El Gobierno busca meter 29 mil personas más al Estado
Los empleados estatales siguen en alza por segundo año consecutivo. En el año 2021 se habían sumado a planta permanente 10.000 y este año serán 29.000.
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Más empleados estatales: Desde el Gobierno están intentando sumar 29.000 personas a la planta estatal permanente.
A poco más de un año del lanzamiento del programa “Regularización del Empleo Público”, el oficialismo pretende trasladar a planta permanente a miles de empleados públicos que, por ahora, están bajo un contrato de modalidad transitoria.
Dicho programa fue consensuado con los gremios de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), como consecuencia de la implementación del mismo, se prevé un aumento de la nómina de 23%. A diferencia del año pasado que se abrieron 10.500 vacantes, este año serán 29.000.
Con estas casi 30.000 implementaciones, el Poder Ejecutivo Nacional pasaría a emplear a 510.412 personas. En base a los datos anteriores, esta nueva “camada” de empleados solo representa el 6% de este número.
Los sueldos de los nuevos empleados rondarían entre $63.000 y $70.500 y el 65% de los que se suman a planta permanente, según Cipecc, ya se desempeñan en diversas tareas para la Ciudad de Buenos Aires.
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Según reveló recientemente un informe del diario La Nación, de los 17 candidatos que encabezan las listas para la Legislatura porteña, sólo uno no respondió a la solicitud del medio para presentar y detallar sus proyectos para el distrito: Manuel Adorni, quien conservó su puesto de vocero presidencial mientras encabeza la boleta de La Libertad Avanza, la lista de Javier Milei en la Ciudad.
Esta situación no se trata de un hecho aislado, no estamos ante un caso del mileísmo odiando a La Nación, como promueve recientemente el espacio. Otros medios especializados en verificación de datos, como Chequeado, confirmaron que el equipo de prensa de Adorni tampoco proveyó respuestas detalladas sobre sus propuestas al ser consultados para una nota similar.
Reportes de otros importantes diarios, como es el caso de Clarín, señalaron la ausencia de planes específicos del economista para la Ciudad, contrastando con una campaña que se basó fundamentalmente en criticar al PRO y en polarizar con el kirchnerismo; y en cuanto a la adhesión a consignas, el relato se sostuvo principalmente en el “modelo Milei” y el “ajuste”, sin especificar su aplicación en el ámbito porteño, que es de lo que se esperaría que hablara Adorni en su rol de candidato porteño.
La falta de concreción en temas específicos de la Ciudad, particularmente en materia fiscal, cobra relevancia al recordar antecedentes recientes en la propia Legislatura porteña. El año pasado, mientras los legisladores Ramiro Marra y Eugenio Casielles (cofundadores de La Libertad Avanza), junto al abogado y legislador Yamil Santoro, impulsaban un proyecto de recorte de gasto en el presupuesto de CABA; la legisladora de LLA (y actual presidenta del bloque)ex-camporista Pilar Ramírez y otros miembros fieles al “león” votaron en contra de esa iniciativa, eligiendo prorrogar el presupuesto elaborado por el larretismo, una acción que parece colisionar con el discurso de “motosierra” y “ajuste fiscal” que el espacio promueve a nivel nacional.
El contraste entre la presentación detallada de plataformas por parte de la casi totalidad de los candidatos y la ausencia de las mismas por parte de Adorni, sumado a un enfoque de campaña anclado mayormente en la agenda nacional y en las críticas hacia sus rivales políticos, plantea interrogantes sobre el rol que buscaría cumplir el vocero presidencial en la Legislatura. Los hechos recabados sugieren que la estrategia podría apuntar más a traccionar votos para el espacio en general, que a un compromiso con el debate y la búsqueda de soluciones específicas para los problemas de la Ciudad, lo que alimenta el debate sobre el carácter “testimonial” de su postulación.
El candidato a legislador porteño por la UCeDé, Ramiro Marra, fue interpelado durante una recorrida de campaña por un hombre en situación de calle que le planteó de forma directa su realidad. El diálogo, breve pero contundente, giró en torno al lenguaje utilizado por Marra y la falta de respuestas concretas para las personas que viven en la vía pública. “Como a vos te gusta hablar, vos tenés que escuchar”, dijo el hombre, y cuestionó el uso del término “fisura” para referirse a quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad. “Eso es discriminar”, remarcó.
