El funcionario de mayor confianza del gobernador Axel Kicillof, Carlos Bianco, ministro de gobierno de Kicillof, protagonizó un incómodo episodio en plena madrugada del domingo. Fue detenido en un control de alcoholemia sobre la Autopista Buenos Aires–La Plata y, lejos de colaborar, se negó a realizar el test. La negativa le costó cara: le retuvieron la licencia de conducir y el hecho quedó catalogado como “presunto positivo”.
El funcionario manejaba un Volkswagen Vento gris —patente AA 698 RV— que, casualidad o no, es propiedad del Gobierno de la Provincia. El operativo tuvo lugar en la zona del peaje Dock Sud, partido de Avellaneda.
Según el acta que se labró en el lugar, Bianco no sólo se negó a soplar la pipeta, sino que también habría pedido que no se grabara la escena. Todo un gesto de transparencia.
Alcohol Cero… ¿para todos?
En la provincia de Buenos Aires tiene vigencia la Ley de Alcohol Cero al volante. La norma no distingue entre funcionarios y simples peatones por lo que, negarse al test, equivale a haber dado positivo. Los agentes cumplieron el protocolo: acta, retención del registro, y a seguir viaje. El auto, sin embargo, no fue secuestrado.

Casualmente, Bianco suspendió su habitual conferencia de prensa de los lunes sin dar explicaciones. Oficialmente se adjudicó la ausencia a una cumbre política nocturna entre Kicillof, Massa y Máximo Kirchner, en medio de la interna que atraviesa al Frente de Todos.
El incidente ocurrió apenas unas horas después del anuncio de Kicillof sobre el desdoblamiento de las elecciones provinciales, una decisión que cayó como una bomba dentro del kirchnerismo. Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador bonaerense, que hasta hace poco eran aliados, ahora se preparan para medir fuerzas en las urnas.
¿Quién es Carlos Bianco?
Licenciado en Comercio Internacional, profesor universitario y funcionario de carrera, Bianco es el ladero político e ideológico de Kicillof desde hace más de dos décadas. Fue jefe de Gabinete bonaerense y hoy ocupa el cargo de ministro de Gobierno.
Irónicamente, en 2019, puso su Renault Clío a disposición del entonces candidato a gobernador, en un gesto de campaña que quedó grabado como símbolo de la “humildad militante”. A cinco años de aquel recorrido, el panorama -y el automóvil- es otro.
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