El neurocientífico Adolfo García y su equipo se destacaron en el Ig Nobel 2023, el premio más innovador otorgado por la Universidad de Harvard, por su investigación sobre las particularidades del cerebro de las personas que tienen la habilidad de hablar de forma inversa. Este estudio —realizado por expertos de Argentina y España— recibió el galardón debido a su capacidad para combinar elementos llamativos con una sólida base científica.
Este galardón se caracteriza por honrar logros que “primero hacen reír y luego pensar” y, en este caso, fue otorgado a una investigación publicada en la revista Scientific Reports. El grupo de investigadores que fueron reconocidos está integrado por María José Torres-Prioris, Diana López-Barroso, Estela Cámara, Sol Fittipaldi, Lucas Sedeño, Agustín Ibáñez, Marcelo Berthier y Adolfo García.
Adolfo García es un destacado especialista en neurociencias del lenguaje y actualmente dirige el Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de San Andrés en la provincia de Buenos Aires. Además, es Senior Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute de la Universidad de California, San Francisco, investigador asociado de la Universidad de Santiago de Chile y presidente de la red de investigación en traducción TREC.
El Dr. García compartió sus impresiones sobre este reconocimiento en una entrevista con Infobae, donde señaló: “Si bien sabíamos que había un toque de absurdo en este estudio, lo cual concuerda con la esencia del premio Ig Nobel, nunca imaginamos que captaría tanto interés. Ha sido una grata sorpresa”.
En cuanto al enfoque de su investigación, García explicó: “Estudiamos el cerebro de personas que dedican un considerable tiempo de sus vidas a hablar al revés. Gracias a ellos, hemos caracterizado algunos mecanismos biológicos involucrados en la capacidad de secuenciar fonemas. De esta manera, hemos convertido un fenómeno lingüístico muy atípico en una herramienta para comprender un mecanismo fundamental del lenguaje cotidiano”.
El Premio Ig Nobel se destaca por premiar investigaciones inusuales pero significativas que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas. Estas investigaciones abordan preguntas curiosas que estimulan la reflexión, como por qué los excrementos de wombat son cuadrados o cuánta saliva produce una persona al día. Desde 1991, aquellos que se dedican a estos temas son honrados en una ceremonia que, aunque solemne, se caracteriza por su enfoque no tradicional y momentos humorísticos.
Detrás de toda la diversión, el premio tiene un objetivo serio: ofrecer una perspectiva alternativa sobre la ciencia y resaltar la importancia de investigaciones que, a primera vista, pueden parecer extrañas. El uso del humor y la simplificación de los temas son herramientas clave para hacer que la ciencia sea accesible y memorable para el público general.
Durante la entrega del premio Ig Nobel, el Dr. García compartió cómo comenzó la investigación: “Me enteré de que el fotógrafo principal de una revista de farándula tenía la costumbre de hablar al revés”. En lugar de decir “viva el tango”, este fotógrafo diría “ognat le aviv”. Durante sesiones fotográficas, grababa sus pronunciaciones al revés y las invertía para pasar el tiempo. García entrevistó a este individuo y confirmó que su habilidad para hablar al revés era excepcional. Fue entonces cuando descubrió la existencia de una comunidad de hablantes inversos, lo que dio origen a su diseño experimental.
El estudio, aunque peculiar, tiene una sólida base científica. La habilidad de hablar al revés sirve como un excelente modelo para estudiar un aspecto fundamental del habla humana: la capacidad de secuenciar fonemas, que son las unidades de sonido en un idioma. Esta habilidad es esencial para distinguir palabras similares, como “caso”, “saco” y “cosa”, y constituye uno de los principios básicos de la comunicación verbal. García añadió: “Básicamente, el habla inversa implica cambiar el orden de los fonemas mientras se mantiene su identidad, por lo que las personas que la practican constantemente deberían tener patrones cerebrales específicos para manejar sus habilidades avanzadas de secuenciación de fonemas”.
El equipo de investigadores de España y Argentina descubrió que los hablantes inversos, en comparación con los sujetos de control, tenían un mejor desempeño en la inversión de enunciados, pero no presentaban ventajas en el habla normal. Además, mostraban configuraciones estructurales y funcionales particulares en las vías dorsal y central del cerebro, que sustentan múltiples procesos fonológicos con el respaldo de áreas asociativas-visuales y de dominio general. Estos resultados revelan que las habilidades avanzadas de secuenciación de fonemas dependen de extensas redes cerebrales que se extienden más allá de los circuitos fonémicos clásicos y respaldan la idea de que el cerebro humano puede desarrollar vías específicas según las demandas lingüísticas impuestas en la vida cotidiana.