Marra negó que sus palabras tuvieran una connotación discriminatoria y sostuvo que se trataba de “conversaciones” que mantiene con distintas personas en condiciones similares. Sin embargo, el hombre insistió en su reclamo, visiblemente afectado por lo que considera una mirada estigmatizante. Aun así, expresó cierta esperanza en el diálogo político:“Sabés que me encanta tu forma de ser. Si hablás así, yo te voto”, afirmó.
El momento más sensible del intercambio llegó cuando el hombre confesó: “Estoy pidiendo ayuda porque no quiero delinquir. No quiero más estar en la calle”. En este contexto, volvieron a cobrar relevancia las anteriores declaraciones de Marra, en las que propuso la implementación de multas o detenciones para quienes duerman en la vía pública, bajo el argumento de que “las normas de convivencia, las contravenciones, ayudan a ordenar a las personas que no se están dando cuenta que están cometiendo un error”.
Ramiro Marra —candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires— presentó lo que definió como “la reforma estructural más ambiciosa de la historia porteña”. El proyecto replica, puertas adentro de la Capital, la lógica de ajustes aplicada a nivel nacional: reducir de 60 a 30 el número de legisladores, suprimir las quince comunas y recortar drásticamente los presupuestos de organismos que, según el libertario, “el Gobierno porteño usa para mantener gastos superfluos”.
Marra aseguró que el Consejo Económico y Social (CESBA), el Consejo de Planeamiento Estratégico (COPE), el Ente de Turismo y la Defensoría del Pueblo encabezan un listado de dependencias que “pueden funcionar con la mitad —o menos— de los recursos actuales”. La reducción alcanzaría también al Banco de la Ciudad y a otros entes autárquicos cuyo financiamiento, sostiene, “se paga con impuestos que asfixian al vecino, como el ABL o las patentes”.
“La motosierra funcionó muy bien a nivel nacional. Es momento de traer una aplanadora para hacer la reforma estructural más ambiciosa de la historia de la Ciudad de Buenos Aires”, afirmó, invocando el símbolo con el que el oficialismo libertario promocionó sus recortes en el plano federal. En la misma línea, calificó a las comunas —creadas en 2005 para descentralizar la administración— como “aguantadero para buscas de la política” y anunció su intención de disolverlas. “Basta de comunas; los comuneros no tienen funciones definidas, son buscas que cobran un excelente sueldo”, lanzó.
El esquema propuesto se fundamenta en una premisa: disminuir los cargos políticos y la burocracia para bajar impuestos. Marra insiste en que la mitad de los proyectos que se discuten hoy en la Legislatura “no generan un beneficio real” y que una cámara reducida evitaría “iniciativas irrelevantes” y agilizaría la labor parlamentaria.
Aunque la iniciativa todavía no ingresó formalmente como proyecto de ley, ya encendió el debate puertas adentro de la Legislatura. Voceros del oficialismo porteño señalan que la Ciudad cuenta con mecanismos de control y participación que “no deben desmantelarse sin antes garantizar instancias alternativas de representación”. El bloque libertario, por su parte, sostiene que la recaudación actual “puede alcanzar para mejorar servicios esenciales” si se limita el gasto político.
En un contexto de ajuste nacional y tensión fiscal, la propuesta de Marra invita a reabrir la discusión sobre el tamaño del Estado capitalino. El candidato confía en que su “aplanadora” sumará adhesiones entre los contribuyentes que sienten el peso de la carga impositiva. Quedará por ver si el resto del arco político acompaña un recorte que, de concretarse, modificaría de raíz la arquitectura institucional de Buenos Aires.
Durante la conversación con El Presto, Danann dejó en claro que su apoyo a Marra no responde a fanatismos, sino a una necesidad de coherencia ideológica. “¿Qué somos, libertarios o personalistas?”, se preguntó y, a su vez, diferenció su visión del proyecto libertario de una lealtad ciega a figuras como Milei o su entorno inmediato. Aunque valoró su relación con el presidente, advirtió sobre la creciente infiltración de kirchneristas en el espacio.
