Actualmente en Noruega demuestran de a poco el arrepentimiento por la “Ley de Afirmación de Género” impulsada y luego aprobada en el año 2016. Esta última semana, desde la Junta de Investigación de Atención Médica de Noruega se encuentran evaluando cómo derogarla definitivamente.
Esta compunción no tardaría en llegar, luego de la advertencia que dio la psiquiatra Caroline Eliacheff un año antes de que fuera vigente esta norma. La terapeuta se basó en varios ejemplos y métodos completamente inconstitucionales del estatuto que, en aquel entonces, España iba a aprobar, de la mano de Irene Montero, la ministra de Igualdad.



“Durante los últimos 30 años, si un menor quería cambiar de sexo se le aplicaba el denominado protocolo neerlandés: bloqueadores de pubertad y hormonas cruzadas”, aseguraba ella. Sin embargo, analizó: “Pero tras observar sus resultados perniciosos e irreversibles está prohibido en Finlandia, Noruega, el Reino Unido y en los mismos Estados Unidos“.
Más tarde, el investigador y profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, France Hartline, consideró que “las personas de 16 y 17 años pueden cambiar su sexo/género legal sin consentimiento parental”, a su vez “aquellos menores de entre 6 y 15 años requieren si o si el consentimiento de uno de ellos”.



Por último, en Newtral.es, Hartline determinó que “en caso de que sean dos progenitores y no estén de acuerdo, es el tribunal competente el que tiene que decidir”. Al ver las consecuencias que produjo, la ley empezó a generar cada vez más rechazo no solo entre legisladores sino en la sociedad misma, a tal punto que plantean dar marcha atrás.