Los bonos argentinos en default

Los inversores comienzan a tener dudas sobre la capacidad de pago de Argentina en el futuro
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A tan sólo siete meses del canje nada ha cambiado para Martín Guzmán, ministro de Economía. Los objetivos esenciales era liberar los vencimientos de deuda en los próximos años y tomar una serie de medidas que mejoraran la capacidad futura de pago del Gobierno. A pesar de ello, la falta de confianza por parte de los inversores ante la incompetencia, inexperiencia, falta de transparencia, altos niveles de corrupción y medidas concretas fueron aumentando, dando como resultado que los nuevos bonos volvieran a caer prácticamente a os niveles que tenían cuando se encontraban en default.

Algunos de los nuevos bonos, ya cotizan por debajo de los USD 30 y la gran mayoría se encuentra entre los USD 30 a USD 35. Cuando debutaron en septiembre del año pasado (luego la renegociación de la deuda), era posible encontrarlos por encima de los USD 50. Pero desde entonces, al igual que todo en Argentina, los bonos fueron en picada hasta llegar a los niveles actuales de riesgo país de 1.650 puntos.

Es decir, los actuales precios siguieren que los inversores creen que los bonos no serán pagados en el futuro, por más que actualmente el Gobierno cumpla con los vencimientos. Por el momento, la situación parece manejable, al menos hasta 2024, ya que los intereses que se acumulan hasta entonces apenas llegan a sólo USD 3.000 millones.

Ministro de Economía, Guzmán

La situación del país es particular, ciertamente siempre lo es. Hoy en día, los bonos cotizan como si la Argentina hubiera entrado, una vez más, en cesación de pagos, cuando en verdad los títulos se mantienen “performing”, es decir, que el Gobierno viene pagando los intereses de la deuda en fecha. ¿Los motivos? Muchos, pero el más importante y el que enciende todas las alarmas, es que desaparecieron los compradores argentinos (históricamente fueron los principales tenedores). Siquiera se dejó a los títulos públicos exentos a la hora de calcular el nuevo impuesto a la riqueza.

En este preciso momento, es correcto preguntarnos, ¿Por qué tanta debilidad en las cotizaciones? Algunos motivos podrían ser:

Inexistencia de un plan que recupere la confianza de los inversorestodas las decisiones tomadas por la Casa Rosada apuntan a un solo lugar, las elecciones de octubre y postergar las medidas del fondo. Basta con recordar, que Alberto Fernández dijo: “el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional puede esperar”. Para quienes miran atentamente al país fue una pésima señal y si tenían esperanzas en la Argentina, estas se esfumaron.

– Los atropellos contra la Justicia no fue bien visto en el mercado.

Los nuevos bonos surgidos del canje tienen graves problemas de “diseño”: para “despejar” los vencimientos en los próximos años, Economía optó por ofrecer títulos con cupones de interés ridículamente bajos. El bono más representativo es el AL30. Este comenzó con un interés anual del 0,12% y este año pasará a pagar el 0,56% anual y recién en el 2028 pasará a un cupón superior al 1% anual. Evidentemente esto resulta muy poco atractivo para los inversores que buscan un rendimiento para sus carteras. Lo interesante aquí es que el rendimiento de 18% anual en dólares y hasta 20% que ofrecen los bonos no es un indicativo, porque si el Gobierno incumple se trata apenas de un dato en una hoja de cálculo.

Inexistencia de un plan de acumulación de dólares para pagar deuda: el Banco Central tiene menos de USD 4.000 millones de reservas líquidas. Pero las señales que da el Gobierno no permiten ser muy optimistas. “Este año van a entrar USD 8.000 millones adicionales de la cosecha por los altos precios de la soja. El Gobierno podría reservar esos dólares para pagar vencimientos futuros, pero prefiere usarlos para vender dólares en el mercado financiero y mantener la brecha cambiaria controlada, asegura el economista Rodolfo Santángelo.

¿Esto que significa? Que resulta imposible que el Gobierno logre reunir los dólares necesarios para pagar los vencimientos de capital que comenzarán a acumularse a partir del 2025.

Intervención oficial en el mercado de bonoslas ventas de títulos dolarizados que realizan tanto el Banco Central como la Anses tiene como objetivo que no se escape el tipo de cambio financiero. Después de la disparada del “contado con liqui” hasta $ 190, lo están logrando y por el momento la cotización se mantiene debajo de los $ 150. El problema aquí, es que el Gobierno no desea darse cuenta que es imposible mantener controlada la brecha cambiaria sin afectar directamente el precio de los bonos.

