El riesgo país, medido por el índice del banco J.P. Morgan, cayó este martes a 1.169 puntos básicos, su valor más bajo desde abril de este año. La cifra refleja un descenso de 35 unidades en los últimos días y representa un hito en el contexto de la administración libertaria de Javier Milei. Los analistas atribuyen esta caída a los esfuerzos del gobierno por mantener un superávit fiscal y reducir los índices de inflación.
Además, los bonos argentinos en dólares, que habían mostrado inestabilidad en meses anteriores, están alcanzando sus valores más altos desde 2019, con subas que oscilan entre el 1% y el 2%. Este incremento en los precios de los títulos soberanos coincide con un contexto internacional de incertidumbre, lo que ha incrementado el atractivo de los activos emergentes como los de Argentina.
OPTIMISMO DEL MERCADO Y REPUNTE DE BONOS
El repunte de los bonos soberanos se da en un escenario de relativa estabilidad cambiaria y una baja sostenida del dólar MEP, que cerró la jornada en torno a los $1.184. Esto supone una apreciación superior al 20% respecto a los máximos alcanzados hace tres meses, cuando el MEP rondaba los $1.428. Esta recuperación beneficia a quienes optaron por mantener sus inversiones en pesos, un dato clave en un contexto en el que los bonos en dólares vuelven a ganar terreno.
Este escenario optimista también se refleja en la mejora general de las paridades de la deuda soberana (con activos como el Bonar 2035 y el Global 2038 liderando las subidas). En diálogo con los medios, Martín Mazza, director de la consultora MM Investments, destacó que “los bonos soberanos argentinos han mostrado un notable impulso alcista, destacándose por su solidez en un escenario global marcado por la incertidumbre”. A su vez, resaltó que “la baja del dólar MEP ha beneficiado a quienes apostaron por el peso, y el flujo de dólares adicionales, producto del blanqueo, sigue impulsando las paridades de la deuda”.
CONTEXTO INTERNACIONAL
El optimismo del mercado financiero argentino se enmarca en un panorama internacional complejo: La guerra en Medio Oriente provocó una subida en los precios del petróleo, lo que genera incertidumbre en los mercados globales. Asimismo, la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos continúa siendo una incógnita. En su última reunión, la Fed recortó la tasa de interés en 50 puntos base, un movimiento más agresivo de lo esperado, lo que incrementó las expectativas sobre futuras medidas. Sin embargo, persisten las dudas sobre la sostenibilidad de este enfoque, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas y una economía global en desaceleración.
A nivel país, el gobierno enfrenta desafíos adicionales, como la reciente licitación de deuda. La Secretaría de Finanzas deberá cubrir vencimientos por 5,1 billones de pesos, después de que la última licitación en septiembre no lograra cubrir la totalidad de los vencimientos, generando preocupación en los inversores. La incertidumbre política y las tensiones sociales también añaden presión a un gobierno que, si bien logró avances en el plano financiero, aún enfrenta obstáculos significativos en otros frentes.
Las acciones argentinas, tanto en Buenos Aires como en Nueva York, experimentaron caídas significativas en las últimas jornadas, afectadas por factores tanto locales como internacionales. La Bolsa de Buenos Aires cayó un 2,4% en el arranque de la semana, y los ADRs argentinos en Wall Street también reflejaron pérdidas de hasta el 4% en empresas clave como Telecom, Pampa Energía y YPF.
Asimismo, persisten las incógnitas en torno a la política fiscal y monetaria del país. La inflación, que en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó el 4% en septiembre, sigue siendo un tema central de preocupación, a pesar de los esfuerzos del gobierno por controlarla. Se espera que los próximos datos del INDEC confirmen esta tendencia, lo que podría generar mayor presión sobre la política económica de la administración de LLA.
Por otro lado, la calidad crediticia de Argentina, según la agencia Moody’s, no se recuperará completamente hasta finales de 2025. Aunque la agencia reconoce que las recientes medidas del gobierno han favorecido la recuperación económica, advierte que los riesgos macroeconómicos siguen siendo elevados. Moody’s también señala que, aunque las grandes empresas no financieras están mejorando su liquidez, las pequeñas y medianas empresas enfrentan un escenario mucho más difícil para acceder a los mercados internacionales de capital.
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