Con el país hundiéndose en la miseria y la pobreza que afectan cada vez a una mayor parte de la población, la interminable carrera entre la inflación y los aumentos salariales tiene un claro perdedor: el pueblo trabajador, que ve cómo sus ingresos cada vez tienen menos poder adquisitivo y su situación económica empeora con el pasar de los meses.
Las declaraciones del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, respecto de la evolución de los salarios en la Argentina, lo que ocurrió en la región y el resto del mundo en la pandemia, tras decir que “Argentina es uno de los países que menos salario perdió en la región y en el mundo”, entraron en contradicción con los datos oficiales que su propia cartera difundió horas antes.
Según el informe mensual de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables, más conocido como el índice RIPTE, que elabora la Secretaría de Seguridad Social y que sigue la evolución de los salarios del sector formal, los ingresos de los trabajadores registrados volvieron a perder la carrera contra la inflación en agosto. Y por más puntos que en julio.
El índice RIPTE, un adelanto parcial del índice de salarios que difundirá el INdEC a fin de mes, arrojó un avance de los salarios del sector público y privado de apenas 4,6 por ciento, es decir 2,4 puntos menos en comparación al 7 por ciento de la inflación del mes.
Ambas variables inciden en igual proporción en la fórmula (50 por ciento cada una), que se aplica de manera trimestral, con un período de retraso. Es decir, el próximo aumento de los haberes jubilatorios y también de la Asignación Universal por Hijo (AUH) previsto para diciembre incorporará los indicadores del trimestre anterior, de julio a septiembre. Es de esperar, entonces, que el porcentaje de aumento de las jubilaciones esté por debajo de la inflación, lo cual agravará el rezago que ya registran los haberes.
Para compensar este atraso, el Gobierno apostó desde que asumió a la política de bonos adicionales para reforzar las jubilaciones mínimas. El último de estos refuerzos fue anunciado a mediados de agosto por el entonces flamante ministro de Economía, Sergio Massa, quién dispuso el pago en 3 meses hasta noviembre de hasta 7 mil pesos para las jubilaciones equivalentes a 2 haberes mínimos.
Sin embargo, sin computar los bonos que no son remunerativos. Por lo que no se incorporan al haber sobre el que se aplica el ajuste al trimestre siguiente, las jubilaciones mínimas acumularon hasta el primer semestre de este año con la nueva fórmula una pérdida en términos reales de 4,6 por ciento mientras que los haberes medios prácticamente duplicaron ese retroceso con una caída real de 8,8 en los últimos 2 años y medio. Hacia el segundo semestre, el panorama luce mucho peor ante el recalentamiento del índice de precios.