18 junio, 2025

Palazzo | 20 años de rock, mafias y oscuro poder

¿Cómo hizo un simple empresario cordobés para convertirse en el "nuevo Chabán"?
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10 Years Experiences

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Días antes de que el primer acorde de Cosquín Rock comenzara a sonar, José Domingo Palazzo estuvo en el ojo del huracán. Fue por la muerte de Ismael Sosa, el pibe de Merlo, provincia de Buenos Aires, de 24 años de edad, que fue a Villa Rumipal en enero a ver La Renga (grupo que Palazzo también produce) y apareció muerto flotando en el lago de Embalse.

“Ya habían pasado el primer control, estaba detrás de su novia, y en un momento, cuando ella miró hacia atrás, asegura que ya no estaba”, relató Nancy Sosa, la madre Ismael, que desde entonces, con manifestaciones en el Obelisco y en Córdoba, clama justicia, mientras pide explicaciones a la policía cordobesa y a Palazzo.

Claro que Nancy, al igual que muchos, no sabe quién es el productor del recital donde murió su hijo. Tampoco de los vínculos de su familia con el ex gobernador de facto Luciano Benjamín Menéndez. Ni mucho menos de las estrechas relaciones de Palazzo con el poder político y empresarial, que le sirvieron para forjar su emporio roquero y ganarse el mote de “el nuevo Chabán”.

José Luis Palazzo

El padre del roquero Palazzo y su persona de confianza se llama José Luis Palazzo. Es un renombrado abogado, dirigente político (UCeDé), profesor universitario, conjuez, y empresario de Córdoba. También es ahijado del polémico Luciano Benjamín Menéndez.

En el 2013, Palazzo padre, socio y hombre de confianza del productor del Cosquín Rock, fue denunciado en el juicio de La Perla de ser un colaboracionista de la última dictadura cívica-militar dentro de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), donde Agustín Tosco reinaba. Allí, Palazzo padre se desempeñó como gerente de personal, cargo desde donde realizó, según la acusación, una limpieza ideológica.

La denuncia fue realizada por Silvia Di Toffino, presidenta de H.I.J.O.S.-Córdoba e hija del desaparecido dirigente gremial de Luz y Fuerza Tomas Di Toffino. La prueba fue una carta, de 1980, firmada por puño y letra de Menéndez, y dirigida al coronel Oscar Joan, por entonces ministro de Gobierno de Córdoba, donde el “Cachorro” aseguraba: “No sólo el doctor (Palazzo) no tiene simpatías ideológicas izquierdistas sino que ha sido un luchador frontal contra los elementos comunistas que en su oportunidad infestaron nuestra provincia, en particular la Empresa de Energía de Córdoba. Allí, en EPEC, desactivó y desplazó a los seguidores nada menos que de (Agustín) Tosco”.

A raíz de esta durísima acusación, el fiscal federal Facundo Trotta solicitó la investigación de Palazzo. Sin embargo, el padre del productor del Cosquín Rock jamás aclaró las gravísimas denuncias en su contra a pesar de ser abogado, conjuez provincial, y profesor titular de la cátedra Derecho Procesal Administrativo de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba.

Quien sí habló fue su hijo. “En la historia familiar se dice que las cosas sucedieron al revés: que mi abuelo, su suegro, lo hizo salir de EPEC porque los militares se habían enterado de que había estado protegiendo gente que estaba perseguida, y sacándola de Córdoba. Yo no investigué, pero la historia familiar cuenta eso”, dijo el empresario rockero.

“Además, no me cierra: ¿usted se imagina a un ahijado de Menéndez, como dicen que era, con un hijo de coleta y arito que quería vivir del rock? Siempre fue un tipo muy tolerante con nosotros, mi padre; un tipo que parece una cosa y es otra, que a veces confunde”, añadió.

Menem y rock & roll.

Fue precisamente gracias a su controvertido padre que José Domingo Palazzo terminó como exitoso empresario del espectáculo. Comenzó a mediados de los ’90, como gerente de Programación de Canal 2 de Córdoba, cuyo propietario era su padre.

Este canal, junto a la empresa Video Cable Comunicaciones S.A. y la productora Prointel S.A., habían sido adquiridos por Palazzo padre, luego de su paso como interventor de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CNT) bajo el gobierno de Carlos Menem.

