Los argentinos estamos pasando por una crisis económica como hace bastante no se ve, pero posiblemente, estas no sean unas palabras nuevas para muchos de ustedes. El escritor italiano Humberto Ecco decía: “hablamos tanto de crisis, que ponemos en crisis, el propio concepto de crisis” y esa frase puede aplicarse de manera perfecta en nuestro país. Nosotros vivimos en estado de crisis y de emergencia: política, social, económica, jurídica, institucional, etc.
Dicho esto: ¿Cuáles son los fundamentos con los que podemos sostener que, evidentemente, estamos frente a una situación muy delicada en materia económica?
En primer lugar, tenemos un contexto internacional que no podemos desconocer, a la hora de trazar un panorama explicativo. La pandemia como primera medida, que impulsó a que todos los países, se vean en la obligación de emitir de forma desmedida para ofrecer asistencia y ayuda a su población, como consecuencia de esta emisión, comenzó a dispararse el famoso fenómeno inflacionario (ejemplo claro se dio en Estados Unidos, alcanzando el mes pasado un pico de 9,1%, el más alto desde 1979 con la segunda crisis del petróleo).
Claro está que para aquellos países que vienen manejando una tasa de interés baja, índices inflacionarios de una cifra anual y una emisión controlada, las alternativas para acomodar esos números, resultan más sencillas de concretarse. Ahora bien: ¿Cuáles resultarían ser esas medidas?
Esta pregunta nos va a permitir arrojar una explicación concreta del porqué Argentina está pasando una verdadera crisis. Si vemos los manuales de economía, todos ofrecen recetas generales para que un país pueda aumentar su recaudación y así poder refinanciar sus pasivos, entre esas opciones podemos mencionar: el aumento de impuestos; la adquisición de crédito público o expropiación de empresas privadas, emisión monetaria y (como última opción) devaluar la moneda.
Frente a este panorama, vemos que nuestro país ya se quedó sin municiones y solamente le queda una opción posible ante las condiciones presentes: la devaluación. Devaluar implica la disminución del valor nominal de una moneda o divisa de un país, respecto a las otras divisas consideradas más fuertes en comparación. Seguramente, el lector pensará que ya nos encontramos en esta situación, pero esto aún no sucede, hasta tanto el gobierno reconozca la situación y tenga que modificar la denominación de los billetes por valores mucho mas grandes, considerando que ya se encuentran obsoletos aquellos que actualmente están en circulación.
En síntesis, no debería sorprendernos que, en los próximos meses veamos un nuevo billete de 5000 o de 10.000 pesos, ahí será entonces, cuando el gobierno haya aceptado que inexorablemente, su única alternativa era la devaluación.