16 julio, 2024

Fallas del mercado y del Estado: ni Stiglitz ni Milei

La mayoría de los controles y regulaciones deben ser eliminados porque en países como la Argentina las personas saben defender sus intereses mejor que los funcionarios; sin embargo, hay áreas concretas en las cuales es necesaria la mano estatal.
Fallas del mercado y del Estado: ni Stiglitz ni Milei
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*Por Juan Carlos de Pablo (La Nación)

“Occidente está en peligro”, les dijo el presidente Milei a Biden, Macron y al primer ministro inglés. Se los dijo desde Davos, delante de algunos CEO y periodistas. Seguramente que de manera directa, o por la repercusión en los medios el mensaje, les llegó y sólo con el tiempo veremos en qué medida afectará las decisiones.

El FMI no tendría ningún inconveniente en que el actual gobierno argentino eliminara totalmente el desequilibrio fiscal aumentando impuestos sin reducir el gasto público. Para Milei esto es socialismo, pero, más allá de la nomenclatura, el punto es que la supervivencia del sector privado no parece estar en el tope de las preocupaciones de los organismos internacionales. Si así funciona el Fondo, no quiero pensar cómo funcionan las Naciones Unidas.

El economista estadounidense, Joseph Eugene Stiglitz
El economista estadounidense, Joseph Eugene Stiglitz

El presidente Milei negó la existencia de fallas de mercado, ubicándose en las antípodas de Joseph Eugene Stiglitz, quien ve fallas de mercado por todos lados. La cuestión no es “académica” en el mal sentido de la palabra, sino que tiene claras implicancias de política económica. Porque este último recomienda la masiva intervención estatal, mientras que el primero propone la abstención estatal absoluta. Desde el punto de vista práctico ambos exageran.

Robert Merton Solow lo planteó en 1980 de manera simpática. En sus palabras: “Un ecléctico incorregible, falto de carácter como yo escucha a Milton Friedman un minuto y mi mente se llena de ejemplos de fracasos del mercado, pero escucha un minuto a John Kenneth Galbraith y la mente se llena de las bondades del mecanismo de mercado”.

Reunión "positiva" de Nicolás Posse y Luis Caputo con representantes del FMI
Reunión “positiva” de Nicolás Posse y Luis Caputo con representantes del FMI

Hoy sabemos que junto a las “fallas de mercado” existen las “fallas del Estado”, de manera que la cuestión de la intervención estatal para corregir las fallas de mercado se convierte en una cuestión empírica. Dada la diferente calidad de los servicios que presta el Estado, soy mucho más liberal en la Argentina que, digamos, en Alemania. Mi papá lo tenía muy claro cuando decía que a veces el remedio es peor que la enfermedad.

Seamos prácticos. La mayoría de los controles, como la mayoría de las regulaciones, deben ser eliminados porque en países como la Argentina los seres humanos concretos saben defender sus intereses mucho mejor que los funcionarios. Pero también es claro que cambiar de pizzería es mucho más fácil que cambiar de prepaga, que la distribución de energía en las ciudades es un monopolio natural, etc.

Redacción

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“Las ideas por sobre el partido” | La reflexión de un dirigente del PRO en medio de la feroz interna

*Por Walter Klix – Director Nacional de Precursores Químicos del Ministerio de Seguridad y referente político en Escobar, Prov. de Buenos Aires

Cada mañana cuando salgo de mi casa me cruzo con una pequeña bandera con el lema “Fuerza Mauricio”. Recuerdo que la tenía colgada sobre mis hombros en la última marcha del “Si se puede” en la ciudad de Buenos Aires posterior a la contundente victoria en las PASO de Alberto Fernández. Volvían ellos y con ellos lo inevitable.

Acababa de ser padre primerizo y me preguntaba a qué país estaba trayendo a Delfina.

En esa marcha, estaba defendiendo un proyecto de país, mis valores, mis ideas. No sé si son las acertadas, pero son en las que creo y las que considero mejor para mi país y, por ende, para que todos vivamos mejor.

Hace varios meses, a raíz del distanciamiento político entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri, me vienen preguntando de qué lado estoy. Hago política desde los 19 años, desde el 2003. Siempre lo hice al lado de Macri, pero no por una cuestión de fanatismo, porque fanatizarse con un político es carecer de ideas propias. Confíe siempre (y lo sigo haciendo) en el proyecto de país que planteaba y plantea Mauricio, y si eso significaba ser del PRO, bueno soy un “chico PRO” (como nos decían promediando el primer mandato en la ciudad de Escobar, Entre Ríos).