Eran tiempos de mucho agite. Por ese entonces, el actual productor del Cosquín además estudiaba abogacía, carrera donde egresó, según él, con promedio de 8. También tenía, con otros “chicos bien” del coqueto barrio Cerro de Las Rosas, la banda Rouge & Roll, donde tocaba el bajo y cuyo mayor éxito fue “Dame lo que quiero”. Burdo plagio del hit “Cherry Pie”, del grupo californiano Warrant, que Palazzo y sus Rouge & Roll no sólo copiaron, sino que la grabaron en un disco de vinilo y lo vendieron como propio.

“Cuando me recibí ya estaba trabajando en un canal de cable que era de mi viejo, era gerente de programación, y eso me gustaba. Además, estaba haciendo lo que quería: había formado mi banda, Rouge and Roll, y en esa época en Córdoba se podía vivir de la música”, rememoró Palazzo, dando cuenta de una realidad que nunca existió en Córdoba.

Palazzo, un ladrón de guante blanco

Tras incursionar en el mundo de la TV, el Derecho y el rock and roll, en el 2000, Palazzo padre e hijo brincaron, con licencias menemistas, al negocio radiofónico, conformando el Grupo FM. Al año siguiente, a raíz de una idea del funcionario menemista Julio Márbiz, animador durante cuarenta años del festival de folklore de Cosquín, en plena crisis económica, arrancaron con el Cosquín Rock.

“Él (Julio Márbiz) me encontró en un aeropuerto y me dijo: -Tenemos que hacer cosas en esa plaza porque invertí mucha plata en el festival de folklore y tengo que recuperarla-“, contó Palazzo.

Lo hicieron mediante la productora Nueva Tribu S.R.L., cuyos únicos socios eran José Luis Palazzo y su hijo homónimo. Como socios intelectuales estaban Héctor Emaides, histórico productor de rock cordobés, hoy peleado a muerte con Palazzo, y Costantino Carrara, un empresario de la noche, ex asesor del intendente radical Ramón Mestre en el Senado de la Nación, e involucrado con la extraña muerte de un pibe que asistió a uno de sus boliches.

El contrato entre los coscoínos y Nueva Tribu S.R.L. duró hasta el 2004, cuando, en medio de un culebrón, el municipio los expulsó de la plaza. Ese año también Ricardo Mollo, líder de Divididos, se despegó de los Palazzo y su Cosquín Rock “por diferencias ideológicas con la organización”.

Tras esa expulsión y baja, que ponía en jaque el Cosquín Rock, los Palazzo, de gran conocimiento en negocios inmobiliarios, no tuvieron mejor idea que usurpar un predio, de cuatro hectáreas, en la localidad de Santa María de Punilla, para que el show pueda continuar.

Con los títulos de propiedad en la mano, esta usurpación fue denunciada ante la Justicia por Luis Rolfi, un vecino dueño del lugar. La misma duró hasta el 2010, cuando la Justicia, en todas las instancias, falló a su favor.

“Después de cuatro años de litigio, la Justicia terminó por darme la razón y logré recuperar el primero de mis terrenos usurpados por Palazzo. Sobre él se montaban siempre el escenario y las carpas vip del festival”, dijo Rolfi, quien no dejó de cuestionar el accionar de la Justicia cordobesa.

Empresarios CHANTAS

Luego de fallo de la Justicia, que obligó a trasladar otra vez el Cosquín Rock a la zona de Santa María de Punilla, donde actualmente se realiza, Palazzo padre e hijo decidieron disolver abruptamente la firma Nueva Tribu S.R.L., previendo quizás alguna secuela por la escandalosa usurpación.

Para ello, el 4 de agosto del 2010, según consta en el Boletín Oficial de la Provincia de Córdoba, vendieron por 20 mil pesos el 90% de Nueva Tribu, una productora por la cual, poco antes, habían ofrecido comprarla en 3 millones de dólares.

Sus afortunados compradores fueron Fernando Rubén Di Bella, DNI 216.743.027 (sic) y Sebastián Alejandro Acuña, quien no presenta ni un solo dato personal. Con lo cual ninguno de los dos existe.

En esa venta, también se acordó modificar el domicilio legal de la empresa y su nombre que pasó a llamarse Entretenimientos Córdoba S.R.L. El problema con Entretenimientos Córdoba S.R.L., ex Nueva Tribu S.R.L., es que ocho meses después de ese traspaso accionario, exactamente el 9 de marzo de 2011, el Juzgado Civil y Comercial de 1ª Nominación aceptó un pedido de quiebra presentado por la propia empresa.

