“El presidente ya lo explicó, ya quedó todo detallado, y no hubo otras celebraciones, por lo que no hay más tema para agregar”, explicó, casi titubeando, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, al ser consultado por los medios sobre la realización de otros eventos prohibidos en la Quinta de Olivos.
La palabra de los miembros del gabinete quedó en una encrucijada en lo que respecta a su credibilidad. Como se recordará, la primera vez que una foto del festejo de Yáñez salió a la luz durante un programa televisivo, los voceros del gobierno de Alberto Fernández se apresuraron a asegurar que la fotografía había sido retocada digitalmente. En otras palabras, mintieron. Fue sólo días después, cuando la periodista Guadalupe Vázquez publicó un registro mayor de fotografías que al gobierno no le quedó otra alternativa que reconocer su error.
Sin embargo, en las palabras de Cafiero se escondería otra mentira. De acuerdo a los registros de ingresos y egresos de la Quinta de Olivos, provistos por el propio gobierno, el 23 de diciembre del 2020 hubo otro evento organizado para cuarenta ministros. Mientras los argentinos recibieron la orden terminante de no poder reunirse con más de diez personas, se los amenazaba con cárcel, causas judiciales y millonarias multas, el presidente reunió cuatro veces la cantidad máxima permitida.
En efecto, entre las 20.00 y las 22.00 del 23 de diciembre, unos cuarenta dirigentes del Frente de Todos ingresaron a la Quinta de Olivos, donde permanecieron hasta los primeros minutos del día siguiente. La lista de invitados se encuentra regada de nombres y apellidos de renombre entre la liturgia kirchnerista.
El ministro Juan Cabandié; el por entonces ministro de Salud, Ginés González García; el secretario general, Julio Vitobello; el titular de la cartera de Trabajo, Claudio Moroni; el ministro y ex intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi; el canciller Felipe Solá; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, junto a su superior Santiago Cafiero; y el secretario de Comunicación Juan Pablo Biondi, ex pareja de la periodista Guadalupe Vázquez, son sólo algunos de los nombres que figuran en el registro de aquella noche.
La lista es ciertamente extensa y recae sobre las figuras de numerosos dirigentes de peso en el oficialismo. Sabina Frederic, Marcela Losardo, Carlos Salvarezza, Agustín Rossi, Gabriel Katopodis, Martín Guzmán, Wado De Pedro, Gustavo Béliz, Sebastián Kulfas y hasta la ministra caída en desgracia bajo la lupa de la opinión pública, Elizabeth Gómez Alcorta.
El dilema del gobierno nacional, ahora, es tan político como judicial y dialéctico. La pregunta sobre qué harán los voceros oficiales ante éste nuevo escándalo esconde una respuesta enigmática. Puede que intenten negarlo hasta que las fotografías los apabullen con pruebas. O tal vez, lo acepten sin más, con la esperanza de que el votante promedio kirchnerista, siempre tan predispuesto a tapar los escándalos de corrupción con planes sociales, créditos a tasa cero y discursos atravesados por una épica fantástica, se olvide lo suficientemente rápido como para renovar su voto en las próximas elecciones.
*Fuente: REALPOLITIK