*Por: Luis Gasulla y Federico Teijeiro
El grupo Aerolíneas Argentinas tiene unos 12.200 empleados. La empresa estatal, que precisa del dinero de los contribuyentes para seguir operando, les otorga a esos trabajadores un pasaje vacacional por año para cada uno, su esposa, hijos o hijastros y padres. Tomemos este ejemplo: empleado de la compañía, más su esposa, sus dos hijos y sus dos padres. En total seis personas con pasajes gratis.
También tienen el beneficio llamado “pasajes Sublos”, por los que pagan solo el 10% de la tarifa plana –de clase económica–, más impuestos y tasas aeroportuarias, y pueden ser utilizados por: cónyuge o concubino, hijos, hijastros, menores legalmente a cargo e hijos del cónyuge. También, hermanos y hermanastros, abuelos, suegros, yernos, nueras, nietos, cuñados y sobrinos. Asimismo, existen los pasajes denominados “No Name” (sin nombre, en inglés). Los beneficiarios de estos pasajes tienen que viajar acompañados por el titular. Ambos, son ilimitados, pero sujetos a disponibilidad.
Esta semana, el grupo Aerolíneas Argentinas le suspendió la utilización de los pasajes internacionales, vacacionales y Sublos, a todos los empleados, sin importar el gremio al que pertenezcan. Sin embargo, los de cabotaje los pueden seguir utilizando.
A pesar de que el gobierno nacional desalienta los viajes al exterior, el denominado “turismo vacuna” aumenta cada vez más en el país, sobre todo a Miami, Estados Unidos; el destino más elegido por los argentinos. Es que, ante el ritmo lento de vacunación, muchos optaron por una alternativa. Según datos de la compañía, en el primer trimestre del año hubo un 52% de ocupación de los vuelos, en abril subió a 63% y para mayo no queda un solo asiento disponible. En lo que respecta a junio ya hay alrededor del 85% vendido. En la misma línea, las frecuencias semanales también se incrementaron. Aerolíneas Argentinas añadió dos vuelos adicionales por semana en mayo y, a estos, se les sumarán otros dos a partir de junio. Un dato importante: no existe ningún registro de los vacunados fuera del país. La declaración jurada, que solicita la Dirección de Migraciones para ingresar, no incluye ninguna pregunta acerca de la vacunación. El apartado de salud del cuestionario consta de cinco ítems. Solo se les interroga acerca de si tuvieron contacto estrecho con casos positivos en las últimas dos semanas, si tienen síntomas compatibles, sí estuvieron en determinados países (como México, Estados Unidos, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Reunido Unido u otro país de Europa), y si tienen un PCR. Solo existe la información acerca de cuántos compatriotas volaron en el último mes, que fueron unos 22 mil.
Pero la decisión de Aerolíneas Argentinas acerca de quitarles el beneficio a sus trabajadores, que tienen por convenio laboral, no responde al incremento de la demanda mencionado, sino a que, muchos de ellos –pilotos, azafatas, etcétera–, quienes viajaron en los vuelos que transportaban argentinos a Miami, aprovecharon y volvieron vacunados. A la empresa estatal le preocupó cómo se vería que sus empleados, y grupo familiar, de la aerolínea de bandera, que trae vacunas e insumos desde Rusia y China, se vacunen en Estados Unidos.
Según pudimos averiguar, la iniciativa nació fuera de la compañía, más precisamente, del gobierno nacional. Es que no va en línea con las medidas que se tomaron para desalentar los viajes al exterior y, menos aún, con la épica que se vendió. El presidente Alberto Fernández fue el principal artífice de que los viajes al exterior se redujesen lo máximo posible. Es por lo que existen tantas restricciones actualmente. Para la línea aérea de bandera, los vuelos a destinos poco comunes se transformaron en actos políticos, con gestos heroicos, en especial por parte de alguno de sus protagonistas, como Pablo Biró, titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA); a quien muchos de sus colegas prefieren que no tome los comandos de un avión. “Su ego desmedido es mucho más grande que su capacidad como piloto”, expresaron varios compañeros del secretario general de APLA. Lejos de importarle el qué dirán, Biró tomó las riendas del avión solo para las cámaras. En la partida del primer vuelo a Moscú, Rusia, la “epopeya” fue acompañada por el relato de Víctor Hugo Morales, transmitido por el canal “oficial” C5N, quien convirtió un simple despegue en un relato deportivo-político y lo calificó como “vuelo de la esperanza”. No nos olvidemos que uno de los pilotos tenía las medias con logos del medio de comunicación. Si hasta nos vendieron la telenovela de la azafata llorando. Ni Andrea del Boca se atrevió a tanto. Para el aterrizaje, también para los medios, Biró tomó las riendas del A330 de Aerolíneas Argentinas. Allí lo esperaban periodistas convocados por la compañía, miembros del gobierno nacional y una comitiva de “La Cámpora”, con el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas, a la cabeza. Ambos, Kicillof y Ceriani fueron parte de la administración de Mariano Recalde, quien desprogramó los vuelos transpolares. El último vuelo de este tipo se realizó el primero de abril de 2014, que recorrió catorce husos horarios en poco más de doce horas, para llegar a Sydney, Australia, desde el aeropuerto internacional Ministro Pistarini, más conocido como Ezeiza. Antes esos vuelos eran normales; ahora te los venden como una gran hazaña.
Para el gobierno nacional no queda bien que los empleados de la línea aérea de bandera se vacunen en Miami, cuando ellos mismos se ocuparon de desalentar los viajes al exterior y señalar y estigmatizar a cada uno que viajó para aplicarse la vacuna, mientras acá continúan en falta. Si cuando el expresidente Mauricio Macri confirmó que compró la vacuna allá lo salieron a cruzar fuertemente desde todo el arco político opositor. Por citar algunos ejemplos, Gabriela Cerruti, diputada nacional del oficialismo, lo interpeló en su cuenta Twitter. Lo mismo hizo Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes.
Parece que al gobierno nacional no le molestó que más de un centenar de empleados, incluidos integrantes de las gerencias, viajaran con pasajes “Sublos” (pagaron solo el 10% del valor de un pasaje) a Madrid, España, a ver la final de la Copa Libertadores de América entre el Club Atlético River Plate y el Club Atlético Boca Juniors. Y existe una pequeña gran diferencia: estos los pagamos nosotros, los contribuyentes, mientras que los otros se los pagaron cada uno de su bolsillo.
El gobierno anterior quiso modificar muchos de estos privilegios, con el objetivo de hacer de Aerolíneas Argentinas una empresa competitiva y cada vez menos deficitaria. Y pagó el precio por tamaña osadía: decenas de paros de todo el abanico de los gremios aeronáuticos, pero principalmente de APLA, el de Biró. Sin olvidar que la gran mayoría de los trabajadores son simpatizantes o militantes del kirchnerismo que fueron ingresando desde su estatización hasta fines de 2015. Basta con recordar cómo recibieron a Cristina Fernández, cuando volvió del sur o cuándo despidieron al expresidente de la compañía, Luis Malvido, por mencionar algunos casos.
*Fuente: Periodismo y Punto
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