Empresarios, propietarios y trabajadores de restoranes, gimnasios, bares, boliches y natatorios que se consideran damnificados por la decisión del Gobierno de extender el aislamiento obligatorio aseguran que se ven en la obligación de marchar y demostrar su descontento ante el último DNU nacional.
“Convencidos de que no somos una fuente de contagio, todo lo contrario, somos un factor de cuidado y prevención ante las reuniones entre amigos, familiares, laborales y demás. Cómo bien se sabe somos uno de los sectores más golpeados en esta pandemia, y velamos por sostener las fuentes de empleo, gastos fijos y demás compromisos asumidos para seguir con nuestras puertas abiertas hoy en día”, señalo el dueño de un restorán en Palermo.
Desde la Cámara de Comercio de Cipolletti revelaron que “cerrar a las 12 de la noche es un golpe para el sector, aunque advirtió que la restricción horaria al menos deja un hilo de esperanza para seguir trabajando. Si se acota más el horario significará para el sector firmar el acta de defunción de muchas pymes que ya vienen golpeadas y que están haciendo un gran esfuerzo para sostenerse”.


Las quejas son reiteradas: todos acusan deudas en los alquileres, créditos imposibles de pagar y muchos confiesan haber tenido que vender bienes personales para poder pagar los salarios de sus empleados y hacer malabares para poder sobrevivir a la eterna cuarentena que sufren todos los argentinos.
Las nuevas medidas tomadas por el oficialismo son un certificado de defunción para los dueños de pymes y trabajadores a lo largo y ancho del país, porque no estuvieron acompañadas por otras medidas que los ayuden a paliar las consecuencias económicas que sufre el sector gastronómico.