La fuerza del corazón. Así se llama el nuevo ejemplar que presentó el escultor argentino, Alejandro Marmo, en el Parlamento de Italia, y por el cual recibió un gran reconocimiento. El libro recorre los últimos 25 años de su trayectoria, en los que su arte ha tendido puentes entre ambos países. “El sentimiento verdadero gana en el tiempo sobre cualquier especulación”, reflexionó.
Fabio Porta, diputado por América Latina, fue quien gestionó el homenaje a Marmo realizado en el Parlamento. El artista, además del libro mencionado, presentó hace unos días un “Diego Iluminado”, que retrata el rostro del ídolo argentino (venerado también en Italia). Expuso la obra en la sede del club Napoli de Sala Consilina, una localidad cercana al pueblo donde nació su padre, en la provincia de Salerno.
No sin gratitud, pero con mucha templanza, analizó: “Esas situaciones que duran un minuto, como las de Parlamento, en las que uno puede ser el centro ficticio del reconocimiento, hay que tomarlas con la consciencia de que hay que seguir laburando en el mayor silencio posible”.
Marmo ha realizado numerosas obras de íconos argentinos e italianos. Fue artífice de murales de Eva Perón, de Arturo Jauretche y del padre Carlos Múgica. Recientemente, además de la obra de Maradona, también esculpió una figura de Raffaella Carrá.
Sin embargo, el argentino se muestra sereno y humilde frente a los homenajes: “Los reconocimientos duran muy poco. Es un buen momento para pensar que aún no hice nada y no caer en la fantasía de sentirme importante por un aplauso que dura cinco minutos”, expresó.
Alejandro Marmo nació en el conurbano bonaerense hace 52 años, luego de que su padre, que fue excombatiente italiano en la Segunda Guerra Mundial, partiera de la provincia de Salerno hasta la Argentina junto con su esposa. A los 27, el artista plástico arribó a Italia como un “soñador” que quería trabajar y mostrar su obra en Europa.
“Hace 25 años, conocí los obstáculos que uno tiene cuando pretende traspolar un idea y trabajar en otra tierra. Uno se desespera para que los proyectos prosperen rápido, pero un proyecto verdadero necesita tiempo, esfuerzo, constancia y fe”, reflexionó Marmo, que insistió en transmitir que “las cosas tardan”.
Su arte ha sido un persistente punto de contacto entre Italia y Argentina. Sin duda, por sus obras, pero también por su propia historia y por la “nostalgia y el amor incondicional” de ambos países que él, afirma, intenta transformar en belleza estética. “Es la italianidad en la Argentina y la argentinidad en Italia. Todo lo que hago en la Argentina lo produzco también en Italia; los abrazos, las Vírgenes, Maradona, Raffaella”, concluyó.