Suele decirse que quienes no recuerdan la historia están condenados a repetirla. El análisis se divide en dos partes. La primera es la vivencia en primera persona de la fallida campaña de José Luis Espert. La segunda consiste en una serie de recomendaciones para evitar que se repita lo que pasó. Principalmente porque a pesar de ya no considerarme -liberal- (debido a los aceptados como referentes del liberalismo argentino), deseo lo mejor para que ese lado del espectro ideológico tenga una mínima representación política. Es sano para la democracia.
En octubre de 2018 José Luis Espert anunció que comenzaría una campaña con el fin de ser presidente de la Argentina. La primera alternativa política autodenominada -liberal- desde el intento de López Murphy por investirse parecía tener argumentos suficientes para presentarse: los últimos años la presencia de Javier Milei y otros economistas en la televisión había causado un boom en la cantidad de jóvenes interesados en “el libre mercado”, mientras la agrupación política cambiemos se encontraba en el medio de una crisis económica y el peronismo no lograba terminar de armarse en unidad.
Fui invitado a la fiesta de lanzamiento de campaña en el barrio de Almagro, donde se realizó la primera “Esperfest”. Asistí con mi grupo de amigos -de siempre-. En ese entonces éramos medianamente conocidos en el ambiente por nuestra participación en redes y organización de eventos. Allí conocí a los personajes célebres del submundillo libremercadista. Éramos unas 40 personas. La reunión consistió en comidas, cánticos y espectáculo. El cotillón abundaba. Las esperanzas también.
En esa misma reunión tuve un momento a solas con Espert. Ambos estábamos sentados frente a frente y mis amigos se encontraban a un lado, en silencio. Aproveché la oportunidad para mencionarle dos impresiones que tenía en ese momento: Me sorprendió que se lanzara sin aparato político o territorial alguno, lo felicité por esa valentía (creía que esos aspectos los estaba dirimiendo y deslizaría algo al respecto) y por tomarse el tiempo de llevar adelante la aventura en detrimento de su familia. En segundo lugar, le aconsejé que en sus presentaciones televisivas tomara una postura más vivaz. No hubo respuesta. Simplemente hizo una mueca de reprobación, se paró y fue a seguir bebiendo.
En retrospectiva, tal vez fue un poco desubicado de mi parte. Después de todo, el ambiente no se prestaba a la seriedad. Sin embargo, fue la incapacidad de comunicarse, expresarse o tomar un pequeño criticismo lo que más me llamo la atención. Mis amigos me miraron con cara de ¿qué hiciste? No supe que decir. Me encogí de hombros y evité hablar por un buen rato. A partir de entonces, consideré a Espert necio e inexperto. Por su conducta puntual y general en esa reunión, me di cuenta de que no era una persona culta como yo creí inicialmente.
Un mes más tarde, recibiría invitación a un segundo encuentro. Este sería abierto al público, en un bar del barrio de Palermo. Mucho más concurrido, pero con la misma impronta, el meeting incluyó a personajes célebres de países vecinos y muchos jóvenes. Se sortearon remeras (gané una, la cual regalé) y bebidas. Por otro lado, el candidato se mostraba visiblemente pasado de copas durante estos eventos. Para ese entonces, me había preguntado si tras un mes existía algún avance en materia política.
Averigüé quien estaba detrás de la campaña de Espert, un tal Nazareno Etchepare. Tras una breve búsqueda en internet, quedó claro que era un expulsado de la coalición cívica y ex protegido de Elisa Carrió. Fue el quien convenció a José Luis Espert a apuntar a la presidencia. Mediante diferentes personas con las que compartía vínculo se acercó a Espert y consumó su pretensión de dirigir la campaña presidencial del potencial candidato en una reunión en el Hotel Panamericano de Buenos Aires.
Pocos días después recibiría una nueva invitación a otra (si, otra más) fiesta a desarrollarse en un puticlub del barrio de Flores. Habían pasado casi 3 meses desde el primer lanzamiento, y era notoria la falta de avances en materia política y organizacional de la supuesta campaña. Para empezar, Etchepare había prometido donantes varios y armado una estructura vertical en la cual tomaba todas las decisiones pertinentes. No era posible comunicarse son Espert sin pasar por Etchepare. En su promesa económicopolítica y presunto expertise aisló al candidato de tal forma que solo lo escuchara a él.
Indagué en el blog personal de Etchepare para entender como pensaba (en realidad, no pensaba. Era solo un acomodaticio de carrera). Pronto entendí que no habría chance alguna de éxito para Espert, y esa última fiesta lo terminaría de confirmar. Organizada por la fundación Amagi, el protoespacio político hizo una fiesta rimbombante. Comida, periodistas varios, escenografía acorde, bandas invitadas, karaoke, baile y mucho espectáculo.
