Milton Friedman fue un economista estadounidense nacido en 1912. Murió en el 2006 y es altamente reconocido por haber sido acreedor del premio Nobel de Economía en 1976. De acuerdo con información oficial de este reconocimiento, Friedman fue laureado por sus aportes al análisis del consumo, a la historia y teoría monetaria y “por su demostración de la complejidad de la política de estabilización”.
Friedman es uno de los economistas más reconocidos en la historia de esta disciplina, y también uno de los que más filias y fobias genera. Esto es así, porque se le atribuye ser unos de los arquitectos de la llamada política económica liberal, pues fue asesor de los dos principales promotores de este modelo: Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido.
En términos de sus aportes a la Economía, sobresale la centralidad que le otorga al dinero para entender muchos fenómenos de la política económica, especialmente aquellos relacionados con la inflación. Por eso se le considera uno de los padres del llamado “monetarismo”, el cual se contrapuso a la hasta entonces influyente teoría keynesiana.
Explicado de forma sencilla, el énfasis en el dinero puso sobre la mesa la importancia de la política monetaria a la hora de analizar los ciclos económicos y la inflación. ¿Qué significa “política monetaria”? Básicamente el entender cómo el sumistro de dinero en un país puede afectar los niveles de ingreso y de precios de las cosas. Gran parte de lo que entendemos hoy en día sobre la inflación es gracias a las formulaciones teóricas de Friedman sobre la demanda en el mercado del dinero.
Este giro trajo consigo una perspectiva completamente novedosa respecto a los modelos econométricos y la forma de medir la economía. Los factores monetarios vinieron a transformar no sólo las mediciones económicas, sino también las políticas implementadas por los bancos centrales en el mundo. Por eso puede considerarse uno de los economistas más influyentes de la historia: no sólo encabezó el debate y la investigación económica de su tiempo, sino también la dirección de la política económica que se estaba implementando en el mundo.
Pero su legado científico no se agota en su teoría monetaria. También sobresalen sus conjeturas sobre la teoría del consumo. Para él, es mucho más determinante en el consumo de un hogar el ingreso “permanente” que percibe, que aquel que le llega de forma sorpresiva. En su perspectiva, se puede hacer la diferencia entre ingreso temporal e ingreso permanente. El ingreso temporal es aquel que llega de forma inesperada (un premio de lotería por ejemplo). En cambio, el ingreso permanente es aquel que se espera obtener a lo largo del tiempo. En ese sentido, la hipótesis de Friedman es que un cambio en la perspectiva sobre el ingreso permanente afecta más los patrones de consumo de un hogar que un cambio en el ingreso temporal.
Otra de sus grandes aportaciones está asociada a la “latencia” o “temporalidad” de las políticas de estabilización económica. Frieddman acuñó los términos de “latencia” de las observaciones y decisiones para expresar el tiempo con el que los efectos de las medidas de estabilización se hacían ver en los ciclos económicos. Esto es: los tiempos con los que entraban en efectos las políticas económicas podían impactar negativamente, e incluso provocar desestabilización.
En ese sentido, a la hora de implementar políticas económicas no sólo importaba la medida concreta que se tomara, sino el momento en el que se implementaba dentro del ciclo económico.