01 julio, 2025

Rodolfo Fattoruso | El gran referente liberal uruguayo estará en LiberArte: “¡Hay que terminar con el totalitarismo progre y con la izquierda empobrecedora!”

Rodolfo Fattoruso es uno de los escritores y pensadores más importantes del Uruguay. Este 12 de noviembre estará disertando en LiberArte, el evento liberal y de derecha más importante de la región. Data24 charló con él.
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Usted viene dando la batalla cultural desde hace muchos años, más precisamente desde que tenía 15 años, ¿correcto?

Sí, llevo más 50 años en este camino solitario en Uruguay, una guerra que se ha perdido hace mucho tiempo. La política devoró las energías de la sociedad y esta se volvió totalmente dependiente del Estado, sin esperanza. Tenemos uno de los Estados más grandes de la sociedad moderna, que le falta muy poco para ser totalmente socialista. Es esa mentalidad dominante. 

Siempre estuve en situación de rebeldía. Yo soy lector de Aristóteles, Borges, Alberdi, Von Mises, he desarrollado sus pensamientos, por lo que estoy dando la batalla cultural en una realidad que no corresponde a la de este país. Y hace dos o tres años publiqué un libro (Liberalismo armado) sobre la guerra psicopolítica a partir de las palabras, lo políticamente correcto, así que digamos que no me he dedicado a otra cosa.

¿En todo este tiempo notó alguna diferencia en el pasar de los años respecto a la aceptación de estas ideas o la adherencia que van teniendo?

El liberalismo en Uruguay no tiene tradición, hubo un gran empuje de las ideas liberales en un momento, era una generación anterior a la mía, pero después esas personas desaparecieron, se murieron y después quedó el desierto absoluto. Es el campo de la izquierda y de la derecha cobarde que por eso no es derecha, que recoge las banderas de la izquierda, las lleva sobre los hombros, la deja crecer y le tiene miedo. Se quedaron con los centros de enseñanza, los medios, toda la movida. Pero por debajo mío apareció una generación, que no vi, de gente de entre 25 y 35 años que son disconformes que tienen la rebeldía liberal y me sentí gratamente sorprendido. 

Mi hija me dijo: “Mirá viejo, te propongo que entres y mires al Presto, que mires a Danann, que le prestes atención a tales y cuales programas”. Había una realidad que yo no conocía. Encerrado entre los libros o la chatura de los discursos de mi generación y de las un poco posteriores, ya estaba absolutamente desalentado, así que he cobrado un vivo entusiasmo porque hay una generación que está emergiendo, la generación de los disconformes, de los que dicen: “¡No más! No vamos a sostener a la clase política, queremos que nos dejen vivir nuestra libertad, no queremos que nos destruyan los valores que desde siempre han calificado a nuestra civilización”. Me siento en armonía con el cambio que ha venido. Esta generación de los youtubers, es la generación del empuje liberal que tiene a la Argentina como vanguardia y que nosotros, desde acá, recogemos con una generación que a mi me sorprende. La palabra liberal acá en Uruguay siempre sonó un poco raro, un poco marginal y ahora aparece con una fuerza única y eso me entusiasma.

Rodolfo Fattoruso lleva más de 50 años dando la batalla cultural en Uruguay.

Nosotros tenemos que terminar con el juego de los políticos que juegan a la política. Primero, hay que recortar la política, tendría que ser un voluntariado con jurisdicción acotada. El que tenga ambición de político, que se lo pague, y que no tenga acceso a los elementos que tienen que ver con la vida de las personas. Que jueguen al estatismo con su dinero y en su casa, no con mi dinero y en la sociedad donde vivo. Si les quitas la posibilidad de cobrar sueldos, colocar a sus familiares, hacer negocios, le quitas los hilos que sostienen económicamente su ambición, porque lo hacen por el afán de figuración y de comodidad cultural y económica, no por poder. No son tiranos, son mediocres. Hay que recortarla al mínimo indispensable. Todo aquello que garantice nuestros derechos como personas y nuestras libertades. Lo único que justifica y explica la existencia del Estado es para consagrar la seguridad que es la primera de las libertades, ya que si no la tenemos no podremos ejercer ningún derecho.

