Un informe elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó sobre los niveles de inflación en Argentina y explicó que las expectativas siguen altas pese a los intentos del Gobierno por desacelerarla, al cual responsabilizó por la cada vez “mayor dependencia del financiamiento” del Banco Central por parte del Tesoro para poder financiar el gasto público, acelerado en medio de la campaña electoral de cara a noviembre y tras la derrota electoral en las PASO.
Para el 2021, en Casa Rosada pronostican una inflación del 45%, mientras que en 2022 calculan un aumento del índice de precios cercano al 33%. Por otra parte, las estimaciones privadas prevén una del 48,6% para el 2022, unos 2,5 puntos porcentuales más de lo que esperaba hace apenas un mes. Incluso algunos se estiran hasta el 55%-60%, a raíz de un descongelamiento de tarifas y una aceleración de la devaluación del tipo de cambio oficial.
La economista jefe del Fondo, Gita Gopinath, ve la inflación como un problema general en la región producto de que comienzan a verse los efectos del aumento de la emisión monetaria durante los meses más duros de la pandemia y los incrementos en los precios de la energía, así como también las dificultades para restablecer las cadenas de producción y suministro tras un cierre global durante el 2020. Sin embargo, la situación en Argentina merece un capitulo aparte para la economista.
“Mantenemos las expectativas de inflación de Argentina como desancladas”, afirmó consultada por La Nación. “Siguen desancladas en este punto también debido a la mayor dependencia del financiamiento monetario en la Argentina. Esa es la imagen actual. Continuamos trabajando en estrecha colaboración a nivel técnico con el gobierno de la Argentina para encontrar soluciones para un crecimiento más sostenible”, agregó la economista.
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