El chileno, creador de la plataforma Veo Israel, realizó el documental, titulado “7 de octubre: las voces de la memoria”, tiene hasta ahora 25 minutos, pero pronto se convertirá en una película mucho más extensa. Gonzáles busca explicar a millones de latinos lo que está ocurriendo en Israel.
“Nosotros consumimos en español, y no hay material sobre lo sucedido en nuestro idioma, así que decidí comenzar a reunirlo. Tengo más de 250 testimonios y hay muchísimos más, porque la comunidad latina en los kibutzim atacados es enorme”, explica Gonzáles. “Quiero llegar con una voz humana y tocar los corazones, generar empatía”, asegura.
Los testimonios del documental son impactantes. “Hay cosas que no te imaginas. Hay cosas que la gente no se imagina que hicieron. Violaron a las niñas, las violaron”, relata Cecilia Gallardo, sobreviviente del 7 de octubre. “Vivo en Nahal Oz a 700 metros de la Franja de Gaza, y a mi kibutz entraron 150 terroristas. Cuando llegué a lo de mi hijo, empezó otro bombardeo. Me tiró fuerte. Me caí, me rompí los dientes, me quebré los dedos y las costillas. Pero no sentí nada. Corrí al búnker”, cuenta en el documental la mujer, quien estuvo escondida 22 horas.
Lalo Berdivchevsky, abuelo de Itay, asesinado junto a su esposa Hadar en el Kibutz Kfar Aza, cuenta cómo sus bisnietos, mellizos de 10 meses, quedaron huérfanos el 7 de octubre: “Estuvieron 14 horas sin comida, con los padres asesinados al lado. Bebés de 10 meses. Primero asesinaron a la madre, luego al padre. Ahora son huérfanos de padre y madre”.
Berdivchevsky detalla la brutalidad de Hamas: “Primero la asesinaron a ella, que había salido de la pieza a prepararles la mamadera. Abrió la puerta y, por la ventana, le dispararon y la mataron. Entraron en la casa y trataron de abrir el mamad (refugio israelí) y empezaron a disparar por la puerta, y ahí lo asesinaron a él”.
Los terroristas sabían exactamente dónde atacar. “Ellos tenían ubicados a los encargados de seguridad de cada kibutz. Tenían planos de las cámaras de seguridad”, revela Danny Garcovich, sobreviviente del kibutz Kissufim y jefe de la compañía de bomberos. “En el caso de mi hija y su esposo, toda la casa cayó ardiendo sobre ellos. Nosotros pudimos recuperar de ahí solamente cenizas de dos cuerpos abrazados”, revela Garcovich.
El 7 de octubre, además de atacar las comunidades fronterizas, cientos de terroristas de Hamas subieron a jeeps y se dirigieron al Festival Nova, un festival internacional de paz y tolerancia. Allí asesinaron a todos los que se interpusieron en su camino. Victoria Heller estaba ahí. “Había cuerpos por todas partes”, detalla, aún incrédula de haber sobrevivido a tanta barbarie.
“Sentí miedo de muerte. Sabes que estás por morir. Que puedes morir en cualquier momento. Es mucho peor que el miedo. Es una sensación de asfixia, de pánico, de nerviosismo”. “Lo que pasó ahí no fue una guerra. Eso fue sadismo, mutilaron personas. La cantidad de chicas violadas, asesinadas, mutiladas. Han cortado senos. Es muy difícil salir de casa después de eso”, dice en el documental Victoria.
Juan Barriga, médico cirujano que atendió a las víctimas del 7 de octubre, describe sin pausas las atrocidades que vio: “Había una señora que estaba en el kibutz con su hijo de un año y vio cómo mataban a su marido. Y después de que lo mataron, le dispararon al hijo en la cabeza. Esa bala atravesó la cabeza del pequeño y se alojó en el brazo de la mujer… A la señora ya no le funciona su brazo. Murió su esposo y murió su hijo de un año”.
7 de octubre Las Voces de la Memoria
Isaac Assa, fundador y presidente de ILAN (Israel American Latin Network), quien también participa en el documental, es claro: “No fue solamente que gente llegó y mató, sino que llegaron a cometer actos de barbarie como degollar gente, matar a hijos frente a los padres y a padres frente a sus hijos, meter a un niño a un horno… cosas que no te imaginas. La misma gente que cruzaba todos los días a trabajar en esos kibutzim, son la misma gente que entró. Ellos mismos entraron a hacer toda esa masacre”.
“Después del 7 de octubre te digo, a ellos no les interesa, no quieren un país, quieren el mío”, asegura la sobreviviente Cecilia Gallardo.