual presidente, Mario Abdo Benítez. Durante su campaña, se comprometió a trabajar por una economía más estable y generar empleo en el país, de esta forma logró cautivar al electorado paraguayo que lo eligió como su nuevo representante.
Tal como se comprometió, Peña tendrá que lidiar con temas importantes como la seguridad, la educación, la corrupción y la economía. El nuevo gobierno también deberá establecer una buena relación con los países vecinos y los organismos internacionales, como el Mercosur y la OEA.
Santiago Peña, presidente electo de Paraguay
Tras su triunfo, el mandatario recibió felicitaciones de varios líderes políticos, incluyendo del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou y el mandatario argentino Alberto Fernández. Hasta incluso el jefe de Estado de Ucrania, Volodímir Zelenski, extendió sus saludos al reciente ganador de las elecciones en Paraguay.
De esta manera, el nuevo presidente continuara la tendencia del Paraguay en política exterior, en contra de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sin duda, el presidente electo será un gran aliado de la democracia y el estado de derecho, en la región.
Me comuniqué telefónicamente con el presidente electo @SantiPenap, a quien felicité por su triunfo en Paraguay.Saludo afectuosamente a todo nuestro pueblo hermano y les deseo un gran futuro. Latinoamérica debe unirse, la integración es el camino. pic.twitter.com/4ULrDz4GjT
El mensaje del presidente Alberto Fernández al líder paraguayo
El triunfo de Peña, en las elecciones presidenciales representa una detención en el avance de la izquierda en América Latina; ya que recientemente habíamos visto la victoria de la izquierda en países como Chile, Colombia y Brasil. Además, consolida el dominio del conservador Partido Colorado en el poder. Su triunfo aseguró la mayoría en el Senado y las gobernaciones de 15 de los 17 departamentos del país.
Unite a nuestro grupo de Telegram, donde te compartimos las noticias más importantes.
El sacerdote jesuita Manuel María Carreira fue un hombre de ciencia, pero también un provocador en el mejor sentido de la palabra. Doctor en Astrofísica por la Universidad de Georgetown, miembro durante quince años del Observatorio Vaticano y asesor de la NASA, dedicó su vida a demostrar que fe y razón no eran caminos opuestos.
En una entrevista concedida en 2016 al diario El Español, sus palabras sacudieron al mundo religioso y académico: “El Islam es la peor peste que le ha ocurrido a la humanidad en los últimos dos mil años”.
Lo decía sin cálculo ni deseo de escándalo. Su tono era el de quien reflexiona más que el de quien acusa. En esa conversación explicó que su juicio nacía de la observación histórica y cultural: El islam “es totalmente incapaz de establecerse dentro del mundo con respeto a los derechos humanos. O acepta uno su modo de pensar o es un infiel y hay que asesinarlo. Eso es lo que se traduce del modo de actuar, como mínimo, de una porción importante de quienes aceptan el islam.”
Su crítica, más que religiosa, era civilizatoria. Apuntaba a la imposibilidad de integrar una cosmovisión teocrática con las libertades individuales que Occidente había conquistado tras siglos de conflictos y revoluciones.
– Manuel María Carreira, “el científico con sotana”
Carreira hablaba como filósofo y científico, pero también como hombre de fe que veía con alarma el proceso de secularización europea: “Nuestra ética es de base cristiana y el Estado debe tener en cuenta esos principios. Hoy se están borrando las raíces espirituales que dieron sentido a la civilización occidental”. No era una defensa clerical de la Iglesia, sino una advertencia sobre el vaciamiento moral que acompaña a las sociedades sin referencias trascendentes.
Ese diagnóstico se volvió profético. Casi una década después, Europa vive una crisis de identidad que Carreira anticipó con claridad. Según el informe TE-SAT 2024 de Europol, en 2023 se registraron 120 incidentes terroristas dentro de la Unión Europea, de los cuales 98 fueron ataques completados, 9 fracasaron y 13 fueron abortados. Francia, Bélgica y Alemania se mantienen entre los países más afectados por intentos de radicalización yihadista. En paralelo, las tensiones por la inmigración, el debate sobre los límites de la libertad religiosa y la creciente polarización política han erosionado el consenso sobre qué valores sostienen a Europa.
Carreira consideraba que esa pérdida de convicciones era más peligrosa que cualquier fanatismo. “No podemos convertir la fe en elemento político —decía—, pero tampoco pretender que la moral pública flote en el aire, sin raíces. Cuando una civilización deja de creer en algo, deja de defenderse”. Su visión coincidía con la de Benedicto XVI, quien había advertido que “una razón desvinculada de la fe termina devorándose a sí misma”.
Su pensamiento incomodó tanto a progresistas como a conservadores. Defendía la secularización “en la medida en que el Estado no imponga una creencia”, pero rechazaba el laicismo militante que reduce la religión a superstición. Sostenía que “la tradición española —y europea— es cristiana, y negarlo es negar la historia”. También se mostraba crítico con ciertas prácticas islámicas cuando contradecían la igualdad ante la ley: “Si un musulmán quiere tener varias esposas, el Estado debe intervenir, porque tendría consecuencias sociales no aceptables.”
Para Carreira, el islam no era una religión en el sentido teológico que él comprendía desde la filosofía cristiana. “Nació como un cristianismo descafeinado”, explicó en la entrevista. “Quitaban lo que no entendían: la Trinidad, la Encarnación. Hicieron un cristianismo reducido a lo mínimo, pero siempre con el deseo de apartar la idolatría. No tienen una teología propia, sino un modo de pensar elemental que les sirve para andar por casa.” No había en sus palabras odio, sino la convicción —discutible, pero intelectualmente honesta— de que el islam no había producido un modelo de sociedad compatible con la libertad moderna.
