El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, ganó cómodamente la reelección con el 59.4% de los votos, venciendo a su oponente, el demócrata Charlie Crist, que obtuvo el 40% y reforzando su ascenso como una estrella prominente dentro del Partido Republicano con posibles intenciones de llegar a la Casa Blanca.
DeSantis había mantenido durante toda la campaña su liderazgo contra Crist. El promedio de encuestas de RealClearPolitics del pasado viernes mostró que superaba al demócrata por dos dígitos, con 11,8%, y el del martes se situó en 12,2%.

El republicano obtuvo una significativa atención nacional durante el inicio de la pandemia de coronavirus a través de su abierta oposición a los bloqueos continuos y a los mandatos de barbijos y vacunas, y finalmente mostró entusiasmo por meterse en casi cualquier división cultural.
Hubo varios momentos clave en su campaña durante los últimos meses, que comenzó con el gobernador advirtiendo a los floridanos que “se pongan toda la armadura de Dios mientras luchamos con uñas y dientes para proteger a Florida de la agenda destructiva de Joe Biden y su aliado número uno en Florida, Charlie Crist”.

La campaña de DeSantis se centró principalmente en las libertades que los floridanos han disfrutado bajo su liderazgo, siendo también otros puntos importantes su lucha contra el adoctrinamiento que se infiltra en las escuelas y su combate contra los mandatos coercitivos del coronavirus.
Asimismo, criticó en campaña los tratamientos hormonales y de afirmación de género en menores de edad, en lo que ha sido visto como parte de una “batalla cultural” contra ideologías progresistas, logrando finalmente prohibir su utilización en niños en su territorio.

Luego, aproximadamente un mes antes de las elecciones, Florida fue azotada por un intenso huracán, lo que cambió el enfoque del gobernador hacia los esfuerzos de recuperación. Los demócratas esperaban que los republicanos estropearan la respuesta al desastre y que eso pudiera darles alguna esperanza de ganar.
Finalmente, ocurrió todo lo contrario. Con decenas de miles de electricistas trabajando para devolver la energía eléctrica e ingenieros trasladados en avión al estado, Florida estaba en cuestión de días encaminada hacia una rápida recuperación e incluso se restableció el acceso a las islas antes de lo previsto.

Crist, el candidato demócrata, fue objeto de burlas luego de afirmar durante su campaña que DeSantis “falló por completo en responder” al huracán y que, además, su respuesta debía abordar el cambio climático.
Además, días antes de la votación, se terminó de sepultar cualquier posibilidad de ser electo al viralizarse un video donde a principios de este año Crist aseguró que estaría dispuesto a obligar a usar mascarillas a los habitantes de Florida si así lo recomendaban los especialistas.

Dados los resultados, los floridanos parecen haber prestado atención a las advertencias de DeSantis, quien enfatizó que la libertad es muy frágil y no se puede dar por sentada. Con su postura combativa y su capacidad de aprovechar el poder, el gobernador logró ganarse el cariño de los principales donantes de su partido y se convirtió en un heredero natural de Donald Trump para algunos votantes republicanos.
El año pasado, el Partido Republicano obtuvo más votantes registrados en el estado que los demócratas por primera vez en la historia moderna y luego continuó ampliando la brecha hasta noviembre.
En un gran golpe para los demócratas la noche de las elecciones, DeSantis ganó el condado de Miami-Dade, convirtiéndose en el primer republicano en hacerlo en dos décadas. El gobernador agradeció al condado específicamente durante su discurso de victoria.