Hace 15 días se conocía la muerte de Griselda Pérez, una bebé de 2 años wichí, en el paraje El Algarrobal de Fortín Dragones. Griselda, murió tras sufrir una muerte súbita debido a la desnutrición, según consta en el certificado de defunción. Marcela Navarro, amiga de la familia de Griselda, habló con Eduardo Feinmann por radio Mitre y dio detalles tristísimos.



“La leche que se nos quitó a los chicos, aquí sale de $1.500 a $2.000, acá en el norte no existe la cena, le damos mate cocido con pan, tenemos una sola comida. A Griselda cuando tenía hambre le daban agua dulce, y así murió la nena, le daban agua dulce para calmar el hambre”, una confesión desgarradora que refleja la situación en el interior de Salta y la ausencia del estado.
“Antes nos daban un bolsón de mercadería que era un módulo alimentario que venía de la Nación. Llegó un tiempo que la nación le pasó a la provincia y ahora ese módulo alimentario sólo se entrega dos veces al año” contó Marcela y fue tajante al decir que “Acá parece que no somos parte de la Argentina, nos han dejado de lado, estamos abandonados por el gobierno, por el presidente, por el gobernador de Salta”.
El gobernador hace oídos sordos y la vista gorda
A pesar de los últimos casos de desnutrición y la muerte de chicos de la comunidad wichí, el Gobernador Gustavo Sáenz no emitió ni una sola palabra sobre el tema y se mueve con total impunidad como si nada pasara. De hecho, Sáenz se mostró feliz, cantando y celebrando en los festejos por el paso a la Inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes.
Y además, la “gran inversión” en el Parque Bicentenario que le costó a los salteños millones de pesos, empezó a fallar: El tren eléctrico (50 millones) se quedó sin batería y está fuera de funcionamiento, y el carrusel (80 millones) se rompió a dos días de su inauguración.