Danann fue tajante al referirse a la posible candidatura de Manuel Adorni en CABA. Aunque destacó que le cae bien y espera que no sea una postulación meramente testimonial, afirmó: “Yo hoy no podría votar a Adorni por el tren fantasma que tiene atrás”. También mencionó el temor que genera en muchos militantes la figura de Pilar Ramírez y otros personajes ligados al kirchnerismo.
En contraposición, defendió a Ramiro Marra, a quien calificó como un dirigente coherente y leal desde los inicios del movimiento libertario. “Lo humillaron públicamente, lo expulsaron… no se merecía eso”. A su juicio, muchos votantes desencantados con el rumbo que tomó el espacio en la Ciudad podrían inclinarse por Marra: “Parece que ese es el pensamiento de mucha gente que dice ‘bueno, hoy me la juego con Marra, que está desde el principio’. Cuando votaron a Milei, era con Villarruel y Ramiro; ahora están todos separados”.
Finalmente, Danann lanzó una advertencia directa a Milei: si no retoma el liderazgo de su espacio con liberales auténticos, corre el riesgo de ser traicionado por los mismos que hoy lo rodean. “Me parece que la guillotina se la tiene que aplicar a la cantidad enorme de kirchneristas que se le infiltraron en el espacio, y no a tipos como Ramiro Marra, que están desde el principio”. En esa línea, señaló casos como el de Carlos Kikuchi y legisladores que, según él, ya han demostrado deslealtad. “Ojalá construya con liberales, no con kirchneristas, porque lo van a traicionar”, concluyó.
Esta semana, la Cámara de Diputados de la Nación emitió dictamen favorable al proyecto de ley que propone reducir la edad de imputabilidad penal de 16 a 14 años. La iniciativa, impulsada por el oficialismo y respaldada por bloques como el PRO, La Libertad Avanza, la UCR, la Coalición Cívica, Innovación Federal y Democracia para Siempre, obtuvo 77 firmas, más allá de las 73 necesarias para avanzar hacia el tratamiento en el recinto.
El proyecto establece una pena máxima de 15 años de prisión para delitos graves, como homicidio, abuso sexual o secuestro. Sin embargo, prioriza sanciones alternativas, tales como tareas comunitarias, prohibiciones de acercamiento a las víctimas y medidas de reparación del daño causado. Además, se contempla que las penas privativas de libertad no se apliquen en casos de condenas menores a 10 años, siempre que el menor no haya cometido delitos graves.
La propuesta incluye la creación de institutos especializados para menores infractores, en los que se garantizaría su derecho a la educación, atención médica y tratamiento en caso de adicciones. Estos centros deberán contar con personal capacitado en infancia y adolescencia, y se prohíbe la convivencia con detenidos adultos.
Durante el debate, se destacó la necesidad de contar con infraestructura adecuada para la implementación del nuevo régimen. Diputados de la Coalición Cívica y Democracia para Siempre solicitaron que se incluya una cláusula que impida a los fiscales solicitar penas privativas de libertad si la provincia donde ocurrió el delito no cuenta con instalaciones apropiadas para alojar a menores en condiciones dignas.
La diputada Laura Rodríguez Machado, presidente de la Comisión de Legislación Penal, expresó que el dictamen es “un símbolo del trabajo legislativo de consenso que refleja el compromiso de todos los actores políticos y técnicos que estuvieron dispuestos a dialogar para encontrar las mejores soluciones para nuestra sociedad”.
Por otro lado, sectores de la oposición, como Unión por la Patria y el Frente de Izquierda, manifestaron su rechazo al proyecto. La diputada kirchnerista, Vanina Marín,cuestionó la viabilidad de la propuesta: “¿Quién se puede creer que este gobierno va a invertir en construir establecimientos separados y equipos interdisciplinarios para abordar esta problemática? Yo no lo creo. Y no cree ninguno de los diputados que firmó el dictamen de mayoría”.