Otro aspecto es el de la batalla cultural, donde hemos perdido la guerra. El comunismo aliado con poderes destructivos nos han encerrado en un discurso macabro para destruir a la sociedad occidental y a los íconos que la definen, tales como el individualismo, la familia tradicional, los valores espirituales. Porque es la única con sentido de la libertad, la afirmación orgullosa del yo, que es el principio de la libertad. El marxismo es cínico, recurre a elementos que nunca consideró en su agenda, como la paidofilia o apoyar a los indígenas que asaltan propiedades en Argentina y Chile, pero no por convicción, sino por placer, porque contribuyen a la destrucción del capitalismo y el individualismo. 

“Tenemos que terminar con el juego de los políticos que juegan a la política. Recortarla, que lo hagan con su dinero”.

Es una guerra en la que el enemigo tiene ventaja porque de nuestro lado están cretinos útiles que trabajan para ese fin, como todas las políticas de cancelación de los medios y los círculos de silencio que se hacen en torno al pensamiento y las voces liberales. Si estas no se hubieran abierto camino a través de las redes, estaríamos todos sofocados, arrinconados y marginalizados. Felizmente, la libre investigación y el espíritu de búsqueda del conocimiento nos llevó a estar todos interconectados, comunicándonos que no vamos a aceptar nada de este mundo que prometen el marxismo y sus aliados circunstanciales. A mí me preocupan más los que tenemos cerca. Esos políticos que juegan a enfrentarse al marxismo pero que recogen su agenda y no desmontan la obra destructiva qué están haciendo. Eso lo tuviste en Argentina y Chile y lo tenés en Uruguay. Estos gobiernos que parecen ser alternativas a la izquierda, solo legitiman sus acciones con su indiferencia o con su ratificación.

En fin, la batalla cultural es una guerra constante porque ataca por todos lados, hasta la identidad de la persona, va contra la naturaleza, convertirnos el desvío norma privilegiada, le dan jerarquía a las parafilias en lugar de la familia. Luego, viene la destrucción de las condiciones sociales de la persona: el estado se mete en la economía, le dice a la gente donde trabajar, cómo hacerlo, cómo gastar su dinero y le ahorra en su lugar, y ahí tenemos los sistemas previsionales con los que la gente pasa miseria. El Estado parte de la base de que las personas son infantiles toda la vida. Toda la miseria en el mundo, los indigentes, esas vidas muertas que ya no tienen redención, todo eso es producto del Estado queriendo arreglar la vida de la gente. Esa es la batalla cultural, cuando se meten en lo económico y lastiman lo social.

Usted va a estar disertando en librarte en noviembre, el evento liberal más grande de la región. ¿Para qué sirve este tipo de eventos?

Esto es fundamental, no sabes la emoción que tengo de que exista por dos razones. Primero por el encuentro de lo liberal. Mirarnos a las caras y decir “no estamos solos”. Al liberal le gusta estar solo, pero más allá de eso no estamos solos. Hay distintas generaciones que estuvimos desconectadas, distintos individuos libres que nos miramos a las caras y nos decimos: “Tenemos un enemigo en común, hay que destruir al intento de destrucción o a la destrucción que ellos están haciendo”. Como fenómeno cultural tenemos una contracultura que en realidad es una defensa de la cultura de la que siempre fue Occidente. Para mí LiberArte es como la Batalla de Platea. Es una frontera contra la barbarie, la política, el abuso y el asalto del marxismo y de sus aliados circunstanciales.

Por otro lado, el hecho de que ocurra en Uruguay, un país conservador por dónde se lo mire, con la izquierda más retrógrada, recalcitrante y ortodoxamente comunista de toda Sudamérica, es iluminador. Y el hecho de que la mayoría de los asistentes sean jóvenes es más escandaloso todavía, que sea un movimiento de jóvenes. Porque es donde la izquierda siempre pescó acá en el Uruguay, en el desencanto, en la falta de horizontes, en el resentimiento, en la falta de sentido heroico y de orgullo de pertenencia a una civilización. El marxismo trabajó minuciosamente hasta que consiguió producir, en alianza con los políticos tradicionales, un tipo de espécimen ovino qué cada cuatro o cinco años vota lo que se les da y come lo que se les pone en el plato. Que ocurra en Uruguay para mí es prácticamente un hecho histórico y revolucionario. Ahora sí que estamos en la destrucción de la destrucción. Un paso adelante de la arrinconada y eso es algo que agradezco a tu generación y no a la mía.

