Nicolás Maduro, cuyo Gobierno ha sido desde siempre aliado de autocracias como la de China, Rusia e Irán, expresó que las sanciones son “un suicidio económico” para Europa y Estados Unidos, entre otros países que las promueven. Todo ello argumentando que impactan en el mundo los precios de los combustibles, los alimentos y generan escasez de fertilizantes.
“Todo eso está conformando la tormenta perfecta y las elites de Europa y Estados Unidos están sordas, ciegas, no quieren ver la realidad por la arrogancia, la prepotencia y el deseo de venganza contra Rusia, uno de los principales exportadores de hidrocarburos y alimentos del mundo”, expresó el dictador muy cercano del presidente ruso Vladimir Putin.
“Deben cesar las sanciones contra Rusia y debe normalizarse la situación económica del mundo”, que afecta en particular “a los países del sur”, dependientes de las importaciones, subrayó el mandatario en alusión a las naciones en desarrollo. En conjunto, Rusia y Ucrania exportan casi un tercio del trigo y la cebada que se consume en el mundo, más de 70% del aceite de girasol y son grandes proveedores de maíz. Rusia es el mayor productor de fertilizantes del planeta.
Los precios de los alimentos en el mundo ya estaban experimentando un alza y la guerra en Ucrania empeoró la situación, evitando que decenas de millones de toneladas de grano ucraniano lleguen al Medio Oriente, el norte de África y varios países asiáticos, detallaron organismos internacionales y expertos. El petróleo, en tanto, experimentó un alza de más de 50% en lo que va de año y es una de las mayores preocupaciones inflacionarias a nivel internacional.
Venezuela, otrora un rico país petrolero y que posee las reservas de crudo más grandes del mundo, experimenta desde hace más de un lustro una drástica caída de su producción de petróleo y productos refinados, lo que se ha traducido en escasez por el deficiente suministro de combustibles y gas doméstico, mientras que su presencia en el mercado mundial actualmente es marginal.
Los críticos del Gobierno atribuyen el colapso de la industria petrolera a una mala gestión y la corrupción en la corporación estatal PDVSA. El país sudamericano proverbialmente ha sido dependiente de las importaciones, que según Maduro se han reducido en años recientes gracias al incremento de la producción nacional.