En el enjambre de precandidatos del Frente de Todos (FdT) ya hay varios anotados. En general quieren sacar al 2 veces intendente platense de Juntos por el Cambio (JxC), Julio Garro, del sillón de Calle 12, y en plena temporada estival, ningún dirigente del panperonismo se quiere quedar afuera de esa pelea, que de antemano, a ojos del oficialismo gobernante, “ya está ganada”.
Claro está, los nombres son los mismos del último turno electoral por el ejecutivo: Florencia Saintout y Victoria Tolosa Paz, quienes cosecharon más volumen de votos en la derrota del 2019, cuando en la suma de sus 5 precandidatos el peronismo le sacó 8 puntos a Garro en las PASO, pero después el alcalde de Propuesta Republicana (PRO) dio vuelta los guarismos para garantizar su primera reelección (desplazó a Pablo Bruera en 2015).

Hoy el tablero político se mueve pero está verde. Tiempos de instalarse, sondear alianzas y mostrar gestión. Tolosa Paz desde el Ministerio de Desarrollo Social en nombre del albertismo, y Saintout con los pies en Provincia al frente del Instituto Cultural, donde fue designada por Axel Kicillof tras la última legislativa.
En el enjambre de aspirantes hay de todos los colores: nombres como el del concejal Guillermo Escudero, único exponente del bruerismo con un relativo reconocimiento público: la carta que jugó el clan (que incluye al dos veces jefe comunal, al ex edil y diputado Gabriel Bruera y a Mariano Bruera, quien domesticaba “la calle” en tiempos de bonanza), después de que el apellido quedó manchado por la catastrófica inundación del 2013, que dejó una cifra oficial de 89 ciudadanos muertos.

La lógica es la de siempre: anotarse y después negociar. Claro está, no siempre funciona. En el Concejo Deliberante también hay nombres que asoman, sin chance alguna de cosechar un volumen respetable de votos para llegar al Palacio de Calle 12 y destronar a Garro.
Por nombrar dos: Guillermo Cara, referente de la Juventud Peronista (distanciado de La Cámpora, con quien mantiene una relación tirante) y Paula Lambertini, del riñón del ex jefe de Gabinete bruerista Santiago Martorelli, quien lisa y llanamente se adueñó del manejo de las cooperativas barriales.

El “Chancho” (como lo bautizaron en el microclima político) supo aliarse con los Bruera tras romper con Emilio Pérsico el ex heladero, jefe junto a Fernando “Chino” Navarro del Movimiento Evita (ME), hoy principal sostén en la calle del albertismo.
El rol de Alak en La Plata
Siempre a la sombra de los movimientos políticos de la ciudad que gobernó por 16 años (del 1991 al 2007), el ministro de Justicia y Seguridad de Kicillof tiene órdenes de monitorear el tablero de ajedrez de la Octava, aunque su poder de fuego y territorial ya no sea el de antes.

Su mesa chica, que en tiempos de gestión supo tener nombres de peso como el de Juan Amondarain, Raúl Pérez (hoy operador de Sergio Massa), Carlos Bonicatto, Alberto Delgado y Carlos Martínez, se redujo a medida que se fue alejando de la agenda y ubicando en cargos ejecutivos claves como administrador de Aerolíneas Argentinas, ministro de Justicia de Nación y el mismo cargo que ostenta en Provincia, todo bajo el paraguas del kirchnerismo.
No será candidato, pero su lapicera pesa a la hora de dibujar las listas. Tuvo representación regular en el deliberante platense incluso después de perder la Comuna, con ediles como su coterráneo de Benito Juárez Sebastián Tangorra o Teresa Urriza. Su último delfín fue Norberto “Chucho” Gómez, funcionario de ANSeS y logró colocar a Lucia Iañez en la Cámara baja en la última legislativa, donde la sección renovó sus 6 diputados.

No tuvo esa suerte en la última elección del Partido Justicialista (PJ), donde el camporismo copó los principales cargos. El diputado Ariel Archanco preside la sede partidaria de Calle 54. Equilibrista del poder y pragmático, modeló al propio Garro desde que le dio visibilidad al darle el manejo de La Plata Fútbol Club.
Garro después de un mandato en Diputados (entre 2009 y 2013), tomó vuelo propio y en el 2015 sacó de la Comuna a Bruera. Algunos sostienen que fue su forma indirecta de reivindicarse tras su derrota del 2007, en manos de su ex aliado y después principal rival local Pablo Bruera, que le peleó la Intendencia desde su sello vecinalista Frente Renovador Platense.