A pocas horas de que el mandatario de izquierda enfrentara un tercer intento de destitución promovido por legisladores de la oposición, el presidente peruano, Pedro Castillo, anunció la disolución del Congreso.
Castillo está acusado de múltiples delitos de corrupción, es por ello que el Congreso quería destituirlo. Un ejemplo (de los tantos) se ve en la supuesta compra de carnes para el palacio presidencial, gastando más de 400.000 dólares en comida para él solo.



El mandatario de izquierda, no solo anunció la disolución del Congreso, sino que además llamó a convocar elecciones para que se forme un nuevo Congreso, y hasta que esto suceda el presidente gobernaría mediante decretos de emergencia.
Además, suspendió el poder judicial y ordenó un toque de queda que regiría a partir de las diez de la noche. “Se dictan las siguientes medidas: disolver temporalmente el Congreso de la República e instaurar un Gobierno de emergencia excepcional”, afirmo Castillo.



Este acto fue una forma de evitar que lo destituya el Congreso. Sin duda, la jugada le salió mal a Castillo, ya que luego de su anuncio donde se disolvía el Congreso, el mismo Congreso logró llegar a los votos necesarios para destituir al presidente.
Las fuerzas armadas no hicieron caso al líder de izquierda, y lo llevaron detenido a la prefectura de Lima, por intentar realizar un autogolpe de Estado. Con todo lo sucedido, la vicepresidenta peruana, Dina Boluarte, se hará cargo del gobierno a partir de ahora, por lo que aún no se sabe si llamara a elecciones o intentará seguir gobernando pese a la crisis política que afecta a Perú.