“Se trata de un problema generalizado del sistema de salud argentino”. Mediante un alarmante comunicado, el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) se declaró en estado de emergencia. Los profesionales advirtieron que, en el mediano plazo “la actividad puede desaparecer y no podrían colocarse stents ni efectuarse angioplastias” porque “se está dando una conjunción de factores que ponen en peligro la misma actividad”.
Esta situación, aclararon, es consecuencia de la combinación del aumento exponencial del costo de los equipos y suministros médicos, y la reducción sistemática de honorarios: “El aumento exponencial del costo de los equipos y los insumos médicos, la baja sistemática de los honorarios profesionales están mostrando ya consecuencias indeseables, como lo son la reprogramación de prácticas y la demora en realizar las mismas dilatándolas por largos meses, lo que evidentemente pone en riesgo la salud del paciente. De no mediar una solución en el mediano plazo, toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina”.
Consultado por los medios, el doctor Alfredo Bravo, vicepresidente de la institución que nuclea a más de 600 cardiólogos intervencionistas, aclaró que el problema no se reduce a la provisión y colocación de stents, “si fuera sólo eso podríamos llegar a resolverlo con insumos más económicos, pero en realidad se trata de un problema generalizado del sistema de salud argentino”.
Desde el CACI aseguraron que el equipamiento y los insumos registraron subas de entre un 300 y 500%. “Estos incrementos no se han visto reflejados en los centros asistenciales donde se realizan estos procedimientos y que las obras sociales y sistemas de medicina privada pagan”.