Últimamente la política (y principalmente el Frente de Todos) está anclada a lo que suceda con Cristina Fernández de Kirchner y, obviamente, la provincia de Buenos Aires no es la excepción. Es por ello que el futuro de Axel Kicillof va prácticamente de la mano a lo que decida hacer “La Jefa” el año próximo. Por lo pronto, el Gobernador buscará la reelección, aunque algunos desde su entorno lo ven como posible candidato a presidente.
El acto celebrado en La Plata para conmemorar el Día de la Militancia se transformó, por momentos, en el puntapié inicial de la campaña ante el clamor “CFK 2023”. Kicillof, su Gabinete y los legisladores la acompañaron hasta el Estadio Diego Armando Maradona y se sumaron al pedido para que la vicepresidente sea quién encabece la lista para los comicios de 2023.
Uno de los que se refirió fue Carlos Bianco, el recordado hombre del Clío y mano derecha del gobernador. En ese marco, el actual jefe de asesores fue tajante y sostuvo que la vicepresidente es la “única estadista que tiene la Argentina”, a la vez que resaltó que el evento llevado a cabo en la capital bonaerense fue una demostración “de centralidad absoluta”.
En la misma línea que Bianco piensa el propio Kicillof, aunque los trascendidos de los últimos días indican que parte de su entorno y el de Cristina están convencidos de que el mandatario provincial es el candidato natural a ser el número uno de la fórmula. De todos modos, su intención sería renovar su mandato por 4 años más.
En este escenario, CFK ya le dio la bendición a quién fuera su ministro de Economía durante su último mandato y, después del acto en La Plata, compartió un encuentro (con asado incluido) junto al gobernador, intendentes, funcionarios y legisladores como una muestra más de apoyo a su administración. Fue la propia Cristina quien publicó la foto en sus redes como una especie de doble mensaje: por un lado, apoyo a la provincia y por el otro para mostrarse acompañada por los principales dirigentes bonaerenses.
Nueva derrota
Pero, lógicamente, antes de pensar en las elecciones del año próximo, Kicillof tiene la tarea de gobernar y más allá de unos cuantos yerros en materia de gestión que le valieron críticas, el punto más conflictivo es la Legislatura. Mientras continúa la discusión por el Presupuesto 2023 en el que los jefes comunales de Juntos pusieron algunos reparos, el gobernador sumó una nueva derrota.
El Ejecutivo había enviado un proyecto para que los diputados y los senadores debatan modificaciones a la Ley 15.004 de las jubilaciones del Banco Provincia que había sido cambiada durante la gestión de María Eugenia Vidal. En ese sentido, el oficialismo buscó restituir el 82 por ciento móvil los trabajadores retirados de la entidad financiera, aunque terminó siendo un fracaso.
El bloque de la Unión Cívica Radical (UCR) no bajó al recinto de la Cámara Baja y la sesión en la que se iba a tratar terminó cayéndose. El haber fue reducido al 70 por ciento y eso desató un aluvión de medidas cautelares con las que el más perjudicado es el propio banco. Es por ello que hasta incluso la Suprema Corte pidió que haya un acuerdo político para llegar a una pronta a solución.
El objetivo de Kicillof en la Legislatura era romper la bancada opositora, pero no pudo lograrlo y sus intenciones quedaron truncas. Con el PRO y las libertarios con una postura firme, el FdT esperaba un gesto de la UCR que finalmente no llegó, no brindaron el quórum necesario para el debate y el gobernador sumó una nueva derrota.
Este nuevo revés condiciona el tratamiento de la Ley de Leyes la Ley Fiscal, por lo que las negociaciones se tornarán todavía mucho más complicadas. En resumidas cuentas, no solamente para acomodar parte de su gestión, sino también para una posible victoria en las elecciones del año que viene, Kicillof no depende de sí mismo, sino que está atado a la oposición.