La oferta de bonos supera largamente la demanda: Los nuevos títulos quedaron en manos de BlackRock o Pimco, por ejemplo, que buscan desprenderse del riesgo argentino. El problema es que  no hay interesados en incorporar activos locales.

Una vez más, el panorama para la Argentina es sombrío y la terquedad del ministro de Economía indican que pronto el país volverá a entrar en default.


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El riesgo país superó los 1.200 puntos y los bonos cayeron hasta 7%

Las acciones y bonos argentinos registraron fuertes retrocesos en la jornada financiera de hoy martes, en un contexto de incertidumbre política y cambiaria, a solo 17 ruedas operativas (días hábiles de actividad bursátil) de las elecciones legislativas que marcarán el rumbo del gobierno de Javier Milei durante los próximos dos años.

Sobre las 14:40 horas, los ADR de compañías argentinas que cotizan en Wall Street operaron con pérdidas generalizadas. Mercado Libre se desplomó 6,6%, mientras que Banco Supervielle y Banco Francés retrocedieron 6,6% y 6,5%, respectivamente. Banco Macro perdió 6,3%, YPF 4% y Grupo Galicia 5,6%, estos últimos entre los papeles con mayor volumen de negocios.

Las caídas acumularon ya cuatro ruedas consecutivas, lo que borró gran parte del rebote que los papeles habían registrado la semana anterior tras el anuncio de apoyo financiero de Estados Unidos a la Argentina.

En el segmento de renta fija, los bonos soberanos en dólares (Bonares y Globales) promediaron un retroceso del 1,7% en otra jornada negativa. El índice de riesgo país elaborado por JP Morgan aumentó 88 unidades y se ubicó en 1.203 puntos básicos, al medir la diferencia entre la tasa de retorno de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y las emisiones emergentes.

En la plaza local, el S&P Merval de la Bolsa porteña cayó 1,7% en pesos. Medido en dólares, el panel líder acumuló una baja del 13% desde el 25 de septiembre, aunque aún mantuvo una mejora del 7% respecto del 19 de ese mes, antes de los anuncios del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.

El dólar oficial cerró el mes con nuevas alzas. En las pantallas del Banco Nación, por ejemplo, se vendió a $1.400, mientras que en el segmento mayorista se ubicó en $1.360. En el mercado paralelo, el dólar blue cotizó a $1.435. El MEP se negoció a $1.473,93 (+1,3%) y el contado con liquidación a $1.516,11 (+1,2%).

Las últimas disposiciones del Banco Central establecieron que quienes compren dólar oficial no podrán venderlo en el mercado MEP o contado con liquidación durante 90 días, con el objetivo de frenar el “rulo” que aprovechaba la diferencia entre cotizaciones para obtener ganancias.

El economista jefe del Grupo SBS, Juan Manuel Franco, sostuvo que “el ojo del mercado en estos días pasa, en el frente macro financiero, casi exclusivamente por dos cuestiones: qué tantos dólares compra el Tesoro en el marco de la liquidación extraordinaria por retenciones cero y la dinámica de la brecha cambiaria tras las restricciones dispuestas el viernes sobre operaciones de arbitraje de tipo de cambio”.

Franco precisó que “el Tesoro habría comprado el 43,8% de lo liquidado por el agro bajo retenciones cero”, y advirtió que “la brecha se ubica en torno al 10% y creemos que las restricciones dispuestas deberían tener la menor duración posible dado que a la larga estas medidas terminan impactando negativamente sobre reservas”.

Un informe de MegaQM alertó que “en las últimas semanas se vio un proceso de corrida cambiaria o de eventual overshooting. En esos ciclos la oferta se corre por completo y la demanda aparece con fuerza buscando tomar coberturas”.

Según la consultora, “el problema de esos ciclos es que no sirven como referencia para entender cuál es el equilibrio real del mercado cambiario. Son ciclos en los cuales el nivel de demanda alcanza valores que no se pueden sostener en el tiempo, como los últimos datos de atesoramiento, donde en agosto se demandaron USD 3.200 millones. Eso implica que en los últimos 4 meses el ritmo anualizado de ahorro en dólares ha sido de 48.000 millones. Probablemente en septiembre ese ritmo puede haber aumentado nuevamente”.

“La caída en la demanda de atesoramiento puede ser una señal de vinculación entre el ritmo de liquidación de dólares y las compras de individuos en el mercado cambiario. En paralelo la oferta empieza a correrse, esperando a que el tipo de cambio alcance un nuevo equilibrio y maximizar así sus ingresos”, concluyó MegaQM.

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