Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo que se dieron a conocer hace una semana, durante abril, primer mes completo en confinamiento, se perdieron 186.000 empleos formales respecto al mes anterior en la medición desestacionalizada sobre el registro total de empleados.
Los asalariados del sector privado, nuevamente, fueron los más afectados: se perdieron 128.300 empleos en comparación con marzo (medición desestacionalizada), siendo la mayor caída mensual desde 2002, y se duplicó el ritmo de caída interanual (-5,3%) con la pérdida de 321.800 asalariados. Por su parte, los monotributistas y autónomos mostraron bajas mensuales desestacionalizadas de 2% y 2,6%, respectivamente, y caídas interanuales de 1,3% y 6,5%.
En tanto, según los registros de la AFIP, durante el cuarto mes del año se destruyeron cerca de 15.000 empresas en el país: en su enorme mayoría, pequeñas y medianas de hasta cincuenta empleados, lo cual representa una contracción de 2,8% en relación a febrero, antes del inicio de la crisis por la pandemia.
No obstante, según Analytica, en términos proporcionales, la destrucción de empresas durante los últimos meses es similar a la de crisis anteriores (como la de 2018), teniendo en cuenta la caída del PIB. En tanto, la pérdida de puestos de trabajo durante esta crisis es superior a la de hace dos años, por lo que estima a que dicha pérdida de empleos obedece más a despidos que a destrucción de empresas, a pesar de la prohibición de despidos que rige actualmente, sumado a la doble indemnización dispuesta por el Gobierno y a la reducción de los salarios acordados con las autoridades gremiales.
Al respecto, la consultora señaló que el aumento en los despidos obedece a la variación de los salarios medidos en moneda estadounidense, cuya caída actúa como amortiguador, reduciendo el impacto sobre el empleo. “La magnitud de la destrucción de empleo ahora mayor debido a que el salario en dólares no ajustó como en 2018”, señaló en un informe publicado ayer, en referencia a la ausencia de una devaluación de shock tras la irrupción de la pandemia (cepo cambiario mediante).
En adelante, el panorama para el empleo sigue luciendo negativo. “Parece difícil encontrar elementos que puedan generar una rápida recuperación de la economía local. Por ende, en términos de mercado laboral, no debería extrañarnos continuar viendo tasas fuertemente negativas en los próximos meses”, señaló por su parte Invecq en un reciente informe, cuya proyección es compartida por muchos analistas.
“Aún cuando las medidas de aislamiento se levanten o se flexibilicen, permitiendo que la oferta vuelva a estar disponible, la debilidad de la demanda (como consecuencia de los ingresos no generados en todos estos meses) se hará notar, al mismo tiempo que alguna parte de la oferta no volverá a estar en actividad como consecuencia de las quiebras y cierres de empresas que estamos observando en los últimos meses”, añadió la consultora.
A la vez, remarcó que la reglamentación oficial que prohíbe los despidos puede terminar generando peores consecuencias sobre la economía agregada y el mercado laboral, caso contrario si estuviéramos ante un esquema de mayor flexibilidad donde las empresas puedan readaptar su estructura para mantenerse durante el período de reducción de la actividad y reincorporar a los empleados suspendidos o despedidos en un futuro cercano, tras haber superado la parálisis de la actividad.
Las estadísticas del Ministerio de Trabajo sólo tienen en cuenta el empleo registrado. Los últimos datos del INDEC sobre el empleo total, incluyendo el informal, indican que durante el primer trimestre, cuando la cuarentena empezó a aplicar recién a partir de los últimos días de este período, el desempleo volvió al terreno de los dos dígitos al ubicarse en 10,4%. En ese sentido, Invecq advierte que en el segmento informal, al no estar regulado, la pérdida del empleo podría estar siendo mayor y estimó que la desocupación podría escalar a 15% en los próximos meses.
*Fuente: El Economista