– ¿Considera entonces esperanzador que en este caso son los padres quienes acompañan a sus hijos y no al contrario?  

Es exactamente así, los hijos nos están llevando. En mi caso particular, yo me dedicaba a la filosofía, pero a mí me lleva mi hija, si ella no me hubiera contado que la movida de ustedes existe yo hubiera seguido el liberalismo por los libros.

“Soy de la generación del ’68 y acompañé aquella rebeldía, pero me di cuenta que era títere de una jugada que no era la de la rebeldía la de la libertad, sino del marxismo, que era todo lo contrario”.

Yo soy de la generación del ’68 y, como la mayoría de ella, acompañé aquella rebeldía que me duró un año, pero cuando me di cuenta que era títere de una jugada que no era la de la rebeldía la de la libertad sino estar con el marxismo que era todo lo contrario, ahí cambié. Pero yo nací en esa generación del desencanto de la rebeldía, como muchas otras personas, y eso te lleva automáticamente a la molicie. Los hijos de esos, que tienen alrededor de 50 años, son los que se han conformado los que se han resignado a lo que los políticos les dan. Pero los que vienen empujando de atrás no se han resignado y eso es un poco lo que representa el espíritu de LiberArte y la movida que ustedes están continuamente esclareciendo en el punto de vista de la razón y de los valores. Por lo tanto, es un hecho histórico sociológica y socioculturalmente. Es una generación que arrastra hasta a las anteriores, están cambiando el peso relativo de los hacedores de la realidad y es lógico que así sea, unos chicos encerrados en un garaje con 2 destornilladores cambiaron al mundo. Toda esa generación nos tendría que haber advertido qué las vanguardias vienen desde muy temprano y eso es absolutamente estimulante. Yo siempre he estado en la vanguardia así que me siento parte de esta generación del cambio.

¿Con qué se va a encontrar el público cuando vaya a ver su exposición en LiberArte?

Se van a encontrar con la destrucción de la destrucción. Este es el principio: no permitir que sigan destruyendo. Se van a encontrar con un discurso fuertemente anti-político, porque la política tiene dos problemas. Uno es que exista, porque pretende sustituir la libertad de las personas por la sabiduría del político, cómo si el político la tuviera. El otro es que convenza a los demás de que es necesario, dar la sensación de solución de los problemas, de que ahora sí las cosas van a cambiar, esa sensación esperanzadora-frustrante, esa diabólica dialéctica nos ha llevado al estado en el que nos encontramos, el último peldaño en el que está cayendo Occidente, negándose a sí mismo, derribando las grandes ciudadelas qué lo han mantenido de pie: el individualismo, la familia, los valores y el sentido de la libertad.

Respecto a su exposición en LiberArte, Fatorusso señaló que “se van a encontrar con la destrucción de la destrucción, con un discurso fuertemente anti-político”.

Así que LiberArte es decir: “No más. No los queremos, no creemos en ustedes. El mundo que ustedes están tratando de manipular no es el nuestro. Les va a costar qué nos saquen a nosotros de la escena. Los vamos a perseguir, los vamos a denunciar, le vamos a demostrar a los que vengan atrás nuestro que ustedes son la causa del mal y no la solución”. Ese es el mensaje. Diciéndole a la gente también lo negativo, pero que no se crea que la libertad es una fantasía que depende de la voluntad de otro. Es posible ser libre, está bueno serlo y no hay que pedir permiso ni depender de nadie para eso. La forma de expresar nuestra rebeldía es mediante un discurso anti-político, porque la política mediatiza y absorbe la rebeldía en favor de un discurso que termina monopolizándose fuera de las manos del propio individuo.