Especialistas también participaron en el debate. El neurólogo Conrado Estol afirmó que “un adolescente temprano no puede pensar a cinco años”, y destacó la importancia de intervenciones terapéuticas para modificar conductas. La socióloga Silvia Stulchik citó datos de Unicef que indican que solo el 1,7% de los adolescentes detenidos en 2023 eran menores de 16 años, como argumento estadístico en contra de la baja de la edad de imputabilidad. El psiquiatra Andy Blake enfatizó la necesidad de un régimen especial para adolescentes, mientras que la abogada Marcela Angulo advirtió que la propuesta podría violar el principio de no regresividad.
El proyecto original, presentado por los ministros de Seguridad y Defensa, Patricia Bullrich y Luis Petri, proponía bajar la edad de imputabilidad a 13 años. Sin embargo, para alcanzar un consenso, se acordó establecerla en 14 años. El presidente Javier Milei ha manifestado su apoyo a la reforma, e instó al Congreso a una pronta aprobación.
Con el dictamen favorable, el proyecto queda listo para ser tratado en el recinto de la Cámara de Diputados. De aprobarse, Argentina pasaría de tener una de las edades de imputabilidad más altas de América Latina a alinearse con países como Brasil y México, donde la edad mínima es de 12 años.
La campaña de la izquierda en su totalidad ya no sorprende a nadie. La estrategia repite la fórmula de siempre: populismo, clientelismo y manipulación de los sectores más vulnerables. Esta vez, el escándalo surgió a partir de una escena grotesca: punteros políticos usaron a ciudadanos bolivianos para hacer proselitismo en barrios carenciados de la Ciudad de Buenos Aires. Ramiro Marra, dirigente liberal y candidato a legislador por la UCeDé, no se contuvo y lanzó una acusación explosiva: “Llenaron las villas de inmigrantes ilegales para mantenerse en el poder”.
El mensaje apareció en su cuenta de X, acompañado por imágenes que mostraron a militantes de agrupaciones de izquierda en su eterno y arcaico reparto de volantes en asentamientos y villas, mientras alentaban a comunidades extranjeras a sumarse a la campaña. Marra, con su estilo frontal y directo, disparó:
“Mientras los argentinos se rompen el lomo para llegar a fin de mes, la izquierda usa a los extranjeros ilegales como maquinaria electoral. Les regalaron viviendas, planes y documentos para que les devuelvan favores en las urnas”.
La denuncia no es nueva, pero sí cada vez más al hueso. El ex candidato a jefe de Gobierno desde hace tiempo levanta la voz de alerta sobre el sistema de prebendas y asistencialismo sostenido con fondos públicos en las villas de CABA. En esta oportunidad, sumó una nueva cuestión: la migración masiva e irregular, que afecta el acceso a la salud, la vivienda, la educación y la seguridad.
“Esto no es xenofobia, es sentido común”, afirmó en declaraciones radiales. “La Argentina debe elegir: o defiende la ciudadanía o se convierte en una villa miseria multicultural gobernada por punteros”.
Desde el oficialismo respondieron con tibieza. Algunos dirigentes intentaron calificarlo de “discriminador”, otros lo acusaron de “facho”. Pero en las redes sociales, el respaldo a Marra se multiplicó. Muchos usuarios compartieron testimonios desde el conurbano y otras zonas críticas, donde hospitales colapsan y los servicios públicos ya no dan abasto, mientras los beneficios sociales parecen orientarse hacia quienes ni siquiera cuentan con documentación legal.
El debate “¿campaña o clientelismo?” incomoda pero ya no se puede hacer la vista gorda. ¿Un extranjero sin residencia debe recibir más ayuda estatal que un argentino que aportó toda su vida? ¿El Estado puede permitir que partidos políticos operen impunemente en villas a cambio de votos?
Marra fue claro: “No es casual que aparezcan más bolivianos en las campañas que en las embajadas. Esto no es integración, es uso político de la pobreza importada”.
Desde el kirchnerismo reina el silencio. Vanina Biasi recorre sonriente los barrios como si nada ocurriera. Detrás del discurso inclusivo, se oculta una maquinaria que no integra: administra la pobreza para convertirla en poder electoral.
La motosierra es LA UNICA MANERA DE PODER BAJAR IMPUESTOS; y sigue a toda máquina. Ya logramos ahorros del orden de los 2.000 millones al año. Gracias a todo el gabinete y al presidente @JMilei por marcar un rumbo inamovible. VLLC! pic.twitter.com/2aixJDLMKC