En una medida histórica, el Parlamento danés apoyó con 81 votos a favor y 21 en contra una reforma estructural que incrementa la edad de jubilación a los 70 años para aquellos nacidos después del 31 de diciembre de 1970. La decisión se adopta en el marco de un acuerdo que vincula los aumentos de edad jubilatoria a la esperanza de vida —actualmente cercana a los 82 años— y contempla etapas intermedias: 68 años en 2030 y 69 en 2035.
El objetivo del Ejecutivo es reforzar la viabilidad financiera del Estado de bienestar danés, logrando un ahorro estimado de más de 15.000 millones de coronas (unos 2.000 millones de euros) para 2040. Según declaraciones del ministro de Empleo, Ane Halsboe‑Jørgensen, futuras reformas tendrán en cuenta la duración de la carrera laboral y el tipo de trabajo.
Paralelamente, la reforma pone fin a las pensiones vitalicias de los parlamentarios y ministros. Hasta ahora, con sólo un año de mandato, los legisladores podían cobrar alrededor de 35.000 coronas (unos 4.700 euros) mensuales de por vida, comenzando su jubilación poco después de los 60 años. Bajo la nueva norma, los políticos aportarán el 18,07 % de su salario al sistema contributivo general y recibirán las prestaciones correspondientes a su cotización como cualquier otro ciudadano.
La reforma es el resultado de un pacto de Estado que incluyó a ocho grupos parlamentarios y sigue las recomendaciones de una comisión experta de 2016, que advertía sobre la insostenibilidad del esquema anterior. No obstante, los términos aprobados solo se aplicarán a los futuros diputados que accedan por primera vez al Folketing tras las próximas elecciones, y se mantiene el privilegio para quienes ya poseen antigüedad.
La iniciativa provocó protestas desde distintos sectores, especialmente sindicatos como 3F, que advierten el impacto negativo sobre quienes desempeñan tareas manuales o fatigantes. También hay preocupaciones sobre la aplicación automática de la subida, lo que generó pedidos de mayor flexibilidad por parte del Gobierno y representantes políticos.
Organismos como el FMI respaldan la iniciativa, argumen que el aumento de la edad legal es necesario frente al envejecimiento demográfico y a mayores capacidades cognitivas de los mayores, equiparables a personas más jóvenes décadas atrás. En Europa, otros países como Francia, Alemania y Reino Unido ya avanzan hacia incrementos similares, aunque ninguno tan ambicioso como Dinamarca
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