Jorge Lanata, figura trascendental del periodismo, murió hoy a los 64 años luego de complicaciones médicas que lo mantuvieron internado desde junio de este año. Su fallecimiento marca el final de una carrera que dejó una huella imborrable en los medios y una profunda influencia en generaciones de periodistas. Tras varias recaídas, su estado se deterioró gravemente el 27 de diciembre, culminando en su deceso.
Nacido el 12 de septiembre de 1960 en Mar del Plata, Lanata inició su trayectoria periodística a los 14 años, cuando ingresó como redactor en el informativo de Radio Nacional. Este primer trabajo lo obtuvo gracias al consentimiento de su padre, ya que era menor de edad.
En 1987 —con apenas 26 años— fundó el diario Página/12, que redefinió los estándares del periodismo nacional. Este medio, que empezó como un modesto proyecto de 16 páginas, se convirtió rápidamente en un referente por su lenguaje innovador, su enfoque crítico y su capacidad para influir en la agenda pública.
Lanata no se limitó al ámbito gráfico e incursionó en todos los ambientes comunicacionales. En radio, su programa Lanata Sin Filtro, transmitido por Radio Mitre, se mantuvo como líder indiscutido de audiencia durante años. En televisión, fue el creador y conductor de ciclos emblemáticos como Día D y el mítico Periodismo Para Todos (PPT), este último reconocido por sus investigaciones que desentrañaron casos de corrupción de alto impacto, como, por ejemplo, la “Ruta del Dinero K”.
Además de su presencia en los medios, Lanata dejó una marca significativa en la literatura y la producción documental. Escribió libros como Argentinos (extensos tomos de historia nacional desde la fundación de Buenos Aires) y 10K: La década robada, que exploraron la identidad nacional y las complejidades del país desde una perspectiva crítica. En el ámbito documental, produjo trabajos como Deuda y 26 personas para salvar al mundo, que fueron transmitidos en toda América Latina.
Su obra fue reconocida con múltiples premios, incluyendo 26 Martín Fierro, el Konex de Platino y un Emmy Internacional por su labor investigativa. Durante la entrega de los Martín Fierro en 2013, acuñó el término “La Grieta” para describir la polarización política que caracteriza al país, consolidándose como una figura central en el análisis de la realidad nacional.
Lanata vivió una vida intensa y marcada por grandes desafíos personales. Se casó cinco veces y tuvo dos hijas, Lola y Bárbara. A nivel personal, enfrentó un descubrimiento impactante a los 55 años: era adoptado.
Sus problemas de salud fueron una constante en los últimos años. En 2015, se sometió a un trasplante de riñón en el que participó su entonces esposa, Sara Stewart Brown, como donante cruzada. También enfrentó complicaciones derivadas de la diabetes y la hipertensión, enfermedades que lo llevaron a numerosas internaciones. Sin embargo, incluso en los momentos más difíciles, Lanata mantuvo su presencia en los medios, desafiando las limitaciones físicas con una determinación notable.
A lo largo de su carrera se destacó no solo por su trabajo, sino también por su capacidad para detectar y formar nuevos talentos en el periodismo. Incontables figuras periodísticas de la actualidad comenzaron sus carreras bajo su tutela, beneficiándose de su aguda percepción y estilo de liderazgo: “Veo en ellos algo que ellos mismos no ven, y mi trabajo es ayudarlos a ser lo más libres que puedan dentro de lo que son”, comentó en una entrevista.
Siempre polémico, Lanata entendía el periodismo como una herramienta para incomodar y desafiar. “El periodismo debe molestar, no ser complaciente. Nuestra responsabilidad es decir aquello que los poderosos quieren callar”, afirmó. Esta filosofía definió su estilo y lo llevó a convertirse en una figura polarizadora, admirada por muchos y criticada por otros, pero nunca ignorada.
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