El PRO, las ideas de Macri, siempre se caracterizó por reglas básicas como el respeto a las instituciones, los valores morales, el respeto a las ideas y las opiniones del otro, la democracia. Y, por supuesto, luchar contra quienes se oponen a todo eso, llámese en este caso “Kirchnerismo”

La democracia siempre tiene razón, y en las últimas elecciones decidió que el PRO no fuera parte del balotaje. Y allí estuvimos, sin mezquindades de por medio ni solicitud de cargos apoyando a quien iba a enfrentar al Kirchnerismo, en este caso Javier Milei. Y lo ayudamos a que pudiera ganar, y por suerte ganó y evitó la continuidad del modelo K.

Y ahora toca ayudarlo a gobernar, en caso que el presidente desee ser ayudado, y entiendo que así debe ser, NOSOTROS MÁS QUE NADIE SABEMOS A DÓNDE CONDUCE LA ARROGANCIA Y LA SOBERBIA. Los del club del helicóptero están siempre preparados para abrirle la puerta de salida al presidente de turno. El desafío entonces es doble, requiere de una enorme grandeza de quien conduce el barco, llámese Milei, como de quien quiere colaborar a llegar a buen puerto.

¿Es coherente entonces que el presidente elija a la mejor ministra del gobierno de Mauricio para ir a su gabinete al mismo lugar en el que ya supo lucirse? Por supuesto que sí, y eso no debiera generar malestar alguno y en nadie, menos en quienes decimos defender una idea de país.

Por otra parte, entiendo también que existan a contrapuntos con algunas acciones o formas del gobierno de Milei, y que desde la buena leche tratemos de colaborar con una crítica constructiva, porque en definitiva no somos lo mismo, somos parecidos pero no lo mismo, por eso fuimos en listas separadas en las elecciones. Pero esa crítica, además de ser con altura, debe estar basada y fundada en la coherencia. ¿Es coherente pedir que se restituya el porcentaje de coparticipación qué le corresponde a la ciudad de Buenos Aires y que tiene además fallo positivo de la corte suprema? Por supuesto que sí. ¿Es coherente hacer esa crítica desde una fundación cuya cúpula directiva en el balotaje apoyó abiertamente a Massa? Definitivamente no.

Soy y seré del PRO mientras sus ideas no se tergiversen. Porque en definitiva ser de un partido político no es ser hincha de un club de fútbol donde por supuesto uno se deja llevar por la pasión. Ser parte de un espacio político nos obliga a actuar con la razón.

Celebro y acompaño que nuestro líder quiera presidir el partido y por ende las ideas, pero siempre respetando lo que hemos pregonado, el valor de la palabra. Por eso no me gustó en absoluto que no se respete lo acordado y que desplacen a Patricia de la presidencia de la asamblea, por más mal rodeada y asesorada qué esté. Patricia fue la cara visible de nuestro espacio los últimos 4 años y encabezó la lucha contra el avasallamiento K en cada rincón del país, no merece semejante destrato.

El kirchnerismo perdió las elecciones, pero aún está. Está en el Senado, está en diputados, está en la provincia más grande del país, está en la Justicia. Está agazapado esperando que volvamos a equivocarnos.

Nosotros tenemos algo que el presidente Milei aún no tiene, y es la experiencia de verlos volver a causa de errores propios. La Argentina nos pone de nuevo el desafío de estar a la altura de la historia, porque estamos en ese punto de inflexión en el que salimos definitivamente de la debacle o nos sumergimos en ella para siempre.

Estar a la altura requiere grandeza, por supuesto en primer lugar de quien gobierna, pero también de quienes queremos que a Milei le vaya bien para que en definitiva nuestras ideas triunfen. Porque eso es en definitiva lo que debería importar, qué ganen nuestras ideas más allá de si las enarbola el PRO o no.

Apelo a la grandeza de los 3 grandes líderes qué tuvo la política no Kirchnerista del siglo 21 como lo son Mauricio, Patricia y Milei, para que las ideas le ganen a la soberbia y podamos definitivamente encontrar el rumbo que saque a la Argentina de la pobreza, la desidia y el abandono al cual nos ha llevado el Kirchnerismo.

Redacción

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