La noticia sorprendió a todos en la tarde del martes. ¿Por qué decidió Macri nombrar a un peronista que fue jefe de bloque de Cristina Kirchner? Acá, algunas respuestas.
1. Durán Barba estuvo de acuerdo. La lógica es sencilla. La imagen presidencial viene creciendo al ritmo de la estabilidad cambiaria y el (¡muy lento!) descenso de la inflación. Esos números siempre estuvieron íntimamente relacionados. Macri necesitaba llevarle tranquilidad a los mercados con un candidato del paladar del círculo rojo. No es cierto que Durán Barba quiera sí o sí una mujer, sino alguien que aporte coherencia y diversidad a la fórmula a la vez. Pichetto representaba esos valores.
2. No aporta votos pero… Todos saben (Durán Barba y Pichetto incluidos) que el senador no aporta votos. La decisión pasó por otro lado. Hablarle a los mercados ayuda a la gobernabilidad hasta el día de la elección (y por lo tanto a la estabilidad). Los votos, creen en el equipo de Durán Barba, se pueden construir con el staff habitual del PRO.
3. Una solución política al vice. El tema del vicepresidente era un problema. Los radicales lo reclamaban para sí. Pero a la vez no se ponían de acuerdo ni con el nombre ni con el método de designación. Sanz era el único nombre de consenso. Y él no quería. Además Carrió no quería a un radical en la fórmula. Ampliar la coalición era también un reclamo del radicalismo. De esta manera,lograron ceder en una necesidad de la UCR sin desangrarse internamente con la elección del vice.
4. Los radicales lo quieren. Más allá de lo institucional, hubo tres hombres del radicalismo que fueron clave en la elección de Pichetto. Ernesto Sanz, Gerardo Morales y Luis Naidenoff, el hoy jefe de bloque de Cambiemos del Senado. Los tres, cada uno en su etapa, manejaron la vida política del Senado durante los últimos 15 años. Así, aunque desde veredas enfrentadas construyeron una relación de mucho respeto institucional y personal, según confirman en público y privado los involucrados. Fueron ellos los que le acercaron el nombre de Pichetto a Macri.
5. El amor del círculo rojo. En las últimas semanas, Pichetto estuvo circulando en distintos puntos de encuentro del círculo rojo (programa de Carlos Pagni inclusive). Una de las reuniones fue un almuerzo el Rotary Club de Buenos Aires. Pichetto habló de todo y fue muy aplaudido. Al finalizar, uno de sus más importantes miembros afirmó. “Nos dijo todo lo que queríamos escuchar”. Su discurso llega bien a los sectores que hoy tiene que llegar.
6. Massa y el riesgo de no llegar al balotaje. Hasta ahora, la estrategia era la de la polarización con un tercero que mediara. Al vaciarse el espacio del centro -por la salida de Sergio Massa de Alternativa Federal y su pase al kirchnerismo- se encendieron las alarmas en el equipo del PRO. Alberto Fernández mide 37%; con lo que le sume Massa podría ganar en primera vuelta. Había que desactivar ese riesgo.
7. El riesgo del vicepresidente. El mayor activo político de Miguel Pichetto es su eterna lealtad a quien gobierna, especialmente si es de su partido político. Hace permanentemente de la lealtad y el verticalismo una bandera. En ese sentido, pese a no ser del riñón de Macri, le ofrece garantías suficientes de que no estará complotando al día siguiente de la elección, fantasma siempre latente con los vicepresidentes.
8. Puede traer a más peronistas. “Si gana, al día siguiente somos todos pichettistas”, dice un dirigente peronista que hoy lo acompaña al senador sobre sus compañeros de partido. En el Gobierno analizan que puede ser un buen nexo con los gobernadores para que no jueguen (o jueguen a medias) con el kirchnerismo.
9. El vocero peronista. Pichetto se convirtió en los últimos meses en el vocero peronista del Gobierno: defendió la política argentina en Nueva York, elogió la “diplomacia presidencial” de Macri, la política de seguridad, la política energética… Más enfáticamente que muchos aliados. Eso, generó mucho entusiasmo en Macri.
10. La posibilidad de enterrar Cambiemos. La elección y la apertura de la fórmula permiten dar por terminada la marca que había sufrido un duro golpe. En la mayoría de las provincias no usaron el sello Cambiemos por la pésima imagen que tenía. Al ampliarse la fórmula, se amplía la coalición y se hace necesario buscar otro nombre. Oxigenarse para crecer en imagen. Ese es el desafío si se quiere ganar en octubre.
*Fuente: Pablo Winokur
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