Para mí, los liberales no somos una masa. Ahí yo me voy encontrar con individuos con los que puedo tener diálogo o no. Los liberales no tenemos ese sentido colectivo, sino que tenemos algunas coincidencias qué nos permiten procesar el libre pensamiento, solo eso. El diálogo entre liberales puede ser cálido o distanciado, pero no hay ningún elemento a priori. Yo no me pongo contento por ir a conocer un liberal, es poder dialogar racionalmente sobre ideas y saber que hay un recelo común. Lo liberal es que cada individuo sea importante para sí, haciendo lo que tiene que hacer. Ahí aparecen las externalidades, si uno hace lo que tiene que hacer a la larga termina beneficiando a la sociedad y eso es el sentido de la sociedad para el liberalismo. No es colectivo ni colectivista, sino individualista, son las afinidades, la eficiencia lo que va a marcar el relieve.

Un mensaje para quiénes no se animen a dar la batalla cultural, porque tal vez sienten que no tiene sentido, o para quien la esté dando y se sienta un poco desanimados porque no creen ver algún cambio

 No estamos solos, hay gente en todo el mundo está saltando gente en todo el mundo que ha dicho basta a la destrucción de nuestros valores, a que nos cercenen la libertad.

La batalla cultural es aquella en la que se pierde o se gana el derecho a vivir con libertad. Hay que darla siempre. Está demostrado por la propia historia que el marxismo fue derrotado militarmente cuándo quiso asaltar el poder mediante el terrorismo, pero término ganando la guerra psico-política y culturalmente. Es decir, lo que perdió en el campo de batalla, lo ganó en las aulas, el trabajo, los medios, en el desaliento, en la facilitación, en la cobardía instalada en la gente qué perdió la capacidad de reacción. Hay que estar en combate permanente. La libertad no es algo que nos den ni concedan. Los derechos los tenemos; si no los defendemos, los perdemos. Los políticos no están para defendernos los derechos, sino para usar nuestra ingenuidad para legitimar su ambición y nada más.

Entonces, para quienes tienen renuencia o desaliento: si uno no defiende sus propios derechos, no espere que otros lo hagan. Además, la única dignidad que la persona tiene es la socrática, la de preguntar racionalmente y no aceptar nada de manera incondicional. La batalla cultural se da cuando uno interroga críticamente, no conformarse con las respuestas que vienen dadas, no admitir qué nos violenten los valores. Uno puede ceder mucho, decir “yo no me voy a meter en conflicto”. Bueno, pero usted deja que alguien duerma en la puerta de su casa y, quizás, la próxima vez va a dormir adentro de su casa y la próxima se va a quedar con los bienes de su casa. El estado no lo va a defender. 

“Si uno no defiende sus propios derechos, no espere que otros lo hagan”- Rodolfo Fattoruso

El desaliento es parte del triunfo del enemigo, es lo primero que se sale a buscar y se consigue, generalmente, por los medios de comunicación oficiales y el sistema de enseñanza, recortando la realidad. La batalla cultural hay que darla cada uno en su espacio porque no hay un orden de batalla. Si usted permite que a su niño le enseñen cómo acariciar a otro niño, que lo envilezcan y le enseñen las técnicas del manoseo, usted puede permitir cualquier cosa. Hay países, como Canadá, donde se está discutiendo si aceptar o no la paidofilia, algo aberrante.

No es una batalla política. Uno puede decir “a mí qué me importa quién está de presidente, diputado o ministro”, es algo abstracto que está lejos de mí. La batalla cultural es algo que ataca tu vida, se mete con tus hijos, con tu trabajo, tus ahorros, tu percepción de la sociedad, tu libertad cultural, no podes cuestionar que tu hijo se disfrace de nena porque estás violando los derechos humanos.

No es una cosa abstracta la batalla cultural. Entonces a quien dice “yo no voy a darla”, no te estoy invitando a que te integres a un partido, un ejército o un grupo. No hagas nada, solamente no cedas, aplicá la razón, tené pensamiento crítico, ya con eso estás dando la batalla cultural.

Karin Leiva

Política Nacional, Interior y Economía kleiva@data24.com.ar

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Milei acusa del “fracaso” de River y Boca en el Mundial de Clubes al presidente de la AFA

El presidente Javier Milei intensificó sus críticas contra Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), tras la temprana eliminación de River Plate y Boca Juniors en la fase de grupos del Mundial de Clubes 2025 que se disputa en Estados Unidos.

“Ni River ni Boca. Sin argentinos en el Mundial de Clubes. Brasil fue con 4 equipos, los 4 pasaron. ¿Hasta cuándo hay que señalar el fracaso del modelo Chiqui Tapia?”, afirmó en sus redes sociales, lanzando una dura crítica al dirigente de la AFA.