“Las causas que motivaron su petición fueron que el solicitante precisó que en 2005 se debió cambiar el lugar en donde se llevaba a cabo el mencionado evento, lo cual implicó elevadas inversiones y gastos. Además, se realizaron shows con convocatorias menores que las esperadas y que las citadas circunstancias colocaron la empresa en una situación de endeudamiento que no puedo revertir”, informaron desde la ex empresa de Palazzo.

El nuevo Chabán

Previo a que esta quiebra de Nueva Tribu S.R.L. se concretara, y que muchos sindicaron como fraudulenta, Palazzo había estado en la boca de muchos argentinos cuando en el 2006 produjo el retorno de Callejeros a los escenarios, luego de la tragedia de Cromañón. Para lograrlo, Palazzo, en un hecho inédito, contó con el apoyo de Luis Juez, actual senador de UNEN, por entonces intendente de la ciudad de Córdoba, y del gobernador y precandidato a presidente José Manuel de la Sota, dos acérrimos enemigos políticos que en esto fue en lo único que coincidieron durante su gestión.

Según lo reconoció Palazzo, Juez le otorgó la habilitación, mientras que De la Sota el espacio (Estadio Kempes) y la seguridad.

Omar Chabán

A raíz de ese polémico regreso, al que se oponían los padres de las víctimas de Cromañón, Veintitrés publicó una nota sobre Palazzo titulada “El nuevo Chabán”. “Para hacer la vuelta de Callejeros debía tener el okey del gobernador y el intendente, es una cuestión de sentido común. Pero a la revista (Veintitrés) ese dato le sirvió para armar esa cosa medio fantasiosa”, se limitó a contestar Palazzo. Precisamente, sus vínculos con la política, como los tenía Emir Omar Chabán, fue lo que le permitió a Palazzo no sólo realizar decenas de recitales con habilitaciones provisorias en la ciudad de Córdoba, ante protestas de los vecinos, sino también alzarse con leyes que incrementaron sus ingresos. Fueron las leyes provinciales Nº 10.036 y 10.037, aprobadas por la Legislatura a fines del 2011, controlada por el delasotismo, mediante la cual se eximió del pago de los impuestos a los ingresos brutos y a los sellos a todos aquellos espectáculos que incorporen artistas locales. Cosa que Palazzo hace pero no les paga un peso.

A ello se le añadió, a mediados del 2012, la controvertida concesión del edificio La Plaza de la Música, mediante una iniciativa privada presentada por el propio Palazzo, y donde hoy el empresario, con su nueva productora, Nueva Era Producciones, hace sus recitales y tiene sus radios.

El edificio, propiedad de la provincia de Córdoba, está ubicado en pleno centro de la ciudad de Córdoba, frente al río Suquía. En él funcionaba el museo de niños “Barrilete”, que fue soplado por Palazzo y De la Sota mediante una bochornosa concesión por 25 años, a cambio de un canon de 10 mil pesos mensuales. Casi como el alquiler de una oficina.


*Fuente: Striptease del Poder

Redacción

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El canal IP entró nuevamente en crisis: levantó toda la programación

La señal IP Noticias levantó toda su programación desde esta madrugada, tras su último programa en vivo de la grilla de mayo. “Volverá a ser gestionado en su totalidad por el Grupo Octubre”, dice un comunicado oficial que se puso al aire.

La crisis sucede en medio de la salida de uno de sus accionistas en circunstancias extremadamente complejas. Se trata del empresario farmacéutico Ariel García Furfaro, quien había llegado junto a Alfredo Scoccimarro como nuevo director.

Esa relación terminó muy mal. Y ahora García Furfaro está asediado por la Justicia por por el fentanilo contaminado que derivó en la muerte de 34 pacientes internados en hospitales y clínicas de la provincia de Buenos Aires, CABA y Santa Fe.

https://twitter.com/TeleBizarra/status/1929045845082538491

Desde el 28 de marzo de este año, el laboratorio HLB Pharma tiene un nuevo presidente. Se trata de Sebastián Nanini, otro abogado. Pero la partida contaminada es de diciembre del año pasado.


*Fuente: Expediente Político

Redacción

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Resurge un viejo tuit de Lali Espósito contra Cristina Kirchner: “El nivel de corrupción es aterrador”

Aunque hoy se muestra alineada con el kirchnerismo y no pierde oportunidad de defender a sus referentes políticos, Lali Espósito no siempre pensó así. En las últimas horas, resurgió un explosivo tuit que la cantante publicó el 14 de abril de 2013, en plena presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, donde no dejaba lugar a dudas sobre su opinión: “El nivel de corrupción es aterrador”.

