El nivel de actividad económica retrocedería entre 10 y 15 años

Algunos indicadores de marzo comienzan a dar los primeros síntomas. Por ejemplo, el Índice General de Actividad (IGA) elaborado por OJF anticipa una caída del 9,5% interanual para el tercer mes del año.
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Desde que Argentina entró en el aislamiento social, preventivo y obligatorio el 20 de marzo, la actividad quedó prácticamente paralizada. Esto llevó a que, por varios días, se estableciera el debate de “salud o economía”, cuando en realidad son variables vinculadas y no excluyentes. Esta nota se centrará en medir las consecuencias del indefectible impacto económico.

Recordemos que Argentina inició la cuarentena el 20 de marzo, por lo que abril mostrará una mayor caída aún. La producción industrial de OJF también sufrió un duro golpe en marzo, derrumbándose un 9,9%ia. Por otro lado, en un reciente trabajo publicado por el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), se pronostica que la pobreza podría subir cinco puntos por los efectos de la cuarentena.

Está más que claro que en 2020, el nivel de actividad sufrirá un fuerte impacto. Tomando las proyecciones elaboradas por la Fundación Libertad y Progreso para el corriente año, el nivel de actividad caería un 8,3% en un escenario optimista y un 15,0% en un escenario pesimista. El retroceso en ambos casos representaría un golpe duro. Si la economía cae un 8,3%, significaría que el nivel de actividad retrocedería a los niveles observados de 2009. En cuanto a si ocurriera el escenario pesimista, la caída de la actividad volvería a los niveles de 2006. Teniendo en cuenta además que, durante el período 2011-19, la economía estuvo estancada, la situación es aún más preocupante. La Argentina que vendrá post-Covid-19 presenta un gran desafío en términos de actividad.

El problema es que Argentina ya se encontraba en una situación delicada previo a la crisis del coronavirus. En otras palabras, no es que la pandemia agarró a la Argentina mal parada, sino que Argentina vive mal parada hace 60 años producto de sus desequilibrios macroeconómicos con persistentes déficits fiscales, que ya son de carácter estructural. Como si esto fuera poco, a la situación se le debe adicionar el escenario de un probable default y la lamentable decisión de apartarnos de nuestros socios del Mercosur, enviando una señal de tinte proteccionista. Tampoco debe descartarse que la crisis a nivel mundial se extienda, ya que todavía no está clara la extensión ni los alcances del golpe que dejará a nivel global el Covid-19. Teniendo en cuenta estas circunstancias, Argentina más que nunca precisa comenzar a encarar reformas estructurales. Lo peor que podría ocurrirnos es que una vez que haya finalizado la pandemia, el país quede estancado como ha estado desde 2011, pero con un nivel de PBI mucho menor. Desde luego alguna recuperación habrá, pero ésta será menor que la caída porque se está perdiendo capacidad potencial de producción.

La economía podrá comenzar a recuperarse si el sector privado sobrevive. Es por esta razón que se vuelve sumamente importante que las empresas privadas no quiebren. Cada empresa que no pueda afrontar exitosamente la crisis es una empresa que no podrá emplear a trabajadores cuando se retorne a la normalidad. Hace varios años que el sector privado viene sufriendo presiones tributarias récord para financiar un excesivo gasto público que se ajusta poco, y cuando lo hace, las devaluaciones suelen ser protagonistas estrellas.

Lamentablemente el golpe económico llegará. Pero será muy distinto el día después de la pandemia si se logró evitar quiebras en el sector privado y si comienzan a encararse las reformas estructurales para que Argentina empiece a ganar una competitividad que perdió hace ya varios años. El año 2021 no será 2003, cuando el gasto público era más bajo y la inflación no era un problema. Tampoco acompañan los precios de las commodities. Tarde o temprano, Argentina tendrá que cobrar la madurez para encarar las reformas estructurales. De lo contrario, retornará al estancamiento, pero con una población mucho más empobrecida.