La ofensiva se produjo inmediatamente después de que ambos equipos argentinos quedaran fuera del torneo, contrastando con el éxito de los cuatro equipos brasileños que avanzaron a octavos de final.

River Plate, que llegó a la última jornada como líder de su grupo, perdió 2-0 ante el Inter de Milán y quedó eliminado cuando Monterrey venció al Urawa Red Diamonds. El partido terminó con un escándalo protagonizado por Marcos Acuña, quien intentó agredir al jugador neerlandés Denzel Dumfries del Inter tras el pitazo final.

Por su parte, Boca Juniors apenas logró empatar 1-1 ante Auckland City, el equipo con menor cartel del torneo, resultado que resultó insuficiente para clasificar. El rendimiento del Xeneize fue particularmente criticado, ya que no pudo imponerse ante un rival amateur de Nueva Zelanda.

En contraste, los cuatro equipos brasileños -Flamengo, Fluminense, Botafogo y Palmeiras- clasificaron sin mayores dificultades a los octavos de final. Este éxito del fútbol brasileño sirvió como punto de comparación para las críticas de Milei hacia el modelo futbolero.

Ante esta situación, el mandamás busca impulsar su propuesta de implementar las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino, un modelo que permite la entrada de capitales privados a los clubes. Este sistema contrasta con el actual modelo de asociaciones civiles sin fines de lucro que defiende la AFA.

“Un campeonato endeble, de 30 equipos, sin competitividad, sin SAD, sin incentivos. No está a la altura del tremendo público argentino que llena todos los estadios del mundo”, subrayó Milei, aprovechando la situación para cuestionar la estructura del fútbol argentino.

Argumentó específicamente en contra del formato del campeonato argentino, que actualmente cuenta con 30 equipos divididos en dos zonas de 15 cada una. La Liga Profesional 2025 mantiene este sistema con torneos de Apertura y Clausura, incluyendo partidos interzonales y una fecha de clásicos. Para 2025, se ha confirmado el regreso de los descensos, con dos equipos que descenderán: uno por tabla anual y otro por promedios.

En agosto de 2024, el Gobierno Nacional dictaminó la reglamentación para la constitución de las SAD, estableciendo un plazo de un año para que la AFA y otras entidades deportivas modifiquen sus estatutos. Sin embargo, la AFA ha resistido estos cambios, argumentando que existe una medida cautelar judicial que suspende la aplicación de los artículos correspondientes del DNU 70/2023.

Por otro lado, la confrontación entre Tapia y Milei no es nueva. El primero, quien fue reelegido como presidente de la AFA hasta 2029 en octubre de 2024, ha mantenido vínculos con sectores del peronismo y se ha enfrentado previamente con otros presidentes como Mauricio Macri y Alberto Fernández. El dirigente, que es yerno de Hugo Moyano y tiene un perfil sindicalista, ha construido una base de poder sólida dentro del fútbol.

El enfrentamiento se intensificó cuando Tapia desafió las objeciones de la Inspección General de Justicia (IGJ) y realizó la asamblea de la AFA a pesar de las trabas gubernamentales. Esto llevó a Milei a comparar al dirigente con Nicolás Maduro, diciendo: “En la AFA parecen Venezuela, que adelantó la Navidad”.

Redacción

info@data24.com.ar

A SANGRE FRÍA | El nuevo programa de Álvaro Zicarelli

Directo y sin ceremonia, A Sangre Fría desembarca en Canal Ey! para cuestionar a las leyendas del mundo literarios. Álvaro Zicarelli pone sobre la la mesa de Canal Ey! obra, vida y época, y los examina pieza por pieza.

Para el escritor y analista político, el libro es camarada, no reliquia; lo abre como quien desarma un reloj y lo enfrenta al pulso de la calle. Cada episodio promete una lectura clara y provocadora con un objetivo simple: que, al apagar la pantalla, alguien salga a buscar el autor del día.

— ¿Qué motivó la creación de A Sangre Fría?

Es lo mismo que me impulsa cuando escribo un libro o creo cualquier contenido: tiene que ser algo que yo mismo consumiría. Necesito sentirme identificado con lo que estoy compartiendo, no podría conducir un programa que no me represente en sus ideas o en su tono.

