Alberto Fernández redobló la apuesta en una nueva reunión del Grupo de Puebla y pidió que en Bolivia, Ecuador y Colombia se uniera la oposición para derrotar a la “derecha conservadora”.
Luego de la anterior reunión que el grupo tuvo en abril, Alberto tuvo que llamar a su par chileno, Sebastián Piñera, para encauzar la relación diplomática tras alentar a Marco Enríquez-Ominami y a otros integrantes de la oposición chilena a que se unieran. En Chile ya estaban hablando de “injerencia” en asuntos internos por parte del argentino.
Menos de un mes después, Alberto reiteró su pedido a Ominami y lo extendió a otros tres países de la región: dijo que lo mismo que pidió para Chile, lo quiere en Colombia, Ecuador y “la Bolivia de Evo”.
“El gran secreto para que Latinoamérica pueda asumir este desafío es que las fuerzas progresistas se unan, caso contrario ayudamos mucho a que la derecha conservadora sobreviva y siga manejando las cosas como lo hizo todo este tiempo”, añadió el presidente, acompañado por el canciller Felipe Solá y su perro Dylan, que apareció ante la cámara durante la videoconferencia.
En ese sentido, subrayó que el hecho de que “España esté gobernada por el PSOE y Podemos es una prueba de que esa unidad es posible y necesaria” y exhortó a hacer un “esfuerzo en todas las latitudes, ya que la derecha conservadora apuesta a la división para poder llegar”.
El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, fue otro de los oradores y dijo que teme que si no empieza a tomar decisiones, el Grupo de Puebla se convierta en una cáscara vacía como el Foro Social Mundial, nacido en 2001 en Porto Alegre.
El chileno Enríquez-Ominami, el moderador del Puebla, se sintió tocado y dijo que en el Grupo ya vienen trabajando en propuestas jurídicas, incluso con la ayuda de brasileños. Sin embargo, admitió que el riesgo es que el Grupo se transforme en un foro social y político que no pase a la acción.
*Fuente: La Política Online