MIRA EL EDITORIAL ACÁ
El caso de la nadadora trans, Lia Thomas, desató polémica en las redes del mundo. En marzo se convirtió en la primera persona transgénero en ganar una competencia universitaria de natación elite. Sin embargo, a cinco días de su consagración el gobernador de Florida proclamó como triunfadora a la competidora que salió en el segundo puesto.
Caso más extremo es de la luchadora trans de artes marciales mixtas, Fallon Fox, quien en 2015 derrotó a Tamikka Brents (mujer biológica) a los dos minutos del primer round. Brents sufrió daños en el hueso orbital, que requirió siete puntos y una conmoción cerebral.
La enfermiza paranoia progre sigue más allá del deporte. En 2020 se festejó mucho la inauguración del primer barrio trans del mundo en la provincia argentina de Neuquén. Cuenta con 12 viviendas que a su vez cuentan con un salón con cocina integrada, una habitación y baño. La inclusión no es el problema, el problema es no saber incluir.
A veces nos hacemos problemas por cuestiones que no son tal. Creemos que esta pequeñez es gigante, porque detrás hay todo un aparato corporativo. La realidad la demostró el último Censo 2022 en Argentina. La tercera variante promovida por fuera de “Hombre” / “Mujer”, en la cual ponían sus esperanzas los lobbistas del género (es decir “ninguno de los anteriores”) el artificio de la “x”, arrojó la cifra de 0,12%.
Y NADIE tiene que discriminar a una persona. Sin embargo, el Estado gasta más en eso, que en cuestiones que sí preocupan a la sociedad realmente.