— La relación directa del nombre del programa con la obra homónima de Truman Capote…

Fue el primer libro suyo que leí, a los 17 años, y desde entonces lo releí dos veces más, en distintas ediciones y etapas de mi vida. Me atrapó no solo por el crimen en sí, sino por el modo en que Capote retrata a los personajes, su entorno, y cómo pule cada palabra.

Pero también hay una segunda lectura del título. Mi intención en el programa es separar esa admiración para poder analizar a cada autor —su obra, su contexto, su vida— con sangre fría, de manera objetiva.

— Conceptualmente, ¿Qué sería “acorralar, analizar y diseccionar” obras y autores?

Tiene que ver justamente con esa mirada integral. Tomar al autor, su vida, su época y su obra, y acorralarlo en un “todo” que pueda ser analizado.

Encuadrarlo en su contexto, entenderlo sin sacarlo de su marco. Luego viene el análisis, que busca determinar qué es esencial y qué es accesorio. Y finalmente la disección: partir esa totalidad en fragmentos, en piezas que podamos observar con mayor claridad. Como si una obra de arte fuera convertida en un rompecabezas que se vuelve a rearmar.

— ¿El análisis va a tener un tono académico, narrativo, provocador, irónico…?

La idea es hacer un análisis completo, pero con lenguaje coloquial. Quiero divertirme al hacerlo y que quien lo mire se divierta también, incluso si no está de acuerdo con lo que digo. Pero que me entiendan.

Para mí, hablar difícil no demuestra sabiduría; muchas veces se usa la jerga para ocultar la ignorancia. No me interesa cuántas reproducciones pueda tener el programa. Me importa que alguien lo vea de principio a fin y diga: “Le entendí”.

— ¿En qué se diferencia A Sangre Fría de otros programas culturales o literarios?

Principalmente en el formato y en el tono. Por ejemplo, Juan Sasturain hacía algo maravilloso en Ver Para Leer, un programa que me encantaba por cómo presentaba a los autores y desglosaba sus obras. Él fue un precursor. Quizás dejaba a entrever su simpatía o antipatía con ciertos autores. En mi caso voy a mantener el análisis frío y objetivo.

— Comentaste que buscás que se entienda el contenido del programa. Pero ¿cuál es tu objetivo más personal con este proyecto?

Si una persona mira el programa completo, sin distracciones, y algo le resuena… me doy por hecho. Pero además quiero visibilizar autores que quizás vimos películas o series basadas en sus obras literarias. Por ejemplo, Phillip Dick, que escribió El vengador del futuro y Blade Runner, su nombre aparece apenas en los créditos de las películas. Claro que voy a hablar de Jorge Luis Borges y Stephen King, pero también de esos autores que merecen su lugar.

Y si alguien que no suele leer, después de ver A Sangre Fría entra a una librería y pregunta por un libro del autor del episodio que vio, me voy a dar por victorioso.

Christian Spadari

Resurge un viejo tuit de Lali Espósito contra Cristina Kirchner: “El nivel de corrupción es aterrador”

Aunque hoy se muestra alineada con el kirchnerismo y no pierde oportunidad de defender a sus referentes políticos, Lali Espósito no siempre pensó así. En las últimas horas, resurgió un explosivo tuit que la cantante publicó el 14 de abril de 2013, en plena presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, donde no dejaba lugar a dudas sobre su opinión: “El nivel de corrupción es aterrador”.

El mensaje fue escrito tras un informe demoledor de Jorge Lanata en Periodismo Para Todos, donde se exponían maniobras turbias del poder K. En ese entonces, Lali no dudó en expresar su repudio, sumándose a las críticas que llovían sobre el gobierno kirchnerista.

Sin embargo, los años pasaron, y con ellos, la postura de Lali dio un giro de 180 grados. Hoy, lejos de aquella joven indignada por la corrupción, la artista se muestra públicamente cerca del kirchnerismo, lanza críticas a la oposición y hasta participa en eventos donde el relato K es protagonista.

El archivo no perdona, y este viejo tuit vuelve a poner sobre la mesa la gran pregunta: ¿convicciones reales o conveniencia política?

Redacción

info@data24.com.ar

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