El mensaje fue escrito tras un informe demoledor de Jorge Lanata en Periodismo Para Todos, donde se exponían maniobras turbias del poder K. En ese entonces, Lali no dudó en expresar su repudio, sumándose a las críticas que llovían sobre el gobierno kirchnerista.

Sin embargo, los años pasaron, y con ellos, la postura de Lali dio un giro de 180 grados. Hoy, lejos de aquella joven indignada por la corrupción, la artista se muestra públicamente cerca del kirchnerismo, lanza críticas a la oposición y hasta participa en eventos donde el relato K es protagonista.

El archivo no perdona, y este viejo tuit vuelve a poner sobre la mesa la gran pregunta: ¿convicciones reales o conveniencia política?

Redacción

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FITOSANITARIOS: Mitos y verdades sobre su uso seguro en los alimentos

*Por Cecilia Linares (Agrolink)

Federico Martín Elorza es especialista de implementación de buenas prácticas en el uso de fitosanitarios, una de las partes importantes de su trabajo es derribar mitos y bridar información sobre un tema que genera muchas dudas, controversias y prejuicios en la sociedad. Al ser consultado sobre como impactan estos productos en los alimentos que consumimos, explicó: “todos los agroquímicos son tóxicos”. Sin embargo, lo central es entender cómo se evalúan y aplican: “Hay un ente regulador, que es el Senasa, que exige estudios de toxicidad de corto y largo plazo a las empresas que quieren registrar un producto, si algo hace mal o es cancerígeno, debe estar registrado, en base a eso, se determina un nivel de toxicidad que se indica en el envase con una banda de color que puede ser roja, amarilla, azul o verde. Incluso los productos con banda verde, que son los de menor toxicidad, siguen siendo tóxicos”.

El punto clave, subraya Elorza, no está solo en la toxicidad del producto, sino en cómo se lo utiliza. “El riesgo se define por dos factores por un lado la peligrosidad del producto y por otro el nivel de exposición. Es decir, cómo expongo yo a mi persona, a terceros o al ambiente. Las buenas prácticas apuntan a reducir esa exposición, que es lo que verdaderamente puede generar daño.”

En este sentido, pone el foco en como cambió el escenario en las últimas décadas: “En 1985, solo el 2% de los productos eran banda verde y un 30% eran banda amarilla. La mayoría eran altamente tóxicos. Hoy, la situación es completamente distinta: solo queda un 0,2% o 0,3% de banda roja, y ni siquiera se usan en el campo. El único que queda es la fosfina de aluminio, que se utiliza en granos almacenados, nunca durante el cultivo”. La tendencia, asegura, es avanzar hacia productos cada vez menos tóxicos y priorizar la banda verde.

Sin embargo, advierte que eso no elimina los riesgos. “Un producto banda verde mal utilizado puede ser más peligroso que uno banda amarilla usado con responsabilidad. La toxicidad no cambia, pero el riesgo sí aumenta cuando se aplica de forma incorrecta”, afirma.

¿Qué pasa con los productos orgánicos?

Otro de los mitos comunes gira en torno a los productos orgánicos y agroecológicos. “Se suele decir que los productos orgánicos no contienen agroquímicos, pero hay que hacer una diferenciación. Para que un producto sea considerado orgánico necesita una certificación específica, regulada también por el Senasa. La mayoría de los insumos permitidos en este tipo de producción son de origen natural o biológico. Algunos, como el sulfato de cobre, tienen origen químico, pero están habilitados.”

Esto implica que no cualquier verdura “de quinta” sin agroquímicos es, de hecho, orgánica. “La certificación es cara, por eso muchos productos se venden como orgánicos sin serlo. Si no tiene el sello, no hay garantías”, advierte Elorza.

Sobre los productos agroecológicos, suele haber aún más dudas. “Cuando no hay certificación, uno como consumidor no puede saber con certeza cómo fue producido ese alimento. Probablemente no tenga agroquímicos, pero no lo podemos asegurar.”

Además, hay ciertas limitaciones técnicas que aún no tienen solución. “Hoy no hay productos de origen no químico que sean verdaderamente eficaces para controlar algunas malezas. Por eso, todavía es complejo producir sin ningún tipo de insumo químico en ciertas zonas o escalas.”

