El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal
Ernesto “Che” Guevara
Historias resuenan entre tanto escrito y tanto hablado… pero ¿qué tanto se sabe?
Lo característico a la ideología en lentes de lo argento: de un lado sus detractores, del otro sus admiradores.
La vida y “obra” de Ernesto Guevara trasciende generaciones y formas de ver al mundo… sostengo, después de haber estudiado brevemente su figura, que es poco conocido por la generación de la cual soy parte. Este fenómeno ocurre, paradójicamente, porque se ha transformado en un perfecto producto capitalista: un logo.
Conozco a ese hombre de barba y largo cabello desde que tengo memoria, sin embargo la primera vez que me pregunté por él fue en el 2016, durante una edición de los “Juegos Culturales Evita”. Allí estaba su figura, exhibida en un cuadro blanco y celeste, junto a Lionel Messi, Diego Maradona y Eva Duarte.
Me avergonzó intelectualmente saber solo el nombre de aquella persona retratada en negro. Me permití “salir” de la ignorancia.
Necesitaba saber quién era el Che…
SOBRE ERNESTO
Empecemos por el final. Guevara es el comunista más sincero; no solo intentó consagrar su religión política (se refería a Marx como “San Carlos”) como pocos, sino que también era “coherente” con ese lineamiento… abiertamente mataba, oprimía, expropiaba y torturaba en post de añadirle cuantas trabas sea posible al mercado y a la libertad. Sobre ello nada se puede decir, son datos narrados por el propio Guevara en sus diarios personales.
¿Qué quiero decir con esto? No se ocultó dentro de lo políticamente correcto para excusar lo “polémico” ocasionado por él y por su régimen. Era un desaforado, pero era él. No había doble moral, hacía lo que decía… por más repulsivo que sea aquello. En simples palabras, cometía lo necesario para implementar el comunismo, sin culpa.
Quizás por odiar lo individual se odiaba un poco a sí mismo: “Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos”. En varias ocasiones confesó a su padre el placer que significaba para él acabar con al vida del otro y el gran anhelo de morir “heroicamente” que lo atravesaba.
La mención de su padre no es casual, según lo escrito por el maestro Juan José Sebreli, éste le enseñó a disparar a la edad de cinco años, “desde entonces, el revólver sería su juguete preferido”.
En su despreocupada vida (…) el Che solo se destacaba de los otros niños de bien por sus salidas sarcásticas, por el escándalo que provocaba su suciedad y el desaliño bohemio, a manera de espantar a los burgueses… al no poder ser un príncipe, le quedaba jugar al mendigo
Juan José Sebreli
Sobre su infancia, Fernando Guevara Lynch comenta que, en su familia “se vivían agarrado a las piñas. Ernesto tenía los ojos como un puma en cautiverio, una mirada penetrante y agresiva. Era una familia muy violenta, éramos todos muy educados, pero ante el primer problema, se arreglaba el asunto con la violencia”.
Avanzando en la historia, muchos ven en el Che el retrato de un incansable luchador por los derechos humanos, llegando a vincular su devenir ideológico con una inexistente identificación política temprana: Guevara conoce el comunismo de grande, precisamente (y de casualidad) en Guatemala, de la mano de quien sería su futura esposa, Hilda Gadea.
“Cuando empecé a estudiar medicina, la mayoría de los conceptos que tengo como revolucionario estaban ausentes en el almacén de mis ideas (…) No tuve preocupaciones sociales en mi adolescencia, ni participé en las luchas políticas o estudiantiles en Argentina” escribió en su diario personal.
Anécdota de “color”: mientras viajaba a mencionado país (24/12/1953), el barco que alojaba al futuro revolucionario comenzó a tambalearse por las olas del mar. En ese contexto, una vez en tierra, escribe en su diario un “particular” suceso:
Casi todos los pasajeros comenzaron a vomitar. Yo me mantuve afuera, con una negrita, Socorro, que yo había levantado, más puta que una gallina y sólo tenía 16 años
Ernesto “Che” Guevara
La izquierda actual ha agotado los malabares argumentativos para “tapar” lo oscuro de Guevara. Para el momento, el bloque comunista utilizó la figura del Che como una renovación del movimiento… una joven fuerte, carismático, agradable, esbelto y seguro dentro de sus convicciones era el caballo de Troya ideal para llevar el comunismo a las nuevas generaciones. Karl Marx, Rosa Luxemburgo, Frederich Engels, Antonio Gramsci y compañía, resultaban aburridos.
Al día de hoy, resulta, como mínimo, paradójico, que movimientos de izquierda, supuestamente embanderados con el feminismo, el indigenismo, los movimientos LGBTQ, vean algo en el Che.
En cierta ocasión tuve el placer de charlar con el presidente del Partido Comunista Argentino. Realizaba un charla en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, antro izquierdista por excelencia después de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA… allí, un aula magna lleva el nombre del revolucionario. Sí. Un aula de facultad de filosofía y letras lleva el nombre de un tipo que mataba a sangre fría a escritores “disidentes”.
Retomando mi diálogo con el mandatario. Interrogué, una vez finalizada la charla, sobre su opinión sobre los fusilamientos a homosexuales… particularmente quería saber cómo sería, en su visión, Ernesto Guevara si estuviese con vida… ¿apoyaría los cursos de Género? ¿Su cara en una bandera LGBT? ¿Tu celular iPhone?