Su análisis resuena hoy no solo en Europa. En la Argentina, aun sin conflictos religiosos de aquella magnitud, la secularización avanza de modo sostenido. Según la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina (CONICET–UNC, 2023), la proporción de personas que se declara “sin religión” pasó del 11,3% en 2008 al 21,8% en 2023, prácticamente el doble en quince años. Más que un dato demográfico, ese desplazamiento expresa un vaciamiento simbólico: la pérdida de referencias morales compartidas, la sustitución de la trascendencia por el consumo y el debilitamiento del vínculo con las instituciones tradicionales
Carreira veía en ese vacío una amenaza mayor que cualquier enemigo externo. Decía que “una sociedad sin sentido trascendente se vuelve incapaz de distinguir el bien del mal”. No se trataba de imponer dogmas, sino de preservar la conciencia de que la libertad necesita un fundamento ético. Su crítica al islam, en el fondo, era una advertencia sobre nosotros mismos: sobre lo que ocurre cuando una cultura deja de creer en algo y entrega su destino al relativismo.
Murió en 2020, convencido de que Europa había comenzado su decadencia espiritual. Sus palabras, reavivadas en redes sociales, vuelven a dividir aguas. Algunos lo consideran un pensador lúcido que vio venir el choque cultural entre Occidente y Oriente; otros, un polemista que traspasó la línea del respeto. Pero su diagnóstico persiste con inquietante actualidad: el conflicto no es solo entre religiones, sino entre una fe que se impone y otra que se disuelve.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó al Departamento de Guerra prepararse para una “posible acción” en Nigeria con el objetivo de “eliminar a los terroristas islámicos”, y acusó al Gobierno del país africano de “permitir la matanza de cristianos”.
“Si el Gobierno nigeriano sigue permitiendo la matanza de cristianos, EE.UU. detendrá inmediatamente toda la ayuda y asistencia a Nigeria, y muy bien podría intervenir en ese ahora desprestigiado país, blandiendo armas, para eliminar completamente a los terroristas islámicos que están cometiendo esas horribles atrocidades“, escribió Trump en Truth Social.
El mandatario agregó que ordenará al Departamento de Guerra prepararse para una “posible acción”, aseguró que esa posible intervención militar será “rápida, despiadada y dulce, como los matones terroristas atacan a nuestros queridos cristianos”, e instó al Gobierno de Nigeria a “moverse rápido”.
Masacre de cristianos en Nigeria
El mensaje de Trump eleva el tono respecto a otro mensaje que publicó ayer, en el que denunció una “masacre” de cristianos en Nigeria y anunció que lo declaraba “país de especial preocupación”, una designación para naciones “involucradas en graves violaciones de la libertad religiosa”.
El Gobierno de Nigeria, liderado por el presidente Bola Ahmed Tinubu, rechazó las acusaciones de ayer, señalando que “no reflejan la realidad sobre el terreno”, y trasmitió su “compromiso de luchar contra el terrorismo, fortalecer la armonía interreligiosa y proteger la vida y los derechos de todos sus ciudadanos”.
El noreste de Nigeria sufre ataques del grupo yihadista Boko Haram desde 2009, una violencia que empeoró a partir de 2016 con el surgimiento de su escisión, el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP).
Ambos grupos pretenden imponer un Estado de corte islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.
Boko Haram y el ISWAP han matado a más de 35.000 personas y han causado unos 2,7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger, según datos oficiales.
Un promedio de 30 cristianos son asesinados cada día en Nigeria
19.100 iglesias han sido destruidas, más de 1.100 comunidades cristianas han sido desplazadas y más de 600 clérigos cristianos han sido secuestrados, según la Sociedad Internacional para las Libertades Civiles y el Estado de Derecho (Intersociety).
El informe, publicado el 10 de agosto, también afirma que otras 7.899 personas fueron secuestradas por ser cristianas. Según Emeka Umeagbalasi, director de Intersociety, los asesinatos y secuestros son impulsados por unos 22 grupos yihadistas que han establecido la nación de África Occidental como su hogar.
El informe afirma que estos grupos pretenden eliminar a unos 112 millones de cristianos y 13 millones de fieles de religiones tradicionales, especialmente en las regiones sureste y sur-sur.
También señala que la intención principal es erradicar el cristianismo de Nigeria en los próximos 50 años. Esto recordaría a la yihad del siglo XIX liderada por pastores fulani que estableció el Califato de Sokoto, un poderoso estado islámico que controlaba gran parte de lo que hoy es el norte de Nigeria. Hoy en día, el Sultán de Sokoto sigue siendo la máxima autoridad islámica de Nigeria.
Según datos de Intersociety, desde 2009, aproximadamente 185.009 nigerianos han sido asesinados, incluyendo 125.009 cristianos y 60.000 musulmanes liberales.
Buscan influir en la designación del candidato del Frente de Todos para las elecciones presidenciales. Por ahora no hay consenso en un único nombre y eso genera disputas.
Donald Trump, ordenó al Departamento de Guerra prepararse para una “posible acción” en Nigeria y acusó al Gobierno del país africano de “permitir la matanza de cristianos”.
El cantante sorprendió a sus seguidores con un guiño al periodista en las imágenes de “El Problema Del Amor”, el primer tema tras el regreso de Tan Biónica
El Radar Pyme de la ENAC mostró una fuerte caída del consumo, suba de costos y pérdida de rentabilidad. El 13% de los empresarios advierte que podría cerrar antes de fin de año y la mayoría no planea invertir.