Volví rápidamente a mi casa y me dispuse a escribir el artículo “Nazareno Etchepare, el arquitecto del derrumbe”. En su momento fue muy efectivo. Tuvo buena repercusión en redes y mucha gente apoyó mis críticas. El cholulaje, la falta de comunicación política, la inexistencia de un plan, el potencial conflicto de intereses entre Etchepare y el submundillo liberal puesto que había sido eyectado de cambiemos hacia poco…
No hubo más fiestas, pero Etchepare seguía al mando del barco. Una buena cantidad de gente me apoyó, y otros me tomaron como enemigo. Por un mes y medio estuve al margen de los acontecimientos. No me invitaban a ningún evento, varios de mis amigos seguían colaborando en la campaña y yo continué discutiendo con tanta otra gente.
Entre enero-marzo de 2019 los equipos internos voluntarios del armado de Espert empezaron a corroerse anímicamente. Se produjeron divisiones internas por razones ideológicas y relacionadas a la falta de apoyo territorial y de planes de trabajo. Por otro lado, muchos de estos jóvenes se encontraban dispersos por el país, lo que tornaba difícil llevar a cabo iniciativas in situ. No hubo avances significativos en meses. Los empleados de Etchepare progresivamente quedaban solos. Para mediados de enero mis amigos se pusieron completamente en contra de Espert. Comenzamos a recibir agravios de quienes aún estaban allí por nuestros comentarios en redes.
La cercanía del cierre de listas en junio y de las primeras elecciones desdobladas comenzaba a sentirse. Espert comenzó a buscar apoyo en otros lugares, fuera de la capital. Intentó unir la UCeDe y se alió con el nuevo Partido Libertario de Córdoba. Realizó múltiples conferencias por el país con las cuales financiaba su campaña, y consiguió que empresarios relacionados al kirchnerismo (Fred Machado) le brindaran recursos en especie. Entre ellos, el avión y la camioneta que servían para transporte del candidato.
Pero aun había un problema. Para ser candidato a presidente, es necesario tener un partido político de orden nacional que soporte la candidatura. Es decir, debe estar inscripto en al menos 5 distritos/provincias y poseer personería jurídica en ellos. Ninguna de las estructuras burocráticas que tenía a disposición Espert era de orden nacional. Etchepare revisó cuales partidos de orden nacional se encontraban disponibles y encontró al partido UNIR, perteneciente a Alberto Asseff.
La relación entre Espert y Asseff estuvo mediada por Etchepare, el “experto” político. Nunca sabremos los pormenores de ese acuerdo. Pero sin dudas llamó la atención que Espert, muy contrario al peronismo haya arreglado con un personaje ligado al mismo. Esto causó la ruptura de muchos militantes e incluso del mismo Milei, quien firmó, junto a otros economistas mediáticos, una carta retirando todo apoyo al candidato.
El 12 de mayo de 2019 se llevaron a cabo las elecciones provinciales de Córdoba donde quedó de manifiesto la falta de organización, divisiones internas y carencia de control general por parte de los promotores de la campaña de Espert. En esas elecciones la UCeDe radicada en ese distrito y el Partido Libertario corrieron con listas separadas. El implícito apoyo de Espert a la UCeDe solo causó indignación en sus bases, que ideológicamente se sentían representadas por el Partido Libertario. Los resultados fueron catastróficos con relación a las expectativas. Ambos partidos sumados no llegaron al 1% de los votos. Creyeron que la ubicua presencia mediática de los economistas liberales o su presencia en Twitter haría una diferencia.
Este golpe de realidad causó la ruptura con personajes de las redes como El Presto (quien trabajó en la campaña en Córdoba) Espert y principalmente de muchos jóvenes que no lograban comprender que había salido mal. Los siguientes días se cocinaría el cierre de listas. Asseff, quien había observado lo ocurrido en Córdoba y no mantenía una relación cercana con Espert, decide buscar nuevas alternativas. Pichetto, que pocos días antes había sido anunciado como candidato vicepresidente acercó a Asseff la posibilidad de ser diputado en la provincia de Buenos Aires por Cambiemos.
Gracias a contactos que mantengo, me había enterado por lo menos una semana antes y anuncié por las redes que Espert sufriría un importante revés. 2 días antes del cierre de listas se hace pública la rotura de Asseff y Espert queda huérfano de partido. El candidato acaparó los medios durante 48hs acusando a su ex socio de traidor y organizó una suerte de flash-mob en la cámara nacional electoral la noche del cierre de listas para pedir que le permitan correr a pesar de no contar con partido. La afluencia en esa reunión improvisada fue poca, pero suficiente para hacer show de “proscripción”. A muchos militantes les hicieron cargar ficticiamente las listas en el sistema oficial y sacarse fotos, un uso de gente que no había visto en mi vida.
