Se estima que 6 millones de personas se congregaron sobre los 70 kilómetros que tenían previsto hacer los campeones del mundo tras su inolvidable y gloriosa hazaña. El abrumador número sólo contempla mencionada área, imposible sería dimensionar los festejos en el país, los cuales ocurrieron en absolutamente todas las urbes de Argentina, constituyendo (según señalaron periodistas deportivos) el festejo deportivo más grande de todos los tiempos.
Sin embargo, la alegría de un país fue opacada por apenas algunos imbéciles que aprovecharon la alegre ocasión para el hurto y los destrozos. Incluso, durante el recorrido de la Scaloneta, la situación pasó a mayores y, por tramos, peligró la integridad de los jugadores. Sobre esto, diversas fuentes de la AFA deslizaron que se trató de una suerte de “venganza” por parte del Gobierno del Frente de Todos.
Alberto dijo no estar ofendido porque los jugadores hayan rechazado su invitación a Casa Rosada, arruinando así el objetivo que deseaba, obtener una foto con el plantel desde los balcones de Balcarce. El presidente atribuyó la plantada a su cansancio tras el Mundial: “Yo sabía que los jugadores tenían un nivel de agotamiento muy grande y querían una celebración relativamente breve”.
Lo cierto es que, durante la caravana, algunos incidentes (ocasionados por la escasa custodia policial) obligaron a la Selección a cambiar su recorrido y a que el protocolo sea con helicópteros. Por ejemplo, mientras que el plantel pasaba por la autopista Ricchieri, dos hinchas se arrojaron sobre el vehículo descapotable desde un puente. Uno cayó dentro, sobre los galardonados, el otro fuera.
Los DESESPERADOS intentos (políticos) de pertenencia
Como era de esperarse, el sector político (opositor y oficialista) hizo fuerza para inmiscuirse en el triunfo de la Scaloneta. En medio de su característico delirio, Alberto Fernández declaró ser “el Presidente de las tres copas”, por los triunfos del seleccionado en la Copa América, la Finalíssima y el Mundial (que sucedieron durante su mandato).
En una línea similar, la vocera del presidente, Gabriela Cerruti, twitteó una foto de la escultura de Eva Duarte del Edificio del Ministerio de Obras Públicas por sobre los festejos del pueblo argentino.
Bronca en un sector de la AFA
Tras los polémicos episodios, el presidente de la AFA, Claudio Tapia, comentó desde Twitter: “No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena”.
Luego, el “Chiqui” agradeció, por la misma red social, al ministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni por ser “el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente”. La mención a Berni no fue casual. El multifacético ministro es tomado como una rara avis dentro del peronismo/kirchnerismo por las declaraciones que, últimamente, viene realizando contra Alberto y Cristina Fernández.
La interna se disparó más lejos con las declaraciones del ministro de Seguridad de la Nación, devenido en ferviente albertista. Aníbal Fernández llamó “cachivache de pacotilla” Claudio Tapia, dio a entender que, cuando se comunicaron, el presidente de la AFA estaba totalmente alcoholizado y, después, se quejó porque ayer tuvo que esperar más de una hora para entrevistarse con él porque estaba durmiendo.
Además, criticó a Berni: “no planificó nada, yo tomé la decisión de sacarlos en helicópteros porque no se podía avanzar. Sabíamos que en algún momento íbamos a tener que hacerlo, por eso los teníamos preparados”.
Es entonces cuando miembros de la Asociación de Fútbol Argentino se preguntan si los incidentes, el riesgo que pasaron los jugadores y la exposición al rayo del sol (producto de que el micro descapotable avanzó a paso de hombre por falta de seguridad) fueron casuales. Un sector de la AFA, en off the record, se animó a declarar que el Gobierno “nos dejó en bolas, fuimos completamente abandonados y, por suerte, no pasó nada grave. Están enojados por que no les dimos la foto”.