04 agosto, 2025

Un equipo de neurocientíficos argentinos ganó el Premio Ig Nobel de la Universidad de Harvard

Los Premios Ig Nobel son una "parodia" estadounidense del Premio Nobel, la premisa del galardón es "primero reír y luego la pensar".
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El neurocientífico Adolfo García y su equipo se destacaron en el Ig Nobel 2023, el premio más innovador otorgado por la Universidad de Harvard, por su investigación sobre las particularidades del cerebro de las personas que tienen la habilidad de hablar de forma inversa. Este estudio —realizado por expertos de Argentina y España— recibió el galardón debido a su capacidad para combinar elementos llamativos con una sólida base científica.

Este galardón se caracteriza por honrar logros que “primero hacen reír y luego pensar” y, en este caso, fue otorgado a una investigación publicada en la revista Scientific Reports. El grupo de investigadores que fueron reconocidos está integrado por María José Torres-Prioris, Diana López-Barroso, Estela Cámara, Sol Fittipaldi, Lucas Sedeño, Agustín Ibáñez, Marcelo Berthier y Adolfo García.

Adolfo García on Twitter: “Our study on backward speech received an @IgNobel prize! Congrats to @MJTorresPrioris, @DianaLopBarr, Estela Càmara, @SolFittipaldi, Lucas Sedeño, @AgustinMIbanez , and @MLBerthier. We received the award from Nobel laureate Esther Duflo. https://t.co/SVCS1TuLmf pic.twitter.com/8zEZubz8GI / Twitter”

Our study on backward speech received an @IgNobel prize! Congrats to @MJTorresPrioris, @DianaLopBarr, Estela Càmara, @SolFittipaldi, Lucas Sedeño, @AgustinMIbanez , and @MLBerthier. We received the award from Nobel laureate Esther Duflo. https://t.co/SVCS1TuLmf pic.twitter.com/8zEZubz8GI

Adolfo García es un destacado especialista en neurociencias del lenguaje y actualmente dirige el Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de San Andrés en la provincia de Buenos Aires. Además, es Senior Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute de la Universidad de California, San Francisco, investigador asociado de la Universidad de Santiago de Chile y presidente de la red de investigación en traducción TREC.

El Dr. García compartió sus impresiones sobre este reconocimiento en una entrevista con Infobae, donde señaló: “Si bien sabíamos que había un toque de absurdo en este estudio, lo cual concuerda con la esencia del premio Ig Nobel, nunca imaginamos que captaría tanto interés. Ha sido una grata sorpresa”.

En cuanto al enfoque de su investigación, García explicó: “Estudiamos el cerebro de personas que dedican un considerable tiempo de sus vidas a hablar al revés. Gracias a ellos, hemos caracterizado algunos mecanismos biológicos involucrados en la capacidad de secuenciar fonemas. De esta manera, hemos convertido un fenómeno lingüístico muy atípico en una herramienta para comprender un mecanismo fundamental del lenguaje cotidiano”.

El Premio Ig Nobel se destaca por premiar investigaciones inusuales pero significativas que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas. Estas investigaciones abordan preguntas curiosas que estimulan la reflexión, como por qué los excrementos de wombat son cuadrados o cuánta saliva produce una persona al día. Desde 1991, aquellos que se dedican a estos temas son honrados en una ceremonia que, aunque solemne, se caracteriza por su enfoque no tradicional y momentos humorísticos.

Detrás de toda la diversión, el premio tiene un objetivo serio: ofrecer una perspectiva alternativa sobre la ciencia y resaltar la importancia de investigaciones que, a primera vista, pueden parecer extrañas. El uso del humor y la simplificación de los temas son herramientas clave para hacer que la ciencia sea accesible y memorable para el público general.

Durante la entrega del premio Ig Nobel, el Dr. García compartió cómo comenzó la investigación: “Me enteré de que el fotógrafo principal de una revista de farándula tenía la costumbre de hablar al revés”. En lugar de decir “viva el tango”, este fotógrafo diría “ognat le aviv”. Durante sesiones fotográficas, grababa sus pronunciaciones al revés y las invertía para pasar el tiempo. García entrevistó a este individuo y confirmó que su habilidad para hablar al revés era excepcional. Fue entonces cuando descubrió la existencia de una comunidad de hablantes inversos, lo que dio origen a su diseño experimental.

