Una simple pregunta inquieta, actualmente, a los formoseños. Ocurre que el estado de salud del totalitario Gobernador de esa provincia, Gildo Insfrán, se encuentra deteriorado. Fuentes del oficialismo y de la oposición en Formosa coincidieron al declarar: “Se dice que sí: ¡Sería cáncer!”.



“La primera impresión que nos quedó en Formosa Viral es que se lo ve desmejorado, demacrado. Qué le pasa al gobernador? Es solo el paso del tiempo o le pasa algo? Qué te generó esta foto?”, preguntó un medio zonal a sus usuarios.
Según se rumorea en la provincia, el burócrata habría pasado toda la cuarentena encerrado, lo que habría afectado su salud. Cabe destacar que en las diferentes exposiciones públicas que ha hecho, se lo ha visto completamente perdido: olvidándose los discursos, tartamudeando, sin poder seguir el hilo argumentativo.
Hace exactamente un año, a fines de octubre de 2020, el Gobernador habría concurrido a un hospital. No se sabe por qué motivo. Solo hay especulaciones. Y es lógico que así sea: En una provincia donde gobierna el totalitarismo más pornográfico, que el máximo dirigente histórico se muestre enfermo podría debilitar su poder político. Si Insfrán necesita hacer, por ejemplo, una intervención quirúrgica, ningún organismo estatal se encarga de comunicarlo de manera oficial.



De hecho esto pasó en enero de 2012, cuando tuvo que ser operado de tiroides en una clínica de Buenos Aires. La intervención generó sorpresa en la provincia, dado que nunca se comunicó de manera oficial que el gobernador tuviera problemas de salud.
Más allá de los rumores, algo queda bien en claro: Insfrán está enfermo. Es un cuerpo completamente cadavérico, ojeroso, con la piel manchada, que ya no puede mantener el poder que le pesa en los hombros. Un caudillo al cual le está llegando su hora.