*Fuente: Fundación Libertad y Progreso – Nicolás Cachanosky


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El riesgo país superó los 1.200 puntos y los bonos cayeron hasta 7%

Las acciones y bonos argentinos registraron fuertes retrocesos en la jornada financiera de hoy martes, en un contexto de incertidumbre política y cambiaria, a solo 17 ruedas operativas (días hábiles de actividad bursátil) de las elecciones legislativas que marcarán el rumbo del gobierno de Javier Milei durante los próximos dos años.

Sobre las 14:40 horas, los ADR de compañías argentinas que cotizan en Wall Street operaron con pérdidas generalizadas. Mercado Libre se desplomó 6,6%, mientras que Banco Supervielle y Banco Francés retrocedieron 6,6% y 6,5%, respectivamente. Banco Macro perdió 6,3%, YPF 4% y Grupo Galicia 5,6%, estos últimos entre los papeles con mayor volumen de negocios.

Las caídas acumularon ya cuatro ruedas consecutivas, lo que borró gran parte del rebote que los papeles habían registrado la semana anterior tras el anuncio de apoyo financiero de Estados Unidos a la Argentina.

En el segmento de renta fija, los bonos soberanos en dólares (Bonares y Globales) promediaron un retroceso del 1,7% en otra jornada negativa. El índice de riesgo país elaborado por JP Morgan aumentó 88 unidades y se ubicó en 1.203 puntos básicos, al medir la diferencia entre la tasa de retorno de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y las emisiones emergentes.

En la plaza local, el S&P Merval de la Bolsa porteña cayó 1,7% en pesos. Medido en dólares, el panel líder acumuló una baja del 13% desde el 25 de septiembre, aunque aún mantuvo una mejora del 7% respecto del 19 de ese mes, antes de los anuncios del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.

El dólar oficial cerró el mes con nuevas alzas. En las pantallas del Banco Nación, por ejemplo, se vendió a $1.400, mientras que en el segmento mayorista se ubicó en $1.360. En el mercado paralelo, el dólar blue cotizó a $1.435. El MEP se negoció a $1.473,93 (+1,3%) y el contado con liquidación a $1.516,11 (+1,2%).

Las últimas disposiciones del Banco Central establecieron que quienes compren dólar oficial no podrán venderlo en el mercado MEP o contado con liquidación durante 90 días, con el objetivo de frenar el “rulo” que aprovechaba la diferencia entre cotizaciones para obtener ganancias.

El economista jefe del Grupo SBS, Juan Manuel Franco, sostuvo que “el ojo del mercado en estos días pasa, en el frente macro financiero, casi exclusivamente por dos cuestiones: qué tantos dólares compra el Tesoro en el marco de la liquidación extraordinaria por retenciones cero y la dinámica de la brecha cambiaria tras las restricciones dispuestas el viernes sobre operaciones de arbitraje de tipo de cambio”.

Franco precisó que “el Tesoro habría comprado el 43,8% de lo liquidado por el agro bajo retenciones cero”, y advirtió que “la brecha se ubica en torno al 10% y creemos que las restricciones dispuestas deberían tener la menor duración posible dado que a la larga estas medidas terminan impactando negativamente sobre reservas”.

Un informe de MegaQM alertó que “en las últimas semanas se vio un proceso de corrida cambiaria o de eventual overshooting. En esos ciclos la oferta se corre por completo y la demanda aparece con fuerza buscando tomar coberturas”.

Según la consultora, “el problema de esos ciclos es que no sirven como referencia para entender cuál es el equilibrio real del mercado cambiario. Son ciclos en los cuales el nivel de demanda alcanza valores que no se pueden sostener en el tiempo, como los últimos datos de atesoramiento, donde en agosto se demandaron USD 3.200 millones. Eso implica que en los últimos 4 meses el ritmo anualizado de ahorro en dólares ha sido de 48.000 millones. Probablemente en septiembre ese ritmo puede haber aumentado nuevamente”.

“La caída en la demanda de atesoramiento puede ser una señal de vinculación entre el ritmo de liquidación de dólares y las compras de individuos en el mercado cambiario. En paralelo la oferta empieza a correrse, esperando a que el tipo de cambio alcance un nuevo equilibrio y maximizar así sus ingresos”, concluyó MegaQM.

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