Un capítulo al margen merece esta presencia ubicua en los medios. América TV, América 24 y C5N dieron lugar a mucha publicidad al candidato, incluso en las ridículas denuncias de terrorismo y atentados a su campaña a horas del cierre del listas cuando una piedra pegó en el parabrisas delantero de su camioneta. Espert tuvo lugar en estos medios por su presencia en Animales Sueltos y por razones de conveniencia política. También por su amigo y candidato a vicepresidente Luis Rosales, quien mantiene férreos contactos a lo largo del arco político argentino y exterior. Fue él quien hizo el puente con el famoso asesor americano Dick Morris. Espert en sí no mantenía una agenda de mucho valor.
Tuve acceso al sistema de carga virtual de listas gracias a mis contactos. Por un lado, cargaron mal los DNIs de sus candidatos y fueron encontrados varios casos de incompatibilidad por antecedentes penales. Por otro, nunca fueron entregadas en formato físico los papeles. Lo cual constó en los registros judiciales públicos que pueden consultarse en la web de forma gratuita. Es decir, armaron una ficción y usaron a sus militantes (quienes desconocían estos pormenores) para ello. Fui haciendo un seguimiento en redes de estos errores y malas prácticas. Los medios sacaban la información de allí, me consta.
Unas horas luego del cierre de listas, el partido UNITE, de orden nacional y perteneciente a José Bonacci arreglaría de forma extemporánea la candidatura de Espert. Este nuevo personaje, profundamente peronista y enemigo de Macri, percibía que podía dañar la candidatura de su enemigo dándole espacio a Espert, quien restaría más votos a Macri que a otros candidatos. La justicia hizo lugar y Espert pudo correr, aunque con varias dificultades. En principio, no tendría candidatos provinciales en ningún lugar fuera de Santa Fe y sus listas estarían conformadas por candidatos de UNITE.
Los siguientes dos meses fueron otro golpe de realidad. Hugo Bontempo, empleado de Espert y perteneciente a la UCeDe haría el intento de que permitieran incluir la lista de la Provincia de Buenos Aires bajo el nombre del partido UNIR, ya que consideraba que “no podían romper la alianza”. La justicia electoral no dio lugar a esto. Etchepare organizó un acto en el club Ferro para presentar candidatos, entre los que se encontraba la cosplayer Lilia Lemoine.
Los meses de campaña pura y dura dieron al público aún más muestras del naufragio político de Espert. Las ridículas publicidades de TV e infantiles programas de fidelización (Espertanos, Espertón y otros eventos destinados al público sub17) de militantes coordinadas por Lilia Bolukalo Lemoine solo causaron indignación entre los potenciales votantes, que veían a estas alturas a Espert como un improvisado más que como un candidato serio. Adicionalmente, la polarización entre Ms-Ks absorbería completamente la arena de disputa real. En este contexto, Espert recibió algunos endorsements, pero solo nominales y no de apoyo real. Ejemplos de esto fueron sus excompañeros de Animales Sueltos, la fundaciones liberales (que, para entonces, ya habían decidido apoyar a Cambiemos de forma real) y economistas del ámbito.
El fin de la accidentada aventura llegó el día de las PASO, donde Espert fue el candidato que menos votos recibió entre aquellos que superaron el umbral mínimo del 1.5%. Incluso fuerzas que tenían una menor tasa de conocimiento del candidato a presidente, como la derecha de Gómez Centurión recibieron mas votos.
El mismo día de los resultados, Espert realizó una poco concurrida conferencia de prensa donde anunció que el nuevo jefe de campaña sería Luis Rosales. Es decir, Etchepare sería despedido de su cargo. Solo tras chocarse con la más grande de las paredes, la del fracaso, Espert pudo ver quien había originado sus ilusiones y problemas.
Los meses siguientes hasta las elecciones generales fueron exclusivamente nominales. Espert no realizó mucha más campaña. Los empleados en su armado habían disminuido drásticamente tras la salida del exjefe de campaña y el mismo Etchepare acusó a Espert en los medios de recibir dinero de empresarios relacionados al kirchnerismo para su campaña. Curiosamente, se olvidó de mencionar que él era quien recolectaba ese dinero.
La experiencia de Espert y compañía debe servir como antecedente como manual de que practicas evitar a la hora de hacer política real. La intención de voto de Espert reflejada por las encuestas llegó al 8% meses previos a las elecciones. La seguidilla de errores no forzados, un mal jefe de campaña, la falta de experiencia política del sector liberal, inexistente capacidad de comunicación política general y nula organización de su gente sellaron su fracaso político.
En la continuación de esta nota voy a dedicar varios consejos y percepciones propias que creo pueden servir a quienes tomen algún tipo rienda política de cara a las legislativas de 2021. Escribiré un texto medianamente ajustado a ese sector. Ojalá les pueda servir. Personalmente dejé de llamarme liberal. Adopto la postura que me permita interceder en la realidad y aportar desde donde me pueda tocar, independientemente de ideologías. Los prejuicios son enemigos del consenso, y de la política.
*Fuente: AltMedia – Ignacio Tesón