Sin poder recibir créditos monetarios globales -por la nula credibilidad que emana su gestión-, Alberto Fernández está recurriendo a la vente de bonos en moneda local, lo que genera una acumulación de deuda que ya asciende a 33 billones de pesos, lo que se traduce en 175.000 millones de dólares.
Alargando la mecha de la bomba: Los economistas alertan que la cifra aumenta exponencialmente, lo que afectará de manera inmediata a la próxima gestión.
En la próxima semana, el Tesoro intentará refinanciar 300.000 millones de pesos en deuda, ofreciendo tasas de interés más altas y vencimientos más cortos, en un intento de atraer inversores, tal como lo han hecho desde hace cuatro meses.
LA ADVERTENCIA DE LA OPOSICIÓN
Hace una semana, dirigentes y exfuncionarios de Juntos por el Cambio alertaron sobre la situación económica que se aproxima. A través de un comunicado, la oposición apuntó contra el Gobierno y advirtió: “Están dejando una bomba armada para el pueblo”.
En el extenso texto, Juntos planteó que en materia económica “nada sustancial ha cambiado”: “El déficit fiscal bajó, pero gracias al atraso de jubilaciones y salarios por inflación, el déficit cuasi-fiscal del BCRA aumentó y el financiamiento monetario al Tesoro continuó por canales poco transparentes, alcanzado en el último trimestre del año casi $800 mil millones, equivalentes a casi 20% de la base monetaria o al 1% del PBI”.
Por el contrario, en lugar de reducir el gasto público y mejorar la situación de los más vulnerables, “el gobierno de Alberto Fernández tuvo un aumento de endeudamiento público record: creció ya en el equivalente a USD 83 mil millones, lo que genera una crisis de financiamiento en pesos que tuvo su epicentro en junio de 2022″.
“Desde entonces el Banco Central se vio obligado a comprar deuda pública por el equivalente a 2,3% del PBI, burlando los límites al financiamiento al Tesoro que fija su Carta Orgánica”, advirtió el espacio opositor.
En tanto, desde la cartera de Economía pocas variables han presentado. Las implementaciones económicas siguen siendo un calco de las ya implementadas durante el gobierno de la expresidente Cristina Kirchner, dejando sin muchas posibilidades al rehén del poder, Alberto Fernández.