Desde el Ministerio de Economía se ha empezado a vislumbrar un plan “paso a paso” de estabilización, cercano a lo que fue el Plan Austral, que le dé al Gobierno un cierto margen para llegar a las elecciones de 2023. Frente a un contexto de escasez de reservas y tras las nuevas medidas cambiarias, lo que queda por delante es un plan de estabilización. La idea sería “parar la pelota por cuatro meses”.
El armado no comenzó ni hoy ni ayer, lleva semanas. Pero en el Palacio de Hacienda consideraban fundamental atravesar primero otras etapas: el ordenamiento fiscal, la acumulación de reservas vía dólar soja y desembolsos de organismos multilaterales, la segmentación energética, la suba de tasas y el ajuste en los controles del comercio exterior con la idea de cuidar las divisas que se acumularon.



Podría decirse que la primera etapa consistió en dar señales de orden en el frente fiscal. La segunda en lanzar medidas para acelerar la acumulación de reservas. La tercera, ajustar los controles al comercio exterior para conservar los dólares obtenidos. Pero, por estas horas, en el quinto piso del Ministerio de Economía se discute algo central: la conformación definitiva de un “plan de estabilización” para frenar la inercia inflacionaria. Según anticiparon, podría implementarse en noviembre e incluiría una baja drásticamente la escalada de precios por cuatro meses.
Luis Secco, economista argentino, destacó que “un plan de estabilización todavía es posible, pero necesita de credibilidad” y no se equivoca al dudar de los planes económicos corto plazo que ya no funcionaron una vez en este país.