Cómo elegir con información

A la hora de comprar alimentos, el profesional recomienda mirar las etiquetas y buscar el sello oficial de certificación orgánica. “Es el único respaldo que garantiza que se respetaron los procesos establecidos y que no se utilizaron determinados productos”.

Mas allá de los mitos y temores, lo esencial es entender que los fitosanitarios son productos regulados y que su riesgo está directamente relacionado con el modo en que se aplican. La información, el control y las buenas prácticas son herramientas fundamentales para reducir ese riesgo y garantizar una producción segura.

Redacción

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A SANGRE FRÍA | El nuevo programa de Álvaro Zicarelli

Directo y sin ceremonia, A Sangre Fría desembarca en Canal Ey! para cuestionar a las leyendas del mundo literarios. Álvaro Zicarelli pone sobre la la mesa de Canal Ey! obra, vida y época, y los examina pieza por pieza.

Para el escritor y analista político, el libro es camarada, no reliquia; lo abre como quien desarma un reloj y lo enfrenta al pulso de la calle. Cada episodio promete una lectura clara y provocadora con un objetivo simple: que, al apagar la pantalla, alguien salga a buscar el autor del día.

— ¿Qué motivó la creación de A Sangre Fría?

Es lo mismo que me impulsa cuando escribo un libro o creo cualquier contenido: tiene que ser algo que yo mismo consumiría. Necesito sentirme identificado con lo que estoy compartiendo, no podría conducir un programa que no me represente en sus ideas o en su tono.

— La relación directa del nombre del programa con la obra homónima de Truman Capote…

Fue el primer libro suyo que leí, a los 17 años, y desde entonces lo releí dos veces más, en distintas ediciones y etapas de mi vida. Me atrapó no solo por el crimen en sí, sino por el modo en que Capote retrata a los personajes, su entorno, y cómo pule cada palabra.

Pero también hay una segunda lectura del título. Mi intención en el programa es separar esa admiración para poder analizar a cada autor —su obra, su contexto, su vida— con sangre fría, de manera objetiva.

— Conceptualmente, ¿Qué sería “acorralar, analizar y diseccionar” obras y autores?

Tiene que ver justamente con esa mirada integral. Tomar al autor, su vida, su época y su obra, y acorralarlo en un “todo” que pueda ser analizado.

Encuadrarlo en su contexto, entenderlo sin sacarlo de su marco. Luego viene el análisis, que busca determinar qué es esencial y qué es accesorio. Y finalmente la disección: partir esa totalidad en fragmentos, en piezas que podamos observar con mayor claridad. Como si una obra de arte fuera convertida en un rompecabezas que se vuelve a rearmar.

— ¿El análisis va a tener un tono académico, narrativo, provocador, irónico…?

La idea es hacer un análisis completo, pero con lenguaje coloquial. Quiero divertirme al hacerlo y que quien lo mire se divierta también, incluso si no está de acuerdo con lo que digo. Pero que me entiendan.

Para mí, hablar difícil no demuestra sabiduría; muchas veces se usa la jerga para ocultar la ignorancia. No me interesa cuántas reproducciones pueda tener el programa. Me importa que alguien lo vea de principio a fin y diga: “Le entendí”.

— ¿En qué se diferencia A Sangre Fría de otros programas culturales o literarios?

Principalmente en el formato y en el tono. Por ejemplo, Juan Sasturain hacía algo maravilloso en Ver Para Leer, un programa que me encantaba por cómo presentaba a los autores y desglosaba sus obras. Él fue un precursor. Quizás dejaba a entrever su simpatía o antipatía con ciertos autores. En mi caso voy a mantener el análisis frío y objetivo.

— Comentaste que buscás que se entienda el contenido del programa. Pero ¿cuál es tu objetivo más personal con este proyecto?

Si una persona mira el programa completo, sin distracciones, y algo le resuena… me doy por hecho. Pero además quiero visibilizar autores que quizás vimos películas o series basadas en sus obras literarias. Por ejemplo, Phillip Dick, que escribió El vengador del futuro y Blade Runner, su nombre aparece apenas en los créditos de las películas. Claro que voy a hablar de Jorge Luis Borges y Stephen King, pero también de esos autores que merecen su lugar.

Y si alguien que no suele leer, después de ver A Sangre Fría entra a una librería y pregunta por un libro del autor del episodio que vio, me voy a dar por victorioso.

Christian Spadari

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