Tenemos que crear la pedagogía de los paredones de fusilamiento y no necesitamos pruebas para matar a un hombre. Ese procedimiento es un detalle burgués arcaico. Los fusilamientos son, no tan solo una necesidad del pueblo de Cuba, sino también una imposición de este pueblo
Ernesto “Che” Guevara
El hombre, muy respetuosamente, dudó unos segundos antes de contestarme. Dijo que sí, para él, Guevara se adaptaría a las nuevas costumbres… que, dicho sea de paso, están muy lejos del “hombre nuevo socialista”.
Sobre los fusilamientos a homosexuales, sinceramente, no recuerdo su respuesta: el giro argumentativo fue tal que mi memoria no fue capaz de retenerla.
SOBRE ECONOMÍA, DOGMATISMO Y SU “FATAL ARROGANCIA”
El amplio concepto que rodea a lo referido a la “libertad” adopta un color diferente según el lente con el que se mire.
Sin embargo, conclusiones rápidas podemos sacar analizando frases puntuales de Guevara… muy partidario de la libertad no era:
Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no puede lograrse con libertad de prensa
Ernesto “Che” Guevara
El concepto de “Fatal Arrogancia” acuñado por el economista austríaco, Friedrich August von Hayek, entra como anillo al dedo en la “obra” de Guevara. Incluso, en ocasiones, las oraciones son de enorme importancia para entender la mente del “comunista puro”…
Para “combatir la plusvalía, y el trabajo explotador propio del capitalismo” no se le ocurrió mejor idea al régimen cubano que justamente, la implementación del trabajo forzado (y forzado en serio) a cambio de un salario totalmente miserable que, en el peor de los casos, consistía de “elementos motivacionales”, léase banderines, afiches, diplomas, y demás propaganda relacionada a la dictadura.
Eso significa que no ha pasado mucho en su revolución. Yo mido la profundidad de la transformación por el número de gente afectada por ella y que sienten que no caben en la nueva sociedad
Diálogo con el mandatario egipcio Gamal Abdel Nasser cuando se enteró que en esa revolución “no hubo demasiados refugiados que tuvieron que irse del país”.
Su estadía como presidente del Banco Central de Cuba y como ministro de Industria dejan las mejores reflexiones… hay que tener en cuenta que Ernesto Guevara no tenía ni idea sobre cuestiones económicas.
Una anécdota inchequeable y cómica narra que, mientras transcurría una reunión entre los barbudos, Castro expresó que necesitaba un “buen economista”. El Che, que estaba entre dormido, confundió las palabras de su líder, entendiendo que necesitaba un “buen comunista”, por lo cual levantó su mano al estilo “yo, yo, yo”.
Tras los rotundos (y previsibles) fracasos económicos cosechados por su gestión, Guevara comienza a cuestionar un poco la viabilidad del sistema de producción socialista. Su gestión en el Ministerio de Industria (61/65) deja estas cifras: durante los dos primeros años, disminuyó 15% la superficie cosechada, 43% la molienda y 33% el rendimiento por hectárea. En el 61, la zafra alcanzó cifra récor de 7 millones de toneladas, en el 62 cayó a 4,8 millones y en el 63 a 3,8 millones, llegando a ser en ese año la cosecha más baja de los últimos 30 años. Entre el 61 y 62, el 50% de la cosecha de frutas y verduras se desperdició. La productividad por obrero se redujo en un 33% en tan solo un año.
La Revolución también ha cometido errores. Nosotros en el Ministerio también. Por ejemplo, hace un tiempo construimos cinco fábricas, una de refrigeradores en Camagüey, otra de picos y palas en Santa Clara, otra de (no recuerdo de qué) en Matanzas, otra de lápices en Batabanó y otra de (no recuerdo de qué) en Pinar del Río (…) Entonces descubrimos que las fábricas no podían comenzar a funcionar: no teníamos la materia prima que necesitábamos
Ernesto “Che” Guevara
La frase que, por lo menos a mi más me impacto en la lectura de su historia es la que el Che le dice a su compañero y confidente Enrique Oltuski… debido a la inmensa intervención estatal del Gobierno cubano sobre la economía del pueblo no se sabía bien el precio de las cosas.
La gente se enteraba de cuánto valían sus bienes y servicios gracias a catálogos extranjeros que de casualidad llegaban a la isla. El régimen centralmente planificado literalmente destruyó la economía de la isla. En ese contexto, Guevara le comenta:
Cuando todo el mundo se vuelva comunista hay que mantener Andorra como capitalista para así saber el valor real de las mercancías
Ernesto “Che” Guevara
A 53 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO
De un tiempo a esta parte, el guerrillero argentino deja aún mucho para analizar. La forma chistosa con la cual la izquierda, en calles y facultades, usa su nombre (como es de costumbre) esta lejos de ser una realidad auténtica, pasa a ser un mero capricho militante.
La historia de como Fidel Castro “manda a matar” a su compañero es otro cantar (más largo y tedioso de pensar). El Che murió en su juego… y como quería.
De ayer a esta parte, si la historia se desconoce es por motu propio… la vieja premisa del “adoctrinamiento” dejó de existir a partir del nacimiento de internet.
Queda en nosotros darle significado a las imágenes, para que no sean más que una simple pintura en un cuadro.