El pasado miércoles, 5 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que incluyó en su campaña política: la prohibición de la participación de mujeres trans en escenarios deportivos femeninos. La norma, titulada originalmente “Keeping Men Out of Women’s Sports” (Mantener a los hombres fuera del deporte femenino), ordenó al Departamento de Justicia bloquear la participación de niñas y mujeres trans en competencias escolares femeninas, de acuerdo con la interpretación de Trump del Título IX, ley contra la discriminación sexual en la educación.
“Con este decreto, la guerra contra el deporte femenino ha terminado”, manifestó el mandatario durante el acto de rúbrica, que coincidió con el Día Nacional de la Mujer y la Niña en el Deporte. Aseguró: “No nos quedaremos de brazos cruzados viendo cómo hombres golpean y maltratan a atletas femeninas”.
El proyecto también estableció que las instituciones educativas podrían enfrentar restricciones en la financiación pública si admitían la participación de deportistas trans en competencias catalogadas como femeninas. Trump estuvo acompañado por niñas y adolescentes vestidas con indumentaria deportiva, y celebró su decisión con el respaldo de miembros de altos cargos del Gobierno que acudieron a la Casa Blanca para presenciar la firma del decreto.
La autora británica J. K. Rowling, reconocida por la saga de Harry Potter, se pronunció en su cuenta de X para apoyar la medida y cuestionar a la izquierda. “Felicitaciones a cada una de las personas de izquierda que han estado haciendo campaña para destruir los derechos de las mujeres y las niñas. Sin ustedes, no habría imágenes como esta”, escribió con ironía, en referencia a la foto de Trump rodeado de niñas deportistas.
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Durante los Juegos Olímpicos de París en 2024, Trump y Rowling condenaron la participación de la boxeadora argelina Imame Khelif en la competencia. La autora defendió a la italiana Angela Carini y calificó a Khelif como “un hombre que golpea a una mujer”.
“La frase ‘¿por qué te preocupas por una pequeña fracción de la población?’ es, y siempre fue, absolutamente ridícula. La ideología de género ha socavado la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos de los homosexuales y la seguridad, la privacidad y la dignidad de las mujeres y las niñas. También ha causado daños físicos irreparables a niños vulnerables. Nadie votó a favor de la ley, la gran mayoría de la gente no está de acuerdo con ella, pero ha sido impuesta desde arriba por políticos, organismos de salud, académicos, sectores de los medios de comunicación, celebridades e incluso la policía. Sus activistas han amenazado y ejercido violencia contra quienes se han atrevido a oponerse a ella. Se ha difamado y discriminado a personas por cuestionarla. Se han perdido empleos y se han arruinado vidas, todo por el crimen de saber que el sexo es real e importante”.
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“Cuando se disipe el humo, será más que evidente que nunca se trató de una supuesta minoría vulnerable, a pesar del hecho de que algunas personas muy vulnerables han resultado perjudicadas”, aseguró, antes de advertir: “La dinámica de poder que sustenta nuestra sociedad se ha reforzado, no desmantelado. Las voces más fuertes durante todo este fiasco han sido las de personas que se han protegido de las consecuencias por su riqueza y/o estatus. No es probable que se encuentren encerradas en una celda con un violador de 1,93 m que ha decidido que ahora su nombre es Dolores. No necesitan centros de crisis para víctimas de violación financiados por el Estado, ni frecuentan los vestuarios de las calles. Sonríen desde los sofás de los programas de entrevistas sobre esos desagradables fanáticos de extrema derecha que no quieren penes balanceándose en las duchas de las chicas, con la tranquilidad de saber que su piscina privada sigue siendo el lugar seguro que siempre fue”.
Rowling afirmó: “Los hombres, tanto los que se identifican como trans como los que no, son los que más se han beneficiado de la ideología de la identidad de género. Algunos han sido recompensados por su afición al travestismo con el acceso a todos los espacios que antes estaban reservados para las mujeres. Otros han utilizado su deliciosa nueva condición de víctimas como excusa para amenazar, agredir y acosar a las mujeres. Los izquierdistas que no se identifican como trans han encontrado una magnífica plataforma desde la que exhibir sus propias credenciales impecablemente progresistas, burlándose y desdeñando las necesidades de las mujeres y las niñas, todo ello mientras se dan palmaditas en la espalda por ceder derechos que no son suyos”. En su opinión, “las víctimas reales de este caos” fueron “las mujeres y los niños, especialmente los más vulnerables, los homosexuales que se han resistido al movimiento y han pagado un precio terrible, y la gente común que trabaja en entornos en los que un pronombre fuera de lugar podría hacer que te vilipendiaran o te desestimaran de manera constructiva”.
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