Cuando Qatar fue sorteada en el 2010 para ser la sede del mundial, se generaron muchas críticas respecto a este país. Las principales quejas se enfocaban al clima caluroso, a la ausencia de ciertos derechos humanos avalados por la ONU y al tamaño relativamente pequeño del país.
Sumado a lo anterior se tiene que agregar algo más, la muerte de miles de obreros. Desde el 2010 se estima que han muerto un equivalente de 12 obreros por semana, llegando a la cifra de más de 6500 muertos.
Esto debido a las malas condiciones laborales y al clima de Qatar, donde miles de personas trabajaron jornadas de hasta 18 horas, con temperaturas que escalan los cincuenta grados. Qatar es un país con 3 millones de habitantes, por lo que el 80% de la mano de obra proviene de países como Pakistán, India y Sri Lanka.
Al gobierno qatarí no parece importarle mucho la situación de los inmigrantes en su territorio, ya que aparte de las pésimas condiciones laborales, se les debe sumar que a muchas personas se les tarda meses en pagar y en algunos casos no se les paga.
Al ser pocos los que se atreven a demandar en un país extranjero, la mano de inmigrante es el equivalente a la servidumbre del siglo XVII para Qatar. Human Rights Watch y la Organización Internacional del Trabajo ya han pedido que se clarifiquen y mejoren la situación de muchos obreros en el país, pero las respuestas fueron promesas vacías por parte de las autoridades del país.
Y con respecto a las muertes, el 80% de los casos de mortalidad son asignados a “causas naturales”. Por si fuera poco, se informó que no se realizan autopsias para las personas que mueren trabajando. Esto ya que, si se confirmara que la verdadera muerte fue por el calor o por las pésimas condiciones laborales, las indemnizaciones a las familias serian altísimas.
Los estadios del mundial y sus autopistas están manchados con sangre. Más de 6500 muertos por 5670 minutos de futbol, pero a muchos parece no importarle porque ningún jugador aún se pronunció contra esto.