El estudio, aunque peculiar, tiene una sólida base científica. La habilidad de hablar al revés sirve como un excelente modelo para estudiar un aspecto fundamental del habla humana: la capacidad de secuenciar fonemas, que son las unidades de sonido en un idioma. Esta habilidad es esencial para distinguir palabras similares, como “caso”, “saco” y “cosa”, y constituye uno de los principios básicos de la comunicación verbal. García añadió: “Básicamente, el habla inversa implica cambiar el orden de los fonemas mientras se mantiene su identidad, por lo que las personas que la practican constantemente deberían tener patrones cerebrales específicos para manejar sus habilidades avanzadas de secuenciación de fonemas”.

El equipo de investigadores de España y Argentina descubrió que los hablantes inversos, en comparación con los sujetos de control, tenían un mejor desempeño en la inversión de enunciados, pero no presentaban ventajas en el habla normal. Además, mostraban configuraciones estructurales y funcionales particulares en las vías dorsal y central del cerebro, que sustentan múltiples procesos fonológicos con el respaldo de áreas asociativas-visuales y de dominio general. Estos resultados revelan que las habilidades avanzadas de secuenciación de fonemas dependen de extensas redes cerebrales que se extienden más allá de los circuitos fonémicos clásicos y respaldan la idea de que el cerebro humano puede desarrollar vías específicas según las demandas lingüísticas impuestas en la vida cotidiana.

Redacción

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La Biblioteca de Alejandría y el Smartphone

*Por Rogelio López Guillemain

La Biblioteca de Alejandría fue construida en el siglo III A.C. por Ptolomeo I, quien fue el fundador de la dinastía ptolemaica de Egipto. ¿Y por qué este monarca tenía tanto interés en el saber?  La respuesta se encuentra en su pasado.

Ptolomeo fue uno de los generales de mayor confianza de Alejandro Magno, quien tenía una gran devoción por la cultura y el saber. Estos intereses del macedonio se evidencian cuando repasamos su biografía y observamos que mantuvo siempre una actitud abierta y respetuosa de los usos y costumbres de los pueblos conquistados, incluso cuando esta disposición provocara resistencia entre su estado mayor, y por las remesas de animales y plantas exóticas que le enviaba a su maestro de la juventud, nada más y nada menos que el mismísimo Aristóteles.

La intención de Ptolomeo era la de reunir todo el saber del mundo en un solo lugar. Para ello retenía todo escrito que llegaba al puerto, lo traducía al griego y luego se lo devolvía a su dueño. 

Un detalle interesante acerca de este emprendimiento es que se financiaba, al menos en parte, con la venta de copias de los libros (papiros). En aquella época, el tener una biblioteca era un signo de estatus social muy importante, cuanto más grande fuese ésta, mayor nivel aristocrático de su dueño, por lo que la venta de libros resultaba ser un negocio muy rentable.

– “Alejandro Magno en el Templo de Jerusalén” / Sebastiano Conca

Grandes sabios de la antigüedad se nutrieron del saber en la biblioteca de Alejandría y sus logros influyeron en cientos de científicos a través de los siglos.  Algunos de ellos fueron:

  • Euclides – Matemático, considerado el “padre de la geometría”
  • Eratóstenes – Aseguró que la Tierra era redonda y calculó con bastante precisión su tamaño.  Fue bibliotecario en jefe.
  • Aristarco de Samos – Propuso la teoría heliocéntrica, o sea, aseguraba que la Tierra giraba alrededor del Sol.
  • Apolonio de Rodas – Poeta y estudioso, autor de Las Argonáuticas.

Es interesante saber que la biblioteca no era una institución única y aislada, era el epicentro de algo más grande; la biblioteca era el corazón del Museion, palabra de la que deriva museo y que significa “lugar consagrado a las musas”.

– “Apolo y las musas” / Nicolas Poussin

Las musas eran 9 divinidades que fueron engendradas en 9 encuentros amorosos consecutivos protagonizados por Zeus y su hermana Mnemósine, representaciones del poder y la memoria respectivamente. Las musas eran quienes inspiraban las artes, las ciencias y la memoria.  Estas eran: 

  • Alíope – poesía épica.
  • Clío – historia.
  • Erato – poesía lírica y amorosa.
  • Euterpe – música y poesía lírica.
  • Melpómene – tragedia.
  • Polimnia – himnos y poesía sagrada.
  • Talia – comedia y poesía pastoral.
  • Terpsícore – danza y coro.
  • Urania – astronomía.

Como podemos ver, el proyecto de Ptolomeo era mucho más ambicioso que la simple acumulación de los saberes del mundo. El faraón pretendía aglutinar en su ciudad toda la cultura del orbe.

La relación entre la biblioteca de Alejandría con esta suerte de nueva biblioteca portátil llamada Smartphone, resulta ser más que evidente. Sin embargo, me gustaría puntualizar un par de cosas en esta correlación.

Primero el alcance del contenido. La biblioteca de Alejandría era de uso exclusivo para un grupo selecto de individuos, el resto de las personas podían concurrir a las llamadas “bibliotecas hijas”, una suerte de sucursales que existían fuera del Museiom y que por supuesto tenían mucho menos material que la biblioteca central. 

Otro punto fundamental que debemos considerar con respecto a estas bibliotecas secundarias es el hecho de que muy pocas personas sabían leer, ¡y menos aún en griego! Que estuviesen abiertas al público analfabeto era inútil. Por lo que podemos inferir que la “democratización” actual del saber no se debe al libre acceso a la información, sino al proceso educativo masivo de la población.

Pero no todo lo actual es color de rosa. En aquel entonces, las personas concurrían a la biblioteca en procura de sabiduría. Había en general cierto purismo en la búsqueda del desarrollo personal, tanto material como espiritual. En cambio, hoy el Smartphone nos abre las puertas tanto del cielo como del infierno. 

En su pantalla tenemos acceso a tanto material que no nos alcanzarían 100 vidas para recorrerlo, y gran parte es gratuito. Podemos disfrutar del arte o aprender prácticamente cualquier cosa de cualquier tema; o por el contrario, podemos perder el tiempo en idioteces o peor aún, alimentar nuestros más bajos impulsos.

Con respecto a esto último surge esta pregunta que se repite incesantemente: ¿Debemos regular el contenido de las redes o restringir el uso de los celulares en las aulas? 

Definitivamente no. Estas medidas no solo resultan ineficientes, sino que incluso son contraproducentes: nada resulta más tentador que lo prohibido.

La clave no está en la oferta sino en la demanda. La solución la alcanzaremos cuando todos y cada uno de nosotros nos comportemos como individuos virtuosos y simplemente no consumamos lo que no hay que consumir, cuando invirtamos nuestro tiempo y no lo desperdiciemos. 

Soy consciente de que esto es muy difícil, la dopamina que libera el consumo de las redes es muy adictiva, tan adictiva como el consumo de drogas, tabaco o alcohol.

¿Suena fantasioso esperar que las personas se comporten como adultas y sean responsables de su propio futuro y de su propia salud mental? Quizás lo sea, pero no resulta más fantasioso que el imaginar que las prohibiciones han de funcionar cuando nunca, en ningún tiempo o lugar de la historia de la humanidad lo hicieron.

Redacción

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Luis Brandoni fue distinguido como Personalidad Emérita de la Cultura Nacional y donó el premio a La Casa del Teatro

El actor Luis Brandoni, de 85 años, fue homenajeado en la tarde del lunes en la cúpula del Palacio Libertad y recibió el reconocimiento de la Secretaría de Cultura como “Personalidad Emérita de la Cultura Nacional”. En ese marco, decidió donar el premio monetario de 1 millón de pesos a La Casa del Teatro.

“He decidido que el premio que se me está otorgando en este momento darle un destino distinto a quedármelo”, destacó Brandoni durante la ceremonia. El actor explicó su decisión en el mismo acto junto a la presidente de La Casa del Teatro, Linda Peretz.

Peretz agradeció el gesto y remarcó el impacto para los residentes de la institución. “Muchas gracias, siempre involucrándote para que los compañeros, sus pares, estén contentos, tranquilos, sanos, en una posición digna de que en esta vida la gente que vive en la Casa del Teatro son compañeros de verdad, compañeros míos, que no tuvieron la suerte de tener un pasar o una vejez digna y entonces viven en la Casa del Teatro. Yo agradezco muchísimo que un compañero como Brandoni se involucre